El domingo pasado decidimos salir mi mamá y yo a disfrutar un rato juntas, luego de aquellas pizzas deliciosas que nos dejaron más que satisfechas, nos quedamos con unas ganas enormes de café. No uno cualquiera hecho en casa, sino de esos cafés que se saborean sentada en un lugar nuevo, viendo la vida pasar.
Hace poco reabrió un bar cafetería en la ciudad que había llamado mi atención: El Mirador de la Época. Está en un segundo piso y desde allí se ve todo el parque Calixto García, una de las vistas más bonitas que tiene nuestra ciudad. Ya me había informado de que aceptaban pagos por transferencias, así que nos animamos a ir.
Al llegar, estaba completamente vacío… algo me parecía sospechoso, pero decidimos quedarnos. Nos sentamos en una mesa que, aunque no estaba pegada a las ventanas, tenía un cartel que me robó el corazón desde el primer momento. Me imaginé lo hermoso que debe verse de noche. La decoración me encantó, y no puedo dejar de pensar que el horario ideal para disfrutar del lugar sería al atardecer.
Cuando llegó la mesera para tomar nuestra orden, como un balde de agua fría nos informó que, por falta de fluido eléctrico, no podían prepararnos café, ni batidos, ni cócteles. Menuda decepción…
Con un poco de pena y resignación, me dije: “Al menos un postre sí puedo pedir”. Así que pedimos para nosotras un helado de fresa. Estaba delicioso, sí, pero la ración era pequeñita y el precio bastante alto. Aun así, nos lo disfrutamos con una sonrisa.
Aunque no pudimos saborear ese café que tanto queríamos, el domingo terminó siendo un recordatorio dulce: a veces los planes no salen como esperamos, pero siempre hay pequeños momentos que valen la pena. Entre risas, helado y la compañía de mi mamá, me fui con la certeza de que este lugar quedará en nuestra lista para volver… y la próxima vez, con café incluido.
English Version
Last Sunday, my mom and I decided to go out and spend some time together. We started with some delicious pizzas that left us more than satisfied, but also with a huge craving for coffee. Not just any coffee made at home, but one of those you savor while sitting in a new place, watching life go by.
Recently, a café-bar in the city caught my attention because it had reopened: El Mirador de la Época. It’s on the second floor, and from there, you can see Calixto García Park, one of the most beautiful views in our city. I had already checked that they accepted payments via transfer, so we decided to give it a try.
When we arrived, it was completely empty, something felt suspicious, but we stayed. We sat at a table that, although not right next to the windows, had a sign I immediately fell in love with. I imagined how beautiful it must look at night. I loved the décor, and I can’t help but think the perfect time to enjoy this place would be at sunset.
When the waitress came to take our order, it felt like a bucket of cold water. She told us that due to a lack of electricity, they couldn’t make coffee, smoothies, or cocktails. What a disappointment...
Feeling a little sad but trying to make the best of it, I said to myself, “At least I can order dessert.” So we got strawberry ice cream for both of us. It was delicious, yes, but the portion was small and the price rather high. Even so, we enjoyed it with a smile.
Even though we couldn’t enjoy the coffee we were craving, Sunday ended up being a sweet reminder. Sometimes plans don’t go as expected, but there are always little moments worth cherishing. Between laughter, ice cream, and my mom’s company, I left with the certainty that this place will stay on our list to return to, and next time, with coffee included.
Source:
- The cover was made on Canva.
- All the photos are taken and edited by me on Snapseed.
- English is not my native language, I apologize if you find any mistakes in the translation.
- Translated with DeepL.com (free version)