Un saludo para los amigos de esta comunidad @Holos-Lotus

Todos, independientemente de nuestra edad, tenemos batallas que el tiempo nos enseña a ganar para fortalecer nuestro cuerpo y nuestro ser. Te invito a mi experiencia y que nos cuentes ¿qué prioridades han cambiado en tu vida con el paso del tiempo?.

Leo lo que se escribe desde esta comunidad con mucha admiración porque hay un momento de la vida en que deseamos, y merecemos, buscar nuestro equilibrio y armonía. Aquí, pensamos desde nuestro centro, intereses y esencia.

A veces me quedo mirando el reloj, intentando recordar cómo hacía antes para que un solo día alcanzara para todo. Los sábados, por ejemplo, eran pequeños milagros de productividad: barrer, trapear, lavar la ropa, planchar, cocinar para la semana, arreglar el pelo, las uñas y atender visitas. Luego ver las Películas del Sábado hasta medianoche. El domingo, con actividades similares, y todavía quedaban horas para sentarme un rato en el sillón a ver una serie o las películas de La Tanda del Domingo, con la satisfacción del deber cumplido.

Ahora, en cambio, una sola de esas tareas me toma el doble, y al final del día, la lista sigue ahí, inalcanzable. Habitualmente empiezo por la limpieza, luego la cocina, y siempre queda pendiente el arreglo de una gaveta, el botiquín o cualquier detalle.

No sé si es solo el cuerpo que ya no responde como antes. Las rodillas parecen tener vida propia: al agacharme, hacen todo tipo de sonidos y luego… bueno, luego debo esforzarme para reponerme sobre mis piernas. Claro, son solo 56 años, pero las cirugías debilitan el cuerpo, y hay que dar prioridad a la salud.

Pero no me quejo, solo reconozco que el tiempo que se fue también posee un valor y que hay que establecer prioridades. Dice una amiga: Las vasijas de la cocina pueden esperar, porque igual ellas quedan.

Quizás no sea el cuerpo en realidad, sino la mente la que ha cambiado. Antes, el hogar era un territorio que dominaba sin cuestionamientos; hoy, cada tarea viene acompañada de un suspiro y una pregunta: ¿Realmente necesito hacer esto ahora? La experiencia, al menos, me ha enseñado a elegir. Ya no me culpo por dejar la ropa doblada en el cesto un día más, o posponer la limpieza para un día de semana, o para la noche, cuando la temperatura es más fresca.

Recuerdo a mi hermana, años atrás, repitiendo como un mantra: No me puedo enfermar. Lo decía con una mezcla de orgullo y resignación, como si su cuerpo fuera una máquina programada para no fallar. Si ella caía, todo se detenía: los almuerzos de sus hijos, las camisas planchadas, el piso reluciente. Ahora, con los años, la vida le ha cobrado esa factura de autoexigencia.

Las enfermedades crónicas llegaron sin avisar, y con ellas, la obligación de soltar aquella idea de ser imprescindible. Ahora da más importancia a la distracción. Lo urgente es la salud, me digo y le repito a ella, mientras asume las tareas del hogar según prioridad. Aprendimos que hay batallas que ya no vale la pena pelear… porque el tiempo nos gana.

Hay algo liberador en este proceso. Si bien añoro esa energía que parecía inagotable—esa certeza de que el mundo giraba porque yo movía sus piezas—, también es liberador entender que el tiempo no solo nos quita, sino que nos enseña a soltar. Ya no soy la dueña de un hogar perfecto, sino equilibrado.

Mi hermana y yo nos reímos ahora, mientras hablamos por el celular, de aquella obsesión por el control. ¿De qué sirvió tanto sacrificio?, le pregunto a la vez que tomo un café, con la pastilla para la hipertensión bien cerca. Pienso que tal vez era necesario hacer un alto en el camino para entender que la vida no es una lista de pendientes, sino un equilibrio frágil entre lo que debemos hacer y lo que podemos dejar ir.

El tiempo sigue pasando, pero ya no lucho contra él. Aprendí, al fin, que no se trata de hacer todo, sino de elegir qué realmente importa. Y hoy, lo que más importa es hacer lo que me gusta… y ser feliz.

