Es bien sabido que los problemas están a la orden del día, pero en medio de aquello, está la cara y actitud qué pongamos ante la misma.
Los problemas nacen como si los necesitáramos cuando esto no es así, se colocan ante nosotros como si fuesen las vayas de una carrera, de esas son relevos y donde la pista al parecer se lustro con jabón, ya que a cada arranque que damos caemos al piso, a becas cuesta levantarse, ya que esa pista resbalosa fue echa para que los costará. Sin embargo, el poder que ponemos nos hace poner de pie, plantamos los pies a la pista, vislumbramos la meta y arrancamos con toda la fuerza que tengamos.
Así mismo es vivir, es estar en un carrera constante, en ocasiones la prueba no nos favorece, pero debemos poner el pecho, alistar la ropa, atar bien los cordones y partir como si no hubiese un mañana.
Otras tantas, las pruebas se tornan distintas, y a modo de prueba nos dicen “quiero una naranjada dulce” pero a. Ver el canasto, ¡sorpresa! Son limones, ácidos y amarillos, esperando ser exprimidos. A pesar de esto, la calma y autocontrol aprendidos en el proceso de vivir, nos enseña que a pesar de ser amargos, hay que ver lo bueno. Es ahí que entra nuestro apoyo, el azúcar dulce, esa que viene como la fuerza interna de reflejar que no nos dejaremos vencer y que las vicisitudes de la vida pueden ser superadas si ponemos paciencia y buena cara.
English
It is well known that problems are commonplace, but in the midst of them, it is the face and attitude we put on that matters.
Problems arise as if we needed them when this is not the case. They are placed before us as if they were hurdles in a race, one of those relay races where the track seems to have been polished with soap, because every time we start, we fall to the ground, and it is difficult to get up, because that slippery track was made to make it difficult for us. However, the power we put into it makes us stand up, plant our feet on the track, glimpse the finish line, and start with all the strength we have.
That's what life is like, it's like being in a constant race. Sometimes the test doesn't favor us, but we must put our chest out, get our clothes ready, tie our shoelaces tightly, and set off as if there were no tomorrow.
Other times, the trials are different, and as a test they say to us, "I want a sweet orange juice," but when we look at the basket, surprise! They are lemons, sour and yellow, waiting to be squeezed. Despite this, the calm and self-control learned in the process of living teaches us that even though they are bitter, we must see the good. That's where our support comes in, the sweet sugar, which comes as the inner strength to reflect that we will not be defeated and that the vicissitudes of life can be overcome if we are patient and put on a brave face.
Imágenes creadas en canva con recursos gratuitos.
El texto fue traducido con deepl versión free.
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