"Todo fluye, nada permanece" -Heráclito
Contemplar personas a través de los cristales de restaurantes, cafeterías, automóviles... puede resultar muy nostálgico, muy poético y, sin lugar a dudas, una invasión a su intimidad.
Encontramos personas sumidas en su propia historia, enfrascado en cualesquiera que sean los pensamientos que se cruzan por su mente, sin si quiera saber que son retratados por el ojo humano.
¿Cómo traduciría yo una visión como esta al lenguaje cinematográfico?
Un sujeto amordazado por sus propias expresiones, que no sabe a dónde se dirige ni por qué está allí. ¿Ha esperado mucho tiempo? ¿Qué le impulsa a mantenerse allí en lugar de pedir la cuenta y marcharse?
Puede tratarse de alguien sumergido en algo que no puede dejar escapar, o que simplemente, no se encuentra al alcance de sus manos.
Está a punto de convertirse en un nuevo ser, porque, la realidad es que todos estamos propensos al cambio, tal y como el filósofo Heráclito decía con su analogía al [río](http://www.elboomeran.com/blog-post/661/17167/eduardo-gil-bera/el-rio-de-heraclito/).
"Nadie se baña en el río dos veces porque todo cambia en el río y en el que se baña."
Más allá de las miradas perdidas, de los pensamientos profundos, quizás es alguien que simplemente terminó sentado en un sitio por no tener más a dónde ir. Quizás no piensa en nada, y puede que nunca haya llegado a hacerlo en toda su vida hasta este momento.
Es entonces cuando decide partir. Pide la cuenta, paga y rápidamente sale del establecimiento, ¿a dónde se dirige esta vez? ¿es que acaso ahora pretende dejarle las riendas de su vida al destino?
Existe un amplio espectro de posibilidades, que nacen a partir de una mirada a través del cristal. Hay historias que piden a gritos ser contadas, solo que algunas, aún reposan en la mente de su creador.
Todas las fotografías son de mi autoría, con mi cámara Canon EOS Rebel t6
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