Llevar cargas como madres y pedir ayuda de forma silenciosa, sin que nadie comprenda a fondo la dificultad de lo que estas atravesando, es complicado. El sentir que nadie te escuche en un momento de angustia, es desesperante. En algunos casos la situación económica nos arropa y en otros momentos las situaciones emocionales nos acorralan.

Desde la ventana de #motherhood vemos constantemente como la vida de madres y padres se presenta a manera de, un viaje lleno de sorpresas, desafíos y lecciones. A veces aquellas madres que nos aislamos estamos en un trayecto de sobrevivencia, soledad, angustia y estrés; especialmente al tener que equilibrar dos trabajos y los cuidados de los hijos.

Hoy quisiera saber: ¿Cómo enfrentas estos desafíos desde tus fortalezas? Yo siento que me he vuelto un poco débil o nerviosa, por expresarlo de alguna forma.

Días atrás, mis compañeros de trabajo más cercanos tuvieron que ver la maestra que se quebró en llanto y dijo, tengo rato pidiendo ayuda, dejado mis nervios al límite.

Quiero aceptar que el mundo volverá a su equilibrio

Sin ánimos de ofender ni señalar, porque no es mi caso; creo que por un tiempo hemos estado aferrados tanto en ese slogan de ¨Todos somos iguales¨, que cada quien olvido su rol, hoy pienso en mi hija. Y no quiero que ella sienta esta sensación de, debo ser mamá y papá. Cuando todos sabemos que esos roles son diferentes y figuras necesarias para nuestros hijos.

Como siempre #Hive es mi espacio para recordar que a través de la escritura puedo conectar y escucharme internamente. A veces, me siento abrumada, especialmente al recordar que tengo que ser el pilar de apoyo en la vida de unas personitas que me miran fijamente como vigilando mis movimientos, me refiero a mis hijos.

La presión de trabajar para mantener a la familia, junto con las necesidades emocionales y educativas de mis hijos, puede ser agotadora. Entonces sucedió algo inesperado, me encontré lidiando con taquicardia nocturna y manos temblorosas, desconocía que me estaba pasando. Sin embargo, en esos momentos de angustia, me aferro a la fe y a la creencia de que Dios me dará la calma que tanto anhelo.

Alguien que desconozco me dio una recomendación

Un día iba camino a la Fundación del niño, en mi ciudad de residencia actual, finalmente tenía la segunda consulta psicológica, porque en la primera me fue falta, el diagnóstico fue, ve al psiquiatra y medícate. Hoy necesitaba aprender a lidiar con la que ya tengo rato viviendo y sintiendo. Tome un moto taxi, porque iba tarde a la cita; y esa misma persona me pidió unos minutos para orar por mí. Al final me dijo, cuando te sientas mal, escucha una alabanza y solo deja todo en manos de Dios. No se que problema tienes, solo ten calma. Agradecí y lloré por un momento. No fui capaz de decir más.

Mi muñeco hermoso, pequeño Mathias

Jamás las había escuchado. Cuando llegué a casa las busqué, y al escuchar una alabanza sentí en medio del caos mucha paz. La fe se convierte en un refugio donde puedo llorar, pedir calma y encontrar consuelo. No siempre es fácil, y hay días en que la angustia parece ganar la batalla, pero sé que cada lágrima es parte de mi proceso de sanación.

En mis momentos de reflexión, me pregunto: ¿Cómo llegué hasta aquí? ¿Qué me ha llevado a enfrentar estos retos? Al mirar hacia atrás, veo a mis hijos crecer y desarrollarse.

Mi niño mayor, ya casi licenciado en comunicación social

Mi hijo mayor ha culminado sus pasantías en comunicación social y está a punto de graduarse. Mi hijo de 16 años ya ha terminado su quinto año y está listo para iniciar su formación en INCES, gracias a su promedio académico y destacado desempeño en el liceo. Estos logros son un recordatorio de que, a pesar de las dificultades, estoy haciendo algo bien.

