Venezuela va de una crisis a otra sin descanso y sus habitantes deben luchar contra tantas dificultades que poca es la fuerza que les queda al final de cada día. Las tendencias políticas imperantes no ofrecen soluciones a ninguna de las diferentes situaciones que se dan y parecen desear perpetuar los problemas, como forma de gobierno, que resolverlo.
Por debajo de ellos, rondan las diferentes formas de pensamiento, sin poder político trascendental, que compiten por una mayor notoriedad. Pequeños grupos liberales, así como los anarquistas, mantienen el libreto de que el problema es el poder y la presencia del Estado. No discuto que gran parte del problema es el Estado, pero no por su existencia sino por la forma en que lo dirigen. Para explicarme mejor, usaré un hecho que hoy en día sigue afectando a la nación: los damnificados.
Una tragedia como antecedente
Recién iniciado el gobierno de Hugo Chávez en el año 1999, se dio una de las tragedias más duras que ha pasado por el país venezolano. Aquella tragedia estuvo rodeada de una gran demostración de falta de previsión, en un país que aún no había sufrido todo el periodo chavista.
Hay que entender que uno de los más grandes problemas, en parte, generado por una descontrolada política de inmigración, es el de las zonas marginales. Este problema fue aumentando sin ser atacado o frenado por los gobiernos de turno, durante el bipartidismo de AD y COPEI. Al llegar el año 1999, un gran número de viviendas se encontraban construidas en zonas de riesgo, tanto en Caracas, como en Vargas. No solo se trataba de las viviendas de bajo recurso, también de media y clase alta, hoteles, un todo que no había respetado un plan de urbanismo y adoptado las medidas para estar preparado contra emergencias naturales. Muchas de estas edificaciones estaban cnstruidas alrededor o sobre los ríos.
Venezuela, en su larga extención, ha sido bendecida por un clima templado y por tener muy pocos embates naturales. Aún con esto, hay que tomar en cuenta que el país es inusual también, por solo tener dos estaciones al año: Sequía o veranos y el de lluvia o inverno. Esto afectó a los habitantes primigenios, ya que vivían cambios radicales que los hacía correr hacia los ríos durante la sequía y huir de ellos durante el invierno.
La tragedia de Vargas fue una tragedia avisada. El Ministerio del Ambiente, entonces, avisó de los riesgos de aquellas lluvias de larga intensidad. La Fuerza Aérea también lo hizo. Sin embargo, la burocracia existente y los intereses políticos, transformó aquella situación en un circo mediático que culminó con una cifra desconocida de muertos.
El río grande avisa
A casi dos décadas de aquella tragedia, ha seguido repitiéndose las situaciones de damnificados. Actualmente, por las lluvias, se ha presentado alrededor del Orinoco un creciente número de damnificados por la crecida del río. Como indiqué antes, desde antes que llegaran los españoles los nativos evitaban los ríos en tiempos de invierno.
Es curioso que los habitantes aledaños al Orinoco siempre han sabido esta realidad. Durante sequía, bajan al ríos a pescar y vender la mercancía; mientras que en invierno, se van para evitar las fuertes aguas. El Río Grande siempre avisa cuando hay riesgo.
¿Qué papel juega el Estado?
En realidad habría que evaluar que papel ha jugado. El Estado debe velar por la seguridad de sus ciudadanos. Durante la época previa al chavismo, es descontrol urbanístico en el Distrito Federal (actualmente Distrito Capital) fue tal, que aparentemente valía más el populismo por un lado, y los negocios mobiliarios donde se daban permisos de construcción en zonas donde no se debía construir o sin las condiciones adecuadas. El Estado no estaba cumpliendo con su función.
Durante el periodo chavista, no se hizo otra cosa que aumentar la ineficiencia del Estado. Como dije antes, el Ministerio del ambiente avisó, la Fuerza Aérea avisó, pero no se tomaron las medidas. Hoy en día, el problema va mucho más allá. Es tan grande la ausencia del Estado que el número de construcciones en zonas de riesgo aumentó a tal punto que, a pesar de que los habitantes de los estados aledaños al Orinoco, saben que deben alejarse del río, aún así se ha dado la presencia de damnificados. Esto significa una cosa: hay gente viviendo cerca del río. ¿Quién se los impide? ¿Quién impide que dos personas se maten en la bombilla? ¿Quién se encarga de resolver el problema eléctrico? ¿Dónde está el personal del Metro de Caracas y quién lo dirige?
En Venezuela, el partido de turno confudió el Estado con su partido y solo obra por sus intereses como sociedad política. En Venezuela dejamos de huir del río y ahora nos ahogamos cada vez que llega el invierno y nos deshidratamos en el verano.