Siempre me pregunte que se habría sentido ser un músico dentro de una legión romana. Uno de estos sueños juveniles de nuestra época pero que mostraban una inquietud por el conocimiento y la historia. Una curiosidad que siempre me ha acompañado.
Pues resulta que ser un músico en una legión era ocupar un lugar favorecido dentro de la jerarquía social y militar del imperio. Un privilegio que no todos podían tener y que les garantizaba un trato y posibilidades mejores que algunos de sus compañeros legionarios que provenían tanto de la península itálica como del resto del mundo conocido.
¿Sabías que los romanos llegaron a china y comerciaban con los imperios asiáticos? Hay una interesante historia de cómo unos posibles legionarios romanos lucharon y se establecieron a la fuerza en la china imperial. Una historia llena de tragedia y muerte, pero sin dudas fascinante.
Pero continuemos con la historia musical de las legiones romanas.
Gracias a sus dotes musicales melódicas o rítmicas su rango les permitía tener un papel más especializado dentro del ejército y se les daba un estatus superior en comparación con otros soldados. Podían estar inmunes del deber de combatir. Su salario podía ser el doble o el triple dependiendo de su antigüedad, algo similar a lo que podría alcanzar un centurión o un pretor, al igual que los diferentes cargos que podría llegar a poseer un legionario de acuerdo a su valor y a otros méritos. Tuvieron el honor de desfilar al frente de la columna, frente o al nivel de los símbolos cuando la legión se desplazaba o se mostraba ante el emperador donde podrían demostrar sus dotes musicales para los más poderosos de la época.
La música como forma vital en las batallas: Dentro del ejército romano los tubicines (tocadores de tuba) y los cornicen (tocadores de Cornu) jugaron un papel fundamental dentro del campamento y en el orden de la batalla para llevar a cabo maniobras precisas gracias al alcance que el sonido podía tener para llevar mensajes más rápido a través de la formación militar, sobre todo en el fragor de la batalla.
Las tubas eran instrumentos por excelencia dentro del ejército, de forma alargada y recta. Median alrededor de un metro y medio y estaban hechos de bronce, comenzados a usar aproximadamente desde el 500 A.C, es familiar del Sangri griego y quizás la adaptaron de los instrumentos etruscos.
https://www.youtube.com/watch?v=0-Qqv8Ux850
Por su parte el Cornu es un instrumento parecido al moderno corno francés, pero más grande y que cubría alrededor del cuerpo del soldado.
https://www.youtube.com/watch?v=1IlZgj2FAHA
Igual que el tubucin era hecho de metal y los cornicen lo empleaban para dar órdenes en los campamentos y campos de batalla por el gran alcance sonoro de los mismos.
Había una larga lista de toques musicales que los soldados debían de ser capaces de reconocer y obedecer. La transmisión de órdenes por medio de señales musicales complejas solo podría ser efectiva si se basaba en un código real, permitiendo a todos entender el significado de las órdenes dadas.
En el campamento era fundamental el uso de los llamados musicales, tanto como es en la actualidad un radio que transmita ordenes efectivas de inmediato. Luego del toque de levantarse mientras los centinelas vigilaban, se hacia el llamado a los legionarios de formarse en columnas en las que se distribuirían las tareas diarias. Posiblemente habría llamados de otro tipo como pasar lista de los enfermos y de los que retornaban a sus deberes normales dentro del campamento o fuera del mismo.
Además de estos grande instrumentos también existían los silbatos, instrumentos simples que usaban los lideres para dar órdenes simples cuando no tenían a su lado a un músico especializado.
Es fácil imaginar a un grupo de legionarios en descanso alrededor de las fogatas al finalizar su turno, recordando las tonadas de su tierra de origen, quizás empleando pequeños instrumentos autóctonos y populares de la época mientras otros cantaban y bailaban al compás del ritmo de un aulos, una pandereta o una pequeña lira que tenían escondida de los pretores y los rígidos centuriones.
Al comienzo de la batalla, todos los instrumentos del ejército se hacían sonar a la vez seguidos por el grito de guerra de los soldados con una función eminentemente moral. El sonido debía de ser ensordecedor. Esto como forma de intimidación tal cual lo hacían los diferentes pueblos galicos y celtas con sus instrumentos, como el famoso Karnyx que usaban los celtas en las batallas para infundir miedo y también dar órdenes a los ejércitos.
https://www.youtube.com/watch?v=Xj5llma-qgw
Sin embargo dentro del ejército la carrera de un músico no era deslumbrante, si eras músico en la legión te jubilarías siendo músico. No tendrías grandes honores, pero podría llegar a salvarle la vida a un joven soldado gracias a su talento.
En una jerarquía interna del ejército, la posición de un músico junto a un legatus era la más prestigiosa a diferencia que la posición de un músico normal de la cohorte. Los músicos de la primera cohorte eran más prestigiosos que los encontrados en la segunda, pero Los únicos cambios realistas eran la mejora en la paga.
La música en el ejército romano, tenía su lugar, tanto en el frente como en la vida cotidiana. El día empezaba con tonadas, la batalla igualmente comenzaba por orden de los tubicen, y las maniobras se pudieron realizar gracias a los toques del cornicen, pero sin dudas lo que más apreciaban los soldados era la llamada al descanso, el llamado a poder calmar el fragor del día y poder soñar en una simple cama hecha de paja o musgos con el hogar y la música de su tierra, de su pueblo y de su hogar.
Espero que si llegaste hasta aquí sea porque te intereso este post histórico y me dejes una pequeña reseña de que te pareció y si te gustaría seguir leyendo sobre la música en la antigüedad.