La médium
Su nombre era Agatha, reconocida por su fama en los asuntos de lo paranormal, según decían, su aura era mística y poderosa, innumerables personas lo afirmaban y hasta decían haber visto un especie de energía en diversos tonos, algo que ayudaba a su credibilidad.
Sin embargo, su historia estaba más lejos de las habladurías de la gente. Una división entre creyentes y escépticos, muchos la criticaron y juzgaron “¡es una timadora” decían a viva voz, otros la catalogaron como “amante del dinero fácil la fraudulencia”, pero a pesar de todo, Agatha, nunca dijo nada, ni siquiera para defenderse así misma y dejaba que las lenguas ácidas dijeran lo que querían, ella sabía que no era así y solo eso le alcanzaba.
¿Pero por qué les cuento esto? Ahora voy al grano. Yo acudí a ella buscando una respuesta, una que en vida no pude obtener y gracias a ella llegó en medio del dolor más profundo que pueda existir.
Supe de su existencia en el cementerio. Hace cinco días mi única hija, Iris, había muerto de extraña manera, sin embargo para la justicia no habían motivos de sospecha, una chica deprimida tomando una mala decisión, así dijeron en la comisaría cuando entré gritando y acusando a Marcos, su ex novio.
Allí, unas lápidas más al costado derecho, una señora de edad avanzada hablaba con su ser querido, -”viejito, me alegra que estés bien, traje las flores que me pediste”- decía la señora con unos lirios amarillos en sus manos. La anciana mujer al acabar lo que hacía me miró, quizás era parte del destino…. Se acercó a mí como si estuviésemos unidas por un tipo de imán, se agacho a mi lado y acarició la tumba de mi Iris.
-Duele mucho hija, se que es así, pero cuando hablas con ellos y te dicen cómo están podemos avanzar más calmados- me decía la señora mientras ponía uno de sus lirios a mi hija, no la interrumpí, sentía que sus palabras eran tan verdaderas.
Me tomó la mano y me dio un papelito, arrugado al igual que sus manos. Se levantó y se fue con una sonrisa, como si hubiese hecho el pago por algún misterioso servicio. Abrí el papel y allí unos números se dejaban ver, abajo un nombre, Agatha….Agatha, resono tan potente que sentía debía llamarla sin conocerla.
No demore, no espere en llegar a casa y allí mismo, frente a la tumba fría de mi hija le marque. El sonido de llamada entrante, me hacía sentir una estúpida, pero luego todo cambió. -”Hola”- una voz suave, enigmática y acogedora al mismo tiempo. Mi voz apagada impedía responder, sin embargo, la voz al otro lado me dijo algo que le descoloco por completo.
-Iris dice que no llores y que ese lirio amarillo es muy bonito–, esa frase me hizo llorar, mire a todos lados y no había nadie, fue ahí que le dije quien era. Aquella mujer de forma calma y cauta me dijo que era Agatha y que enviaría su ubicación a mi teléfono, y que me esperaba con prontitud.
Cómo me había dicho, la ubicación llegó a mi celular, me despedí de mi hija y salí corriendo. Subí a un taxi y en menos de quince minutos estaba en su casa. La fachada era normal, flores en la entrada, pasto verde y cortado, las ventanas con cortinas celeste claro. Llegué a la entrada y sin siquiera tocar el timbre, la puerta ya se había abierto.
Allí estaba ella, Agatha, una mujer de unos cuarenta años, ojos claros y cabello plateado, vestía un vestido en tono azul claro. Una mujer normal en una casa normal. Me invitó a entrar y nos sentamos en su sala, me sirvió un té, y dejó la leche y azúcar en la mesa por si gustaba ponerle algo. Antes de hablar ella sola dijo todo, mientras mis ojos cada vez se abrían más y más, mientras la sangre me hervía y sentía que moría en cada letra que pronunciaba.
Iris está aquí, sus ojos verdes se ven tan opacos, trae un pantalón de tela gris y una camiseta color amarillo, dice que se los regalaste tu en su último cumpleaños.
De pronto hizo una pausa, se secó las lágrimas, mientras las mías propias rodaban sin clemencia.
El día de su muerte, ella no quería irse, Iris no acabó con su vida, pues ella misma cargaba una vida en su vientre. Le contó a su novio.... ¿Marcos? Interrumpí de manera abrupta.
