Tenía planeado terminar casi todo el fin de semana pasado, pero ya saben cómo es esto: una cosa lleva a la otra y siempre aparece un detalle más que resolver. Mi papá terminó el cambio de las ventanas y esperamos un par de días para que secara bien el cemento antes de seguir con la pintura.

Mi novio llegó con una pistola para pintar, convencido de que sería más rápido y quedaría todo parejo. Mi padre, con toda la voluntad del mundo pero con cero experiencia, se lanzó a probar… después de varios intentos frustrados terminó rindiéndose (y no lo culpo). Su plan era seguir con brocha, pero yo me di cuenta de que la pintura no alcanzaría, así que encargué otra tanqueta antes de seguir.

Al final, decidimos repartirnos las tareas como buen equipo: mi hermano se encargó de pintar el interior del clóset, mi mamá —que tiene mano experta para estas cosas— terminó de darle el acabado a las paredes, y a mí me tocó con mucha paciencia rescatar los bordes que todavía tenían restos de pintura verde. Fue agotador, pero a la vez muy satisfactorio.

Ese mismo día, ya entrada la noche, le pedí a mi papá que instalara la lámpara LED de 18 W que había comprado. Apenas la encendimos, quedé enamorada de cómo iluminaba todo el cuarto, dándole un aire completamente nuevo. Y claro, no pude resistirme: puse las cortinas, acomodé la cama, ordené la ropa en el clóset y, a la mañana siguiente, organicé en la mesita de noche las cosas que más uso, mientras sueño con la cómoda que todavía falta.

El resultado nos encantó tanto que ahora en casa todos bromean con querer “cambiarme el cuarto”. Lo cierto es que, aunque todavía faltan detalles, el aire acondicionado, el arreglo definitivo del clóset y la decoración; ya siento que este espacio se transformó. Pasó de ser una simple habitación pequeña a convertirse en un lugar donde me siento cómoda, feliz y en paz.

Dormir aquí ahora no solo es descansar: es disfrutar el fruto de cada brocha, cada idea compartida en familia y cada esfuerzo invertido. Y aunque aún falten pasos, para mí este ya es el comienzo de un rincón propio donde se respira frescura y, sobre todo, hogar.

English Version

I had planned to finish almost everything last weekend, but you know how these things go: one task leads to another, and there’s always one more detail to sort out. My dad finished changing the windows, and we waited a couple of days for the cement to dry properly before moving on to the painting.

My boyfriend showed up with a paint spray gun, convinced it would be faster and look smoother. My dad, full of good intentions but with zero experience, gave it a try… after several failed attempts, he finally gave up (and I don’t blame him). His plan was to continue with a brush, but I realized we wouldn’t have enough paint, so I ordered another can before moving forward.

In the end, we decided to split the tasks like a proper team: my brother took care of painting the inside of the closet, my mom—who has a real knack for this—finished giving the walls their final touch, and I patiently tackled the edges that still had bits of green paint. It was exhausting, but so satisfying at the same time.

That same night, I asked my dad to install the 18 W LED lamp I had bought. As soon as we turned it on, I fell in love with how bright and fresh the room looked. And of course, I couldn’t resist: I hung the curtains, set up the bed, arranged the clothes in the closet, and the next morning I organized my nightstand with the essentials—while still dreaming of the dresser that’s yet to come.

The result amazed all of us so much that now everyone at home jokes about wanting to swap rooms with me. The truth is, even though there are still details left—the air conditioner, the final closet fix, and some decorations—this space already feels transformed. It went from being just a small room to becoming a place where I feel comfortable, happy, and at peace.

Sleeping here now isn’t just about rest. It’s about enjoying the fruit of every brushstroke, every shared idea, and every bit of effort we put in as a family. And although there’s still more to be done, for me, this already feels like the beginning of a fresh, cozy corner that truly breathes home.

Source

The cover was made on Canva.
All the photos are taken and edited by me on Snapseed.
English is not my native language, I apologize if you find any mistakes in the translation.
Translated with DeepL.com (free version)

Segunda parte: Mi habitación empieza a tener alma

English Version