El Hombre De La Mascarilla
Tuve este sueño en el que estoy sentado junto a esta presencia, su mirada vacía no paraba de estrellarse contra mi nuca.
El comienza a hablar con una voz áspera, dice cosas que me molestan a propósito y se ríe brevemente al final de cada oración.
¿Quien este tipo? ¿Porque me molesta a mi? Me pregunté sentado al final de la barra.
El misterioso hombre saca un cigarrillo y comienza a contestar las preguntas que me había hecho en la mente.
–Soy el lado podrido de la manzana, tu segunda consciencia, el diablillo que se sienta en tu hombro y te habla al oído. Te molesto porque estoy enfermo, porque te has olvidado de alimentarme de odio. –Dijo el ente
Sabia que era un sueño pero me arme de valor y le dije:
–Por mi puedes morir desahuciado. Te presencia no me molesta, haz lo que quieras.
–¿Eso es lo que piensas? ¿Qué solo quiero molestarte? Si lo supieras desearías que tus palabras fueran ciertas. – Contesta el ente, acto seguido comienza a quitarse la mascarilla.
Al verlo sentí un nudo en la garganta, ya lo había visto en anteriores sueños, anteriormente había notado que parecía enfermo, pero nunca lo había visto sin la mascara.
Le pregunté como se había hecho tal lesión, mientras arrugaba la cara por el olor que expulsaba aquella escena.
Me contó que era un día lluvioso cuando el y otros chicos jugaban en un árbol, uno de los chicos lo reto a subir todo lo que pudiera y alcanzar la fruta mas jugosa. Se sintió presionado ya que los otros chicos casi nunca lo invitaban a jugar, sentía una necesidad por quedar bien delante de sus compañeros. Finalmente aceptó.
Escalo, hasta lo mas alto, los niños le gritaban para animarlo, tomo la preciada frutas con sus manos y la alzo en señal de victoria. Hasta que uno de los chicos muerto de envidia al ver que alguien mas se estaba llevando la atención impulsado en medio de los aplausos y celebración tomo una piedra, acto seguido escondido de los demás la lanzó. El chico cayó de unos 7 metros de altura hasta impactar contra el filo de la acera rompiéndose en pedazos la mandíbula y los diente.
–Nadie vio nada, nadie hizo nada, todos corrieron, nadie quería tomar esa responsabilidad. La gente solo vio un niño torpe caer de un árbol, no un niño abusado y finalmente asesinado. – Dijo el ente
Me pidió que le contara tres ocasiones en las que fui abusado y una en la que abuse. Al finalizar me dijo estar satisfecho y entendí que se alimentaba del dolor de los recuerdos y del arrepentimiento. Apago su cigarrillo, se coloco la mascara y me dijo que quizá me visitaría de nuevo algún día
Proceso de ilustraciones:
Gracias por ver hasta el final.
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