Tal día como ayer, pero en 2013 me fumaba los últimos cigarrillos que prendí en esta vida. Luego de 38 años echando humo del amanecer a la noche. Incluso cuando despertaba en medio de la noche y me levantaba para tomar agua u otra cosa, encendía un cigarrillo y en la oscuridad de la sala, inhalaba y exhalaba humo desde la punta hasta el filtro.
Años más tarde, mi hijo comentaría, cuan extraño le parecía levantarse de noche y no ver la lumbre encendida en medio de la oscuridad.
Años levantándome de madrugada, me dejaron un hábito que si no he podido dejar. Aun cuando trabajaba por mi cuenta y en casa, seguía levantándome horas antes del amanecer, aunque solo fuera para sentarme y meditar.
En el mismo lugar, solo para mirar los pensamientos, esperar el amanecer y hacer algo más sin perturbar el descanso de la familia.
Por más que busque entre las fotos que tengo aquí, no encontré ninguna en que apareciera fumando. Hay una de la misma época que la anterior, pero no está aquí, en ella aparezco a todo color junto a mis compañeros de curso, en la puerta de la empresa.
Comenzaba a fumar, y lo hacía a escondidas de mis padres. Pero cuando la empresa nos dio copias de las fotos, que luego publicaría en la revista Bohemia, no me di cuenta de que tenía el cigarrillo en la mano, e inocentemente, se las enseñe a mi madre, quien se dio cuenta de inmediato, y me dijo: Sé que fumas hace tiempo, quien lava
tus camisas. Aunque escondas los cigarrillos, las briznas de tabaco quedan en los bolsillos, además hueles igual que tu padre. Poco tiempo después mi padre me ofreció un cigarrillo y me dijo que no me escondiera más, ya ganaba como para mantenerme mis vicios (así dijo).
Paso mucho tiempo antes que me sintiera bien fumando en su presencia, a pesar llevar años compartiendo momentos en que nos tomábamos unas cervezas sin importar mi menor edad.
Cuatro décadas después, luego de fallidos intentos por controlar el hábito de fumar, un buen día de 2013 me cruce en Facebook, donde tenía cuenta desde 2009, con la página Tabaquismo y oxígeno dependientes, creación del Sr. Gustavo Flores, argentino residente en General Roca, desde donde mantenía una comunidad en línea, suministrando información y apoyo a quienes quisieran dejar de fumar.
Leí con voracidad todo lo publicado y aunque esa misma semana formaban un grupo de apoyo para iniciar la abstinencia, no me sentía listo y seguí leyendo y escuchando.
Unos días después, me sentí preparado y el domingo 29 de septiembre de 2013, anuncié a mi esposa e hijos mi decisión de dejar de fumar. La recibieron en silencio y con total escepticismo, pero no dijeron nada.
Ese día me fumé al menos 30 cigarrillos, pero fueron los últimos a pesar de que los siguientes días sentía que me subía por las paredes. Durante los siguientes tres meses sentí los deseos de fumar con intensidad y frecuencia menor, y me acostumbré a no rendirme.
Finalmente, el 31 de diciembre de ese año, sentí el deseo de fumar por última vez. Sin duda un deseo estimulado por los brindis con diferentes bebidas alcohólicas en la despedida del año, sin duda el que fuera una fecha festiva, es lo que ha mantenido vivo el recuerdo con precisión.
Un mal hábito que me acompaño durante demasiado tiempo y me dejo algunas secuelas irreparables, pero sigo vivo y creciendo. Realmente siento que todo ese humo nublaba mi mente y aunque disfrute hoy de más claridad, me temo que muchas neuronas se quemaron en el proceso.
Ahora en cada aniversario cuento algo del proceso con la intención de motivar a quien me lea y sienta que quiere abandonar un mal hábito. También recordar y dar crédito a la labor de Gustavo Flores, mi amigo desconocido, quien desde 6.000 kilómetros de distancia me ayudo, al igual que a cientos o miles de fumadores.
Él falleció hace algún tiempo, y luego de un año nadie tuvo la constancia para continuar su labor. Por fortuna hoy hay muchos otros programas e información amplia sobre el tema, pero su labor desinteresada y gratuita me resulto valiosísima y me dejo algunos amigos en la distancia, que junto a familiares son la razón para no abandonar las redes sociales convencionales.
Incluso he decidido limitar mi tiempo frente a la pantalla, pues con frecuencia, aunque solo lea a algunos amigos aquí en Hive, y comente solo a unos pocos, con frecuencia transcurren varias horas y ni siquiera he publicado.