Mi hijo mas trabajador, ya graduado de 5to año

Toda la familia fuera del país

Mis hermanos todos fuera del país, pensando siempre, Susana puede sola. Pero la realidad es que a menudo me siento aislada. Sin embargo, buscar ayuda profesional ha sido esencial.

Retomando aquel día, disculpa que me pierda en pensamientos dispersos; resulta que, en medio de la consulta psicológica, yo solo hablaba del estreñimiento de Matthias, que esta tardando tres días en ir al baño, siento que ese hecho mueve las dinámicas en casa. nos preguntamos en casa: ¿Ya fue, ayer no fue, ojala hoy si? es un proceso complicado de explicar.

Entonces, allí estaba yo habla y habla de eso, en un alto, después de escucharme un buen rato y hacer preguntas, la psicóloga exclama: ¡lleva a tu hijo con un especialista! y deja de hacerte preguntas acerca de su salud. Sentí como un regaño fuerte, luego en un tono mas bajo dijo, Comencemos por allí.

Entonces, su recomendación, fue llevar a Mathias a un gastro pediátrico. Mi cabeza empezó a pensar en lo costoso de estas consultas, pero definitivamente encontré claridad, desde noviembre del año pasado estamos en esta situación, y aunque algunas veces hemos ido de emergencia al médico, no encontramos solución. Pero esta vez dije, es cierto, sea como sea lo mejor será llevar a mathais con un especialista. Su pediatra no había hecho esta recomendación, solo ha dicho que es parte de un proceso de adaptación al primer nivel escolar. Pero ha terminado el año escolar y seguimos en las mismas.

A medida que mis hijos crecen, también lo hago yo. Reflexiono sobre mis años anteriores y me doy cuenta de que cada experiencia, cada desafío, me ha moldeado en la madre y la persona que soy hoy. La angustia y el estrés son parte del viaje, pero también lo son la resiliencia y la esperanza.

Me repito, voy a lograrlo, aunque a veces lo digo con mis manos temblando. Si he enfrentado la adversidad y la he superado, también podré manejar esto. Buscando la clave a diario hasta encontrar un equilibrio porque todos los días son diferentes.

De igual forma pienso que Dios siempre tiene lecciones valiosas. Ese día, ese señor me dijo, Dios no grita por encima de los demás, susurra. Has silencio, ten calma, déjale todo en sus manos. Fue un instante de calma.

Así que, aquí estoy, compartiendo mi historia, mis luchas y mis triunfos.

English version

Carrying burdens as mothers and silently asking for help, without anyone fully understanding the difficulty of what you're going through, is complicated. Feeling like no one is listening in a moment of distress is desperate. In some cases, the economic situation overwhelms us, and in other moments, emotional situations corner us.

From the window of #motherhood, we constantly see how the lives of mothers and fathers unfold as a journey full of surprises, challenges, and lessons. Sometimes those of us who isolate ourselves find ourselves on a path of survival, loneliness, anguish, and stress, especially when having to balance two jobs and caring for our children.

Today I'd like to know: How do you face these challenges from your strengths? I feel like I've become a little weak or nervous, to put it mildly.

A few days ago, my closest coworkers had to watch the teacher break down in tears and say, "I've been asking for help for a while, my nerves on edge."

I want to accept that the world will return to its balance

Without meaning to offend or point fingers, because that's not my case; I think for a while we've been so caught up in that slogan of "We are all equal" that everyone has forgotten their role. Today I'm thinking about my daughter. And I don't want her to feel like I have to be a mom and a dad. When we all know those roles are different and necessary figures for our children.

As always, #Hive is my space to remember that through writing, I can connect and listen to myself internally. Sometimes, I feel overwhelmed, especially when I remember that I have to be the pillar of support in the lives of little people who stare at me as if watching my every move—I mean, my children.

