Esta última semana de agosto de localizable, sinceramente, se me ha hecho eterna. No es lo mismo hacer una semana y luego descansar dos, que estar un mes completo al pie del cañón, pendiente de todo, disponible para cualquier llamado, cualquier imprevisto. Me siento como cuando estás a punto de salir de vacaciones: esa mezcla de ansiedad y alegría, de querer que todo termine pero al mismo tiempo disfrutar cada instante, sabiendo que pronto podré respirar de verdad y descansar.

No voy a mentir, no ha sido un mal mes. He tenido suerte: el hospital ha estado relativamente tranquilo (y sí, ya sé que decir eso en salud es casi un pecado 😅). Pero, aun así, hay algo que se extraña profundamente: poder ir a una playa, a una piscina, conocer un lugar nuevo lejos de mi ciudad, y simplemente desconectarme un poco del teléfono, que ya parece una extensión de mi brazo, para poder sentarme a conversar, reír, disfrutar de la compañía de mi familia y amigos mientras el móvil carga lejos de mí. Esa libertad, ese tiempo de verdad para uno mismo, se vuelve un lujo que uno valora más que nunca.

Las mañanas en la sala han sido mucho más amenas gracias a la compañía de mis enfermeras y de la secretaria, todas trabajadoras, amables y profesionales. Compartir risas, momentos de complicidad y hasta algún que otro café con ellas hace que los días sean más llevaderos y me recuerda por qué amo lo que hago, incluso cuando el cansancio aprieta.

Ahora, mirando hacia adelante, espero que septiembre llegue con buenas vibras, cirugías importantes que me permitan seguir aprendiendo, y, por supuesto, nuevas aventuras que me llenen de energía y recuerdos. Después de un agosto tan largo y lleno de trabajo, creo que todos nos merecemos un respiro, un poquito de alegría simple y momentos para reconectar con lo que realmente importa.

English Version

This last week of August on call, honestly, has felt eternal. It’s not the same doing one week and then resting for two, as it is to be on duty for a whole month, always alert, available for any call, any unexpected situation. I feel like when you’re about to go on vacation: that mix of anxiety and joy, wanting everything to be over but at the same time savoring every moment, knowing that soon I’ll finally be able to breathe and rest.

I won’t lie, it hasn’t been a bad month. I’ve been lucky: the hospital has been relatively calm (and yes, I know saying that in healthcare is almost a sin 😅). But still, there’s something I deeply miss: being able to go to a beach, a pool, explore a new place far from my city, and simply disconnect a little from my phone, which already feels like an extension of my arm, to sit down, chat, laugh, and enjoy time with my family and friends while my phone charges far away. That freedom, that real time for yourself, becomes a luxury that you appreciate more than ever.

The mornings in the ward have been much more enjoyable thanks to the company of my nurses and the secretary, all hardworking, kind, and professional. Sharing laughs, moments of camaraderie, and even a coffee or two with them makes the days easier and reminds me why I love what I do, even when fatigue hits hard.

Now, looking ahead, I hope September arrives with good vibes, important surgeries that allow me to keep learning, and, of course, new adventures that fill me with energy and memories. After such a long and busy August, I think we all deserve a little break, a bit of simple joy, and moments to reconnect with what really matters.

Source:

The cover was made on Canva.
All the photos are taken and edited by me on Snapseed.
English is not my native language, I apologize if you find any mistakes in the translation.
Translated with DeepL.com (free version)

Última semana de localizable [ESP-ENG]

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