Cuando conocí a Luis me cautivo muy pronto, no solo desde afuera, sino que sentía que algo había en el. Me habían contado, casi como chiste, que lloraba con las películas de Tarkosvky, pero yo sentí fue una gran empatia. Mi intuicion me hablaba. Quería acercarme a el. Así fue como le escribí por twitter, sin obtener respuestas. Luego por mensajes, y fue en vano. Sin embargo, lo intente algunas varias veces, siempre sin respuesta. Pero un año después...
Fui a una clase de una amiga, en la universidad, y ahí estaba Luis. Yo obviamente estuve todo el rato atento a sus respuestas en clases, y sus movimientos, y luego al terminar decidí hablarle, temía que la conversación fuese incomodo, pero contrario a eso, todo ocurrió muy fluido. Y fue así como le pedí hacer unas fotos (desnudo), y el acepto. Una semana después...
Estaba yo, frente a Luis, en su cuarto, viéndolo sin ropa y encontrando a través de su piel un consuelo de esta existencia, que a menudo cansa. El día transitaba de forma tan ligera y cómoda para los dos, yo no quería que acabara. (Nota: aun así acabo). El día pasaba, y para cada etapa del avance, el espacio del cuarto se tornaba de distintos colores. Teníamos un fenómeno de luz irrepetible. Y ahí estaba yo frente a todo eso, frente a todo lo que Luis era en ese momento. Y así, llegue a retratar, a través de esos colores: su soledad. Recuerdo que Luis me hablo sobre el color amarillo, y su valor en el. El color amarillo, para el, era el color que representaba mejor ese cuarto, y su estadía. Ya que este color representa la espera, es un color de transito, entre una cosa y otra. Entre un estado y otro. El vivía solo, en Caracas una ciudad constantemente austera, en un cuarto alquilado. Nada era suyo, solo el mismo. Y en ocasiones... Ya saben, uno se pierde.
Luis y yo conectamos de una forma increíble, el tuvo confianza en mi, y yo contemplaba su existir y me conmovía de una forma que no me había ocurrido antes. El me contaba de su vida como si deseara que alguien lo oyera y ya, sin mas. Y en realidad, a veces solo hay que oír, o solo queremos ser oídos y ya. Y ya. Y lo comprendi. Y ademas, también yo a el lo comprendía en imágenes.
A menudo yo también tengo nervios cuando voy a hacer fotos a alguien. Con el paso del tiempo, ambos dejamos de estar nerviosos. Y en ocasiones, dejábamos de hacer fotos y nos deteníamos a hablar no solo de su vida, sino de nuestras pasiones, gustos, deseos, me leyó algunas de las cosas que escribe. Me mostró la música que oía. Yo estaba entrando en todo su universo mental porque me lo abrió. Y ya no solo estaba limitado a sus emociones, su estado emocional. Sino todo un espectro mas amplio. Y yo, me reconocí en el muchas veces.
Yo desarrolle un gran cariño hacia el. Pero se acabo el día de las fotos y nadie conoce el futuro. Pero nos seguimos viendo. Si, se dieron nuestros encuentros, así, sin esperar nada. Nos veíamos, pudimos revisar las fotos juntos. Muchas le gustaron, otras no. Pudimos pasar mas tiempo juntos. Y oírnos, oírnos mucho. Pero a la vez, no nos entendíamos, pero nos hacíamos compañía en un momento tan raro de nuestras vidas; ese en el que se siente uno crecer. Fue así como desarrollamos una relación, un día nos besamos, aunque el siempre afirmo que le gustaban las mujeres, y yo respetaba eso. Pero ocurrió. Al final, yo siempre he creído en el amor libre, y es verdad que la sexualidad es un constante descubrirse
Y estuvimos así un tiempo compartiendo esos colores y esa soledad. Estando solos, pero juntos. Fuimos personas especiales el uno al otro, y nos llegamos a querer por eso. Pero, al final todo en realidad era muy intangible, y una idealización de todo.
Lo entendí luego. Después de varias peripecias entre el, yo y alguien mas (alguien mas a quien quiero mucho también), pero esa es historia que daría para otro post entero...
Estas fotos (esta experiencia) conjuraron algo en mi vida, sin ellas yo tal vez no seria para nada quien soy ahora. Y el, tampoco. Y una vez mas me reafirmo en el poder del arte y la fotografía para trastocar vidas... o quizás es la vida moviéndose y ya, y uno usa el arte como excusa, yo no se, no se. Lo que se es que descubrir la soledad (y las heridas) de alguien mas, es verse las de uno también. E irse sanando, con el tiempo. Con la luz, y los colores.
Ahora Luis y yo, somos amigos. Aunque no cercanos. Pero se que esta bien, que ha encontrado el amor, y que ama. Y eso es una gran noticia siempre.
Estas fotos son una parte demasiado importante de mi, para siempre.
Aquí les dejo un video corto que hice de Luis aquel dia:
Algo curioso de este post es que es en realidad iba a ser el post anterior. Pero cuando lo comencé a escribir, me fui por otros senderos... saben que uno tiene que dejarse llevar por la mente a veces, y por la intuición siempre.
Para esta sesión use mi cámara de siempre: una Canon sx40 hs, que es de lente fijo y es una especie de gran angular que puede transformarse en un 50mm.
Espero que hayan disfrutad este post, haber visto estas fotos y leer esta historia.
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