Hace unos días, revolviendo entre papeles y recuerdos, encontré varias fotos antiguas de mi infancia. Nací en 1991, justo cuando en mi país comenzaba el llamado “período especial”. Una época dura, marcada por la escasez, donde hasta lo más sencillo podía convertirse en un lujo.

Por eso cada una de estas fotos tiene un valor incalculable. Eran en blanco y negro, costaban mucho dinero y no todos podían darse el lujo de retratar cada etapa de sus hijos. De hecho, mi madre siempre me cuenta que la foto junto al cake no fue tomada en mi propio cumpleaños, sino en el de una vecina. Aprovecharon la ocasión para que quedara al menos un recuerdo de mi primer año de vida.

Hoy, mirando hacia atrás, pienso en lo distinto que es todo. A pesar de que vivimos una crisis e inflación enormes, todavía podemos darnos el lujo de tomarnos fotos, de celebrar un cumpleaños y guardar el instante con un teléfono o una cámara, como si fuera lo más normal del mundo. En aquel entonces, algo tan simple como eso era impensable, y sin embargo, esas pocas fotos que tengo se han convertido en tesoros.

Las imágenes que encontré me recordaron que la vida está hecha de pequeños instantes que, aunque parezcan insignificantes, se vuelven inmensos cuando los volvemos a mirar con los años. Quizás no teníamos mucho, pero teníamos recuerdos que hoy siguen hablando. Y eso, al final, es lo que realmente permanece: la magia de los momentos que nos construyeron.

English Version

A few days ago, while going through papers and memories, I found some old photos from my childhood. I was born in 1991, right when the so-called “special period” began in my country. It was a tough time, marked by scarcity, when even the simplest things could become a luxury.

That’s why each of these photos has an incalculable value. They were in black and white, very expensive, and not everyone could afford to capture every stage of their children’s lives. In fact, my mother always tells me that the photo next to the cake wasn’t even taken on my actual birthday, but during a neighbor’s celebration. They took advantage of the occasion so at least one memory of my first birthday would remain.

Looking back now, I can’t help but notice how different things are. Even though today we are going through a huge crisis and inflation, we can still afford to take photos, celebrate birthdays, and save those moments with a phone or a camera, as if it were the most normal thing in the world. Back then, something so simple was unthinkable, and yet, those few photos I have have become treasures.

The images I found reminded me that life is made up of small moments that may seem insignificant at the time, but become immense when we look back at them years later. Maybe we didn’t have much, but we had memories that still speak today. And in the end, that’s what truly remains: the magic of the moments that shaped us.

Source

The cover was made on Canva.
All the photos are taken and edited by me on Snapseed.
English is not my native language, I apologize if you find any mistakes in the translation.
Translated with DeepL.com (free version)

Recuerdos en blanco y negro [ESP-ENG]

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