Si, él, supo de su embarazo y quiso forzarla a abortar, Iris se negó y en aquella discusión pelearon, Marcos la golpeó en el vientre e Iris se desmayo, fue ahí que aprovechó de colgarla para asemejar un suicidio. Mamá, no llores y sigue adelante, yo no estoy sólita, estoy con mi bebé, sólo quiero que sepas que mi teléfono estaba grabando aquel día y quedó tirado bajo la cama, búscalo y que pague por lo que nos hizo.
Agatha quedó en silencio mientras yo no paraba de llorar, me miró y dijo que mi hija en un haz de luz se había ido con una pequeña niña. Has justicia Sabrina, por tu hija y nieta, me dijo con la voz quebrada.
-¿Cuánto debo pagar por tu servicio?- le pregunté con el nudo en la garganta.
-Nada– susurro con los ojos cristalinos.
Corrí entonces al departamento de mi hija y allí bajo la cama estaba su teléfono, los policías no lo habían visto o no lo quisieron encontrar, con él mis manos me dirigí a la estación de policías, las pruebas eran rotundas y el caso se abrió. Para mi mala suerte, la familia de Marcos, era de dinero, sin embargo la justicia fue más poderosa y terminó recluido el mismo día.
Sentía una extraña alegría y quería compartirla. Llegué con Agatha sin saber que me seguían, cuando bajé del taxi y me dirigí a la puerta me vi envuelta en una extraña brisa, como si algo o alguien quisiera advertir de algún peligro. En medio de mi arrebato en la estación policial grite al infame qué la médium me lo había contado.
Frente a su puerta me quedé como clavada con algún extraño poder y de pronto un hombre encapuchado me dio un disparo en una pierna, entró a la casa y frente a mis ojos abatió a Agatha. Se desplomó de inmediato y aquel hombre corrió a más no poder.
Traté de arrastrarme y ayudarla, pero cuando entré a casa con la pierna ensangrentada, Agatha se había desvanecido en un fulgor jamás visto. Ese fue el último momento que la vi, algunos dicen que era una farsa, otros que era una maga, una ladrona confabulada con aquel hombre. Sin embargo yo sé que no es así y que un extraño poder la ayudó para que siga dando paz a los que sufren.
Ella era Agatha, una mujer mística qué me dio paz, qué me ayudó a hablar con mi hija Iris para que pudiera descansar en paz y en algunas ocasione en el mismo cementerio algunas mujeres susurran entre las lápidas sobre Agatha, la mujer entre en la vida y la muerte, que une a la gente de este plano y el otro.
English
The medium
Her name was Agatha, renowned for her expertise in paranormal matters. According to those who knew her, she had a mystical and powerful aura, which countless people affirmed, even claiming to have seen a kind of energy in various shades, something that added to her credibility.
However, her story was far removed from the gossip of the people. There was a division between believers and skeptics. Many criticized her and judged her, saying loudly, "She's a fraud!" Others labeled her as "a lover of easy money and fraud," but despite everything, Agatha never said anything, not even to defend herself, and let the harsh tongues say what they wanted. She knew that wasn't the case, and that was enough for her.
But why am I telling you this? Now I'll get to the point. I went to her looking for an answer, one that I couldn't get in life, and thanks to her, it came in the midst of the deepest pain that can exist.
I learned of its existence in the cemetery. Five days ago, my only daughter, Iris, had died in a strange way, yet for the justice system there were no grounds for suspicion. A depressed girl making a bad decision, that's what they said at the police station when I came in screaming and accusing Marcos, her ex-boyfriend.
There, a few gravestones to the right, an elderly woman was talking to her loved one. "Old man, I'm glad you're okay. I brought the flowers you asked for," said the woman, holding yellow lilies in her hands. When the old woman finished what she was doing, she looked at me. Perhaps it was part of destiny... She approached me as if we were connected by some kind of magnet, crouched down beside me, and caressed my Iris's grave.
"It hurts a lot, my dear, I know it does, but when you talk to them and they tell you how they are, we can move forward more calmly," the woman said to me as she placed one of her lilies on my daughter. I didn't interrupt her; I felt that her words were so true.
She took my hand and gave me a small piece of paper, wrinkled like her hands. She got up and left with a smile, as if she had paid for some mysterious service. I opened the paper and saw some numbers, with a name at the bottom: Agatha... Agatha. It resonated so powerfully that I felt I had to call her, even though I didn't know her.