Así que como no me defino como creador de contenido y además de leer y escribir, disfruto de otras actividades, y hasta las compras que puedo hacer a distancia, prefiero hacerlas en persona, aunque implique desplazarme algunos kilómetros.
Hoy no compartiré más imágenes, mi laptop o esta aplicación está muy lenta, cosas de la edad que también afectan a la tecnología. Solo falta incluir la traducción al inglés que gestionaré con el traductor de Google y seleccionar la comunidad y etiquetas más pertinentes.
Gracias por la lectura, aunque agradezco la recompensa, cualquier comentario es bienvenido y trataré de responder a la brevedad posible en cualquier idioma.
# Today I turn 12
Just like yesterday, but in 2013, I was smoking the last cigarettes I lit in this life. After 38 years of smoking from dawn to dusk. Even when I woke up in the middle of the night and got up to get a drink of water or something else, I would light a cigarette and, in the darkness of the living room, inhale and exhale smoke from the tip to the filter.
Years later, my son would comment on how strange it seemed to him to wake up at night and not see the fire lit in the middle of the darkness.
Years of getting up at dawn instilled in me a habit that I haven't been able to break. Even when I was self-employed and working at home, I continued to get up hours before dawn, even if it was just to sit and meditate.
In the same place, just to contemplate my thoughts, wait for dawn, and do something else without disturbing the family's rest.
No matter how hard I searched through the photos I have here, I couldn't find a single one of me smoking. There's one from the same era as the previous one, but it's not here. In it, I appear in full color with my classmates, at the door of the company.
I was starting to smoke, and I did it secretly from my parents. But when the company gave us copies of the photos, which would later be published in Bohemia magazine, I didn't realize I had the cigarette in my hand, and innocently, I showed them to my mother, who noticed immediately and said, "I know you've been smoking for a long time, who washes
your shirts? Even if you hide your cigarettes, the tobacco stubs remain in your pockets, and you smell just like your father." A short time later, my father offered me a cigarette and told me not to hide it anymore; he was already earning enough to support my vices (so he said).
It took a long time before I felt comfortable smoking in his presence, despite years of sharing moments of beers, despite my younger age.
Four decades later, after unsuccessful attempts to control my smoking habit, one fine day in 2013, I came across the page "Tobacco and Oxygen Dependence" on Facebook, where I had had an account since 2009. The creation of Mr. Gustavo Flores, an Argentine resident of General Roca, where he maintained an online community, providing information and support to those who wanted to quit smoking.
I voraciously read everything posted, and although they had formed a support group that same week to begin smoking cessation, I didn't feel ready and continued reading and listening.
A few days later, I felt ready, and on Sunday, September 29, 2013, I announced my decision to quit smoking to my wife and children. They received it with silence and complete skepticism, but they didn't say anything.
That day I smoked at least 30 cigarettes, but they were my last, even though I felt like I was climbing the walls in the days that followed. For the next three months, I felt the urge to smoke less intensely and less frequently, and I got used to not giving in.
Finally, on December 31st of that year, I felt the urge to smoke for the last time. Undoubtedly, a craving stimulated by the toasts with various alcoholic beverages at the end of the year, undoubtedly the fact that it was a festive date, is what has kept the memory alive with precision.
A bad habit that stayed with me for too long and left some irreparable scars, but I'm still alive and growing. I truly feel like all that smoke clouded my mind, and although I enjoy more clarity today, I fear that many neurons were burned in the process.
Now, on each anniversary, I share something about the process with the intention of motivating anyone who reads this and feels like quitting a bad habit. I also want to remember and give credit to the work of Gustavo Flores, my unknown friend, who, from 6,000 kilometers away, helped me, as he has helped hundreds or thousands of smokers.
He passed away some time ago, and after a year, no one had the perseverance to continue his work. Fortunately, there are many other programs and extensive information on the topic today, but his selfless and free work has been invaluable to me and has left me with some long-distance friends, who, along with family members, are the reason I haven't abandoned conventional social media.
I've even decided to limit my screen time, because often, even if I only read a few friends here on Hive and comment with only a few, several hours often go by without even posting.
So, since I don't define myself as a content creator and, in addition to reading and writing, I enjoy other activities, and even the shopping I can do remotely, I prefer to do it in person, even if it means traveling a few miles.
I won't share any more images today; my laptop or this app is very slow, things that come with age that also affect technology. All that's left is to include the English translation, which I'll manage with Google Translate, and select the most relevant community and tags.
Thanks for reading, although I appreciate the reward, any comments are welcome and I will try to
respond as quickly as possible in any language