Mi corazón era incauto.
Triste, amargado y solitario,
Voz de tus acciones.
Aquellas que, sin represiones,
Y escuchando sutilmente,
Mis pasos eran uno más de tus deseos.
Mi voz siguiendo tu vuelo.
Viento pasajero y luz de una ventana,
Mis ojos, siendo dos jaulas,
De lo que mi mente gritaba.
Mis manos tienen marcas. Unas que no se ven, Pero las puedo verter. Profundamente en mis enojos, Trazos firmes y otros rotos, Véndaval de mil caricias, Odiando siempre las prisas, Odiando hasta los cerrojos, Oleada de sueños mohosos, Tirados a la lejanía.
Viendo quién pisa la línea, Qué marcaba siendo niña. Un atardecer me envuelve. De recuerdos amargados De tragos ya siendo escasos. Secos como tu lejanía. Pestañeaba a toda prisa. Mi meta ya está en la brecha.
Donde mi diluida abstinencia Buscaba tu cálida armonía. Lujuria que no vivía Besos que no sentía. Pero la jaula cada día. Me hacía presa de las visiones. Las que mostraban corazones. Donde no tenía suspiros. Aquel apagado libido Convertido en cruel destino.
Vi tus manos y quise atarlas, Vi tus labios y quise tenerlos, Pero el sentimiento prisionero No dejaba mi gran anhelo. Viví con desespero . Uno que no contemplo. Tu mirada en mil momentos. Mi jaula recordando el encierro. Esperando un rato intenso . Aun cediendo a lo tenso. Tu tacto cruel es el crucero . Sin destino ni reencuentro Dejando en esa jaula Lo que amé con desespero.
Mis manos tienen marcas. Unas que no se ven, Pero las puedo verter. Profundamente en mis enojos, Trazos firmes y otros rotos, Véndaval de mil caricias, Odiando siempre las prisas, Odiando hasta los cerrojos, Oleada de sueños mohosos, Tirados a la lejanía.
Viendo quién pisa la línea, Qué marcaba siendo niña. Un atardecer me envuelve. De recuerdos amargados De tragos ya siendo escasos. Secos como tu lejanía. Pestañeaba a toda prisa. Mi meta ya está en la brecha.
Donde mi diluida abstinencia Buscaba tu cálida armonía. Lujuria que no vivía Besos que no sentía. Pero la jaula cada día. Me hacía presa de las visiones. Las que mostraban corazones. Donde no tenía suspiros. Aquel apagado libido Convertido en cruel destino.
Vi tus manos y quise atarlas, Vi tus labios y quise tenerlos, Pero el sentimiento prisionero No dejaba mi gran anhelo. Viví con desespero . Uno que no contemplo. Tu mirada en mil momentos. Mi jaula recordando el encierro. Esperando un rato intenso . Aun cediendo a lo tenso. Tu tacto cruel es el crucero . Sin destino ni reencuentro Dejando en esa jaula Lo que amé con desespero.