Don't delay, don't wait until you get home. Right there, in front of my daughter's cold grave, I dialed her number. The sound of the incoming call made me feel stupid, but then everything changed. "Hello," said a soft voice, enigmatic and welcoming at the same time. My muffled voice prevented me from responding, but the voice on the other end said something that completely threw me off balance.
"Iris says don't cry and that yellow lily is very pretty." That sentence made me cry. I looked around and there was no one there. That's when I told her who I was. That woman calmly and cautiously told me she was Agatha and that she would send her location to my phone and that she would be waiting for me soon.
As she had said, the location arrived on my cell phone. I said goodbye to my daughter and ran out. I got into a taxi and in less than fifteen minutes I was at her house. The facade was normal, with flowers at the entrance, green, mowed grass, and light blue curtains on the windows. I arrived at the entrance and without even ringing the bell, the door had already opened.
There she was, Agatha, a woman in her forties, with light eyes and silver hair, wearing a light blue dress. A normal woman in a normal house. She invited me in and we sat in her living room. She served me tea and left milk and sugar on the table in case I wanted to add anything. Before I could speak, she said everything, while my eyes opened wider and wider, my blood boiled, and I felt like I was dying with every word she uttered.
Iris is here, her green eyes look so dull, she's wearing gray pants and a yellow T-shirt, she says you gave them to her on her last birthday.
Suddenly she paused, wiped away her tears, while my own rolled down my cheeks without mercy.
On the day of her death, she didn't want to go. Iris didn't end her life, because she herself was carrying a life in her womb. She told her boyfriend... Marcos? I interrupted abruptly.
Yes, he found out about her pregnancy and wanted to force her to have an abortion. Iris refused, and they fought. Marcos hit her in the stomach, and Iris fainted. That's when he took advantage of the situation to hang her to make it look like suicide. Mom, don't cry and move on. I'm not alone, I'm with my baby. I just want you to know that my phone was recording that day and it was left under the bed. Find it and make him pay for what he did to us.
Agatha fell silent while I couldn't stop crying. She looked at me and said that my daughter had gone with a little girl in a beam of light. "Get justice, Sabrina, for your daughter and granddaughter," she said with a broken voice.
"How much do I owe you for your service?" I asked with a lump in my throat.
"Nothing," she whispered with crystal clear eyes.
I ran to my daughter's apartment and there, under the bed, was her phone. The police hadn't seen it or didn't want to find it. With it in my hands, I went to the police station. The evidence was conclusive, and the case was opened. Unfortunately for me, Marcos' family was wealthy, but justice was more powerful, and he was arrested that same day.
I felt a strange joy and wanted to share it. I arrived with Agatha without knowing I was being followed. When I got out of the taxi and headed for the door, I was enveloped in a strange breeze, as if something or someone wanted to warn me of some danger. In the midst of my outburst at the police station, I shouted at the infamous man that the medium had told me.
I stood frozen in front of her door, as if held in place by some strange power, when suddenly a hooded man shot me in the leg, entered the house, and killed Agatha right before my eyes. She collapsed immediately, and the man ran away as fast as he could.
I tried to crawl over and help her, but when I entered the house with my leg bleeding, Agatha had vanished in a flash of light I had never seen before. That was the last time I saw her. Some say it was a hoax, others that she was a sorceress, a thief in cahoots with that man. However, I know that this is not the case and that a strange power helped her to continue bringing peace to those who suffer.
She was Agatha, a mystical woman who gave me peace, who helped me talk to my daughter Iris so she could rest in peace. Sometimes, in the cemetery, some women whisper among the tombstones about Agatha, the woman between life and death, who unites the people of this plane and the other.
Para mi segunda participación en la iniciativa de @zonadeescalofrio (spookyzone) titulada “Comunicación con los muertos” llegó con un formato relato. Hablar con nuestros seres queridos es verdadero, pero no todos pueden hacerlo. Recurrir a un médium puede ser perjudicial para, más cuando piden dinero de por medio, aunque aún quedan personas con dones reales que pueden ayudarte.
For my second contribution to the @zonadeescalofrio (spookyzone) initiative entitled "Communication with the Dead," I chose a story format. Talking to our loved ones is real, but not everyone can do it. Turning to a medium can be harmful, especially when they ask for money, although there are still people with real gifts who can help you.
Las imágenes usadas fueron creadas en canva con recursos gratuitos.
El texto fue traducido con deepl versión free.
