Prefiero las ratas antes que a los camaleones, por ejemplo. En ese despreciado animal rastrero se puede confiar, pero en el otro no. Ellas no cambiar de color y de postura, no se acomodan a las circunstancias, -al confort del poder-. A las ratas las prefiero antes que a otros mamíferos de dos patas que se creen superiores. Tienen al planeta entero convertido el más vil de los infiernos. La casa está hecha un desastre, las desigualdades cada día son más acentuadas y descaradas. Definitivamente Los animales no tienen la culpa. Salven el alma. El cuerpo ya no tiene reparo.
Texto: Héctor Escandell | @hescandell