 
La Iniciativa #9 en Las Cosas de Iris
Otorgará un Premio único el dia 31 de julio:

🎖 10 HSBI y 500 Puntos Ecency  y el 10% de la recompensa del post de premiación.

▪︎Ubica el link de tu participación  en la caja de comentario y rebloguea este post.
▪︎Usa en tu post  las etiquetas #conciencia #ecency, #lifestyle y #hivecuba

_{Gracias por visitar mi blog. Soy crítica de arte, investigadora social y amante de la cocina. Te invito a conocer más de mí, de mi país y de mis letras. Texto y fotos de mi autoría} 

 
*** 
*** 
 
*** 

The Battles That Time Teaches Us to Win

A Greeting to the Friends of This Community @Holos-Lotus

All of us, regardless of age, have battles that time teaches us to win—to strengthen both body and soul.
I invite you to join me in this experience.

I read what is written in this community with great admiration because there comes a time in life when we desire—and deserve—to seek our balance and harmony. Here, we think from our center, interests, and essence.

Sometimes I find myself staring at the clock, trying to remember how I used to make a single day enough for everything. Saturdays, for example, were small miracles of productivity: sweeping, mopping, doing laundry, ironing, cooking for the week, fixing my hair, doing my nails, and attending to visitors. Then watching Saturday Movies until midnight. On Sundays, with similar activities, there were still hours left to sit for a while on the couch and watch a series or the Sunday Matinee, with the satisfaction of a duty fulfilled.

Now, in contrast, just one of those tasks takes me twice as long, and by the end of the day, the list remains untouched. I usually start with cleaning, then the kitchen, and there’s always a drawer to organize, the medicine cabinet, or some other detail left pending.

I don’t know if it’s just my body not responding as it used to. My knees seem to have a life of their own: when I bend down, they make all sorts of noises, and then… well, then I have to struggle to stand back up. Of course, it’s only 56 years, but surgeries weaken the body, and health must take priority.

But I’m not complaining—just acknowledging that the time that has passed also holds value and that priorities must be set. A friend of mine says: The pots in the kitchen can wait because they’ll still be there anyway.

Maybe it’s not the body, after all, but the mind that has changed. Before, home was a territory I ruled without question; today, every task comes with a sigh and a question: Do I really need to do this now? Experience, at least, has taught me to choose. I no longer blame myself for leaving folded clothes in the basket another day or postponing cleaning for a weekday—or for the evening, when the temperature is cooler.

I remember my sister, years ago, repeating like a mantra: I can’t get sick. She said it with a mix of pride and resignation, as if her body were a machine programmed not to fail. If she fell, everything stopped: her children’s lunches, the ironed shirts, the gleaming floors. Now, with age, life has collected that debt of self-demand.

Chronic illnesses arrived without warning, and with them came the obligation to let go of that idea of being indispensable. Now she gives more importance to distraction. Health is the priority, I tell myself and remind her, as she tackles household tasks based on urgency. We’ve learned there are battles no longer worth fighting… because time wins.

There’s something liberating in this process. While I miss that seemingly endless energy—that certainty that the world turned because I moved its pieces—it’s also freeing to understand that time doesn’t just take from us but teaches us to let go. I’m no longer the owner of a perfect home, but a balanced one.

My sister and I now laugh as we talk on the phone about that obsession with control. What was all that sacrifice for? I ask while sipping coffee, with my hypertension pill close by. I think maybe it was necessary to pause along the way to understand that life isn’t a to-do list but a fragile balance between what we must do and what we can afford to let go.

Time keeps passing, but I no longer fight against it. I’ve finally learned that it’s not about doing everything but choosing what truly matters. And today, what matters most is doing what I love… and being happy.

The Initiative #9 in Las Cosas de Iris*.
I will award a unique prize on July 31rd:
🎖 10 HSBI + 500 Ecency Points + 10% of the rewards from the announcement post

▪︎ Place your participation link in the comment box and reblog this post
▪︎ Use these tags in your post:

awareness #ecency #lifestyle #hivecuba

_{Thank you for visiting my blog. I’m an art critic, social researcher, and lover of cooking. I invite you to learn more about me, my country, and my writing. Text and photos are my own.}