The pressure of working to support the family, along with the emotional and educational needs of my children, can be exhausting. Then something unexpected happened. I found myself dealing with nighttime tachycardia and shaky hands, unaware of what was happening to me. However, in those moments of anguish, I cling to faith and the belief that God will give me the peace I so long for.

Someone I don't know gave me a recommendation

One day, I was on my way to the Children's Foundation in my current city. I finally had my second psychological consultation because I failed the first one. The diagnosis was, "Go see a psychiatrist and get some medication." Today, I needed to learn how to deal with what I've been experiencing for some time. I took a motorcycle taxi because I was running late for the appointment; and that same person asked me for a few minutes to pray for me. At the end, he told me, "When you feel bad, listen to a song and just leave everything in God's hands." I don't know what's wrong with you, just be calm. I gave thanks and cried for a moment. I couldn't say anything else.

I'd never heard of them before. When I got home, I looked them up, and upon hearing a song, I felt such peace amidst the chaos. Faith becomes a refuge where I can cry, ask for calm, and find comfort. It's not always easy, and there are days when anguish seems to win the battle, but I know that every tear is part of my healing process.

In my moments of reflection, I ask myself: How did I get here? What has led me to face these challenges? Looking back, I see my children growing and developing.

My oldest child, almost a graduate in social communication

My oldest son has completed his internship in social communications and is about to graduate. My 16-year-old son has already completed his fifth year and is ready to begin his studies at INCES, thanks to his academic average and outstanding performance in high school. These achievements are a reminder that, despite the difficulties, I am doing something right.

My hardest-working son, already graduated from 5th grade

The whole family is out of the country

My siblings are all out of the country, always thinking, Susana can do it alone. But the reality is that I often feel isolated. However, seeking professional help has been essential.

Returning to that day, excuse me for getting lost in scattered thoughts; it turns out that, in the middle of the psychological consultation, I was only talking about Matthias's constipation, which has taken him three days to go to the bathroom. I feel that this fact is affecting the dynamics at home. We ask ourselves at home: Did it happen? It didn't happen yesterday, hopefully today? It's a complicated process to explain.

The whole family is out of the country

My siblings are all out of the country, always thinking, Susana can do it alone. But the reality is that I often feel isolated. However, seeking professional help has been essential.

Looking back to that day, excuse me for getting lost in scattered thoughts; it turns out that, in the middle of the psychological consultation, I was only talking about Matthias's constipation, which has taken him three days to go to the bathroom. I feel like this fact is affecting the dynamics at home. We ask ourselves: Did it happen? It didn't happen yesterday, hopefully today? It's a complicated process to explain.

So, there I was, talking and talking about it. After a while, after listening to me and asking questions, the psychologist exclaimed: Take your son to a specialist! and stopped asking questions about his health. I felt like she was scolding me sharply, then in a lower tone, she said, Let's start there.

So, her recommendation was to take Mathias to a pediatric gastroenterologist. My mind began to wonder how expensive these appointments would be, but I finally found clarity. We've been in this situation since November of last year, and although we've been to the doctor for emergencies a few times, we haven't found a solution. But this time, I said, it's true, no matter what, the best thing would be to take Mathias to a specialist. His pediatrician hadn't made this recommendation; he'd only said it was part of the process of adapting to primary school. But the school year has ended, and we're still in the same boat.

As my children grow, so do I. I reflect on my past years and realize that every experience, every challenge, has shaped me into the mother and person I am today. Anguish and stress are part of the journey, but so are resilience and hope.

I repeat to myself, I will make it, even though I sometimes say it with my hands shaking. If I've faced adversity and overcome it, I'll be able to handle this too. Searching for the key every day until you find a balance because every day is different.

Likewise, I think God always has valuable lessons. That day, that man told me, God doesn't shout over others, He whispers. Be quiet, be calm, leave everything in His hands. It was a moment of calm.

So, here I am, sharing my story, my struggles, and my triumphs.