Hi, friends.
I often tell my friends (jokingly) that I'm not quite right in the head, because to want to dedicate yourself to literature, you have to be half crazy. And, although it's a joke, sometimes I think there's some truth to it.
Sometimes I think it's literature that saves me from a breakdown. I think the question posed by @joanstewart for this week's contest #262 is very important.
Daily life is an endless source of stress. The chores never end: finding food, getting the money to pay for it, taking care of the children, my husband, my extended family. Balancing all of that with my studies and maintaining friendships is exhausting. It's an endless list of demands that pile up and create constant pressure.
My work is from home, luckily, but it's also stressful, even though I love what I do: writing. The part that wears me down is the constant search for clients. In good times, when work flows, everything is wonderful.
But when weeks go by and no new clients appear, and I see my money starting to run out, anxiety takes hold. That financial uncertainty weighs heavily on me.
That's why art, my own writing, is my essential escape. When I feel completely overwhelmed by these pressures, I force myself to sit down and read a book or write something purely for pleasure.
That activity takes me away from my immediate worries. This disconnection isn't escapism; it's a necessity. This pause allows me to calm down, organize my thoughts, and see the problems more clearly. When I return to my reality, I often find solutions I hadn't seen before and regain the strength to move forward. That interplay between obligation and refuge, between stress and creation, is the balance that keeps me healthy.
Leer en español
Hola, amigas.
Muchas veces le digo a mis amigos (en broma) que yo no estoy bien de la cabeza, ya que para querer dedicarse a la literatura, hay que estar medio loca. Y, aunque es una broma, a veces creo que hay algo de verdad en esto. A veces creo que es la literatura la que me salva del colapso. Creo que la pregunta realizada por @joanstewart para el concurso de esta semana #262 es muy importante.
La vida cotidiana es una fuente interminable de estrés. Las tareas nunca terminan: buscar la comida, conseguir el dinero para pagarla, atender a los hijos, a mi esposo, a mi familia extensa. Compaginar todo eso con mis estudios y el mantenimiento de las amistades es agotador. Es una lista interminable de demandas que se acumulan y generan una presión constante.
Mi trabajo es en casa, por suerte, pero también es estresante, a pesar de que amo lo que hago: escribir. La parte que me desgasta es la búsqueda constante de clientes. En las temporadas buenas, cuando el trabajo fluye, todo es maravilloso. Pero cuando pasan las semanas y no aparece ningún cliente nuevo, y veo que el dinero comienza a acabarse, la ansiedad se apodera de mí. Esa incertidumbre financiera pesa mucho.
De ahí que el arte, mi propia literatura, sea mi vía de escape esencial. Cuando me siento completamente agobiada por estas presiones, me obligo a sentarme a leer un libro o a escribir algo por puro placer.
Esa actividad me aleja de mis preocupaciones inmediatas. Esa desconexión no es evasión, es una necesidad. Esa pausa me permite calmarme, ordenar mis pensamientos y ver los problemas con más claridad. Al regresar a mi realidad, a menudo encuentro soluciones que antes no veía y recupero las fuerzas para seguir adelante. Ese intercambio entre la obligación y el refugio, entre el estrés y la creación, es el equilibrio que me mantiene sana.