No soy economista, por lo tanto, puedo decir, sin temor a exagerar, que soy un derrochador compulsivo. Pero con toques de locura que me hacen ahorrar e invertir, buscando resultados positivos a mediano plazo. No es fácil, es duro, sobre todo por lo gastador que soy; sin embargo, mi mente no es salvaje. De allí que soy humano, y eso me hace controlarme. A veces quisiera mandar todo a la mierda y no preocuparme por nada, pero la educación impartida por mis padres quedó tatuada en mi cerebro y no me permite hacer lo que me da la gana. Además, tengo hijos, y eso también reprime mis vagabunderías. ¿Se es feliz así? Puedo responder de forma afirmativa. Tal vez vivir una vida descontrolada traiga al final decepciones, enfermedades, soledad. Aunque la soledad no me importa mucho: ella y yo somos grandes amigos. Hemos compartido por periodos largos y cortos, tenemos nuestros encuentros y los disfruto. Son momentos de sabiduría, reflexión y de reírme de lo que he hecho. A veces también me trae tristezas, pero es por culpa de los recuerdos malucos que se atraviesan sin avisar. Esto de escribir en cinco minutos me provoca estrés. Tal vez por el control, cosa que siempre me ha molestado, y también porque no se puede dejar de escribir antes de que finalice el tiempo. Tampoco me puedo extender como casi siempre hago en mis textos. Esto último me estresa más, porque después tengo que mutilar lo escrito, y queda horrible, terminando en la papelera del sistema operativo. Las veces que he escrito para esta iniciativa lo he hecho con todos los sentidos puestos, pero esta vez he dejado que la mente se transforme en un avión de papel. Que vuele hasta que la gravedad lo derribe y caiga estrepitosamente, pero sin daños. No puse el cronómetro, por lo tanto, ando volando perdido: sin radar, sin visibilidad, sin destino. Hasta aquí.

I am not an economist; therefore, I can say, without fear of exaggeration, that I am a compulsive spender. But with touches of madness that make me save and invest, looking for positive results in the medium term. It's not easy, it's hard, especially because of how spendthrift I am; however, my mind is not wild. That's why I'm human, and that makes me control myself. Sometimes I would like to send everything to shit and not worry about anything, but the education given by my parents was tattooed on my brain and does not allow me to do what I want. Besides, I have children, and that also suppresses my vagabonding. Am I happy like that? I can answer in the affirmative. Perhaps living an uncontrolled life will ultimately lead to disappointments, illnesses, and loneliness. Although loneliness doesn't matter much to me, she and I are great friends. We have shared our time for long and short periods; we have our meetings, and I enjoy them. These are moments of wisdom, reflection, and laughing at what I have done. Sometimes it also brings me sadness, but it's because of the bad memories that come through without warning. Writing in five minutes causes me stress. Maybe because of the control, which has always bothered me, and also because you can't stop writing before the time is up. Nor can I extend myself as I almost always do in my texts. The latter stresses me out more, because then I have to mutilate what I've written, and it looks horrible, ending up in the trash of the operating system. The times I have written for this initiative, I have done it with all my senses on, but this time I have let my mind transform into a paper airplane. Let it fly until gravity knocks it down, and it falls down with a bang, but without damage. I didn't set the stopwatch, therefore I'm flying lost: no radar, no visibility, no destination. This far.