Presión social y ajuste al modelo imperante: ¡No uses la inteligencia artificial! (SPA-ENG)

Me encanta la iniciativa número 37 de: «Esa vida es nuestra», [Aciertos y desaciertos de encajar en sociedad](https://hive.blog/hive-131951/@charjaim/aciertos-y-desaciertos-de-encajar), que viene conduciendo con acierto nuestra insigne columnista @charjaim de Holos-Lotus. Por cierto, el número 37 y su reverso, el 73, me han fascinado desde hace mucho, pero mucho tiempo. Saben, son números bastante raros en las matemáticas recreativas. Consideren que son primos; es decir, ambos son divisibles solo entre sí mismos y el uno. Además, el 73 es el 21.º número primo, y el 37 el 12.º. Curioso, ¿no? 21 y 12, también son reversos, espejos, pero no primos. Más su suma es 33, y su multiplicación es 252: ambas son capicúas. Dispensen las digresiones matemáticas, que, por sí solas, darían mucho para divagar entre representaciones y simbolismos, propios de las sociedades a las que pertenecemos, incluso, antes de nacer, como afirmaba el sociólogo alemán Weber. ¿No me creen? Le dejo una interrogante abierta sobre las connotaciones del número 33, por ejemplo. ¡Ahora, sí! Prosigamos con las indicaciones de la iniciativa. Saben, este es un tema supremamente espinoso. Recuerdo mis discusiones con mi madre sobre las benditas celebraciones tradicionales. Déjenme explicarles. Semana Santa, carnavales, cumpleaños, Navidades y que, con la globalización y migraciones, interconectadas por la tecnología, empujan a la asimilación de otras, como, por ejemplo, ahora que estamos en octubre, Halloween. ¿Cuáles eran mis objeciones? La mercantilización de las mismas. Eventos para promover ventas de productos y servicios. Formas ingeniosas para la explotación de sentimientos, sin importar si vulneran el espíritu de estas. Mi madre sostenía que era necio ir en contra de las tradiciones del mundo, y yo me empeñaba en que sí era posible. Ustedes que me leen, ¿creen que es posible ir en contrasentido con las tradiciones del mundo? Sí, lo creen… entonces prepárense para aguantar la presión social. En mi caso, empecé a cuestionar el origen y por qué de las tradiciones religiosas. No por querer ser irreverente sin causa. Sé que, desde el punto sociológico y psicológico, las tradiciones tienen por objeto cohesionar a las personas con base en valores compartidos, como también el de perpetuar aquellos conocimientos, técnicas y medios de los pueblos. Pero me enerva cómo la comercialización y el propósito de lucro de las corporaciones nos van deshumanizando hasta vernos como simples cifras en sus libros contables digitales. ¿Te has preguntado los orígenes de los cumpleaños? De seguro que no, verdad. Un momento para celebrar el arribo a un año más. Donde el evento central recae en el cántico alegre y contagioso en penumbra, alrededor de una torta repleta de velas que uno debe apagar mientras pide deseos. Todos sabemos qué hacer, pero no por qué. Al final, es tan bonito compartir y disfrutar con familiares y amigos. Bueno, celebrar los cumpleaños es una práctica tan antigua, una que nació en el Egipto de la era faraónica. Entonces, en lo simbólico, ¿a quiénes les pides que te cumplan los deseos? Ven, no hay nada nuevo debajo del sol. Claro, no os pido que renuncien a ello, pero al menos estén informados y obren en consecuencia con verdadera libertad. A veces adoptó una posición anárquica ante el intento de imposición normativa. Por ejemplo, consideremos toda esta alharaca sobre la inteligencia artificial. He escrito con sentido crítico al respecto, no solo aquí, en Hive. Sí, esta tecnología lleva implícitos muchos peligros para los escritores y artistas. Tampoco están protegidos los profesionistas, incluso para quienes las han desarrollado. Para colmo, Hollywood, con sus sagas apocalípticas, ha inoculado el temor si esta se escapa de las manos. Escenarios posibles, por supuesto. Entonces, me planteé que sí debería cerrarme a usarla y gritar a los cuatro vientos «Orgullosamente libre de IA». Disculpen la expresión: ¡Qué tontería! Por Dios (disculpen los ateos), evalúen de dónde viene la presión. Sin dudas, son bienintencionados, pero entonces... parafraseo el argumento de mi madre: «no puedes ir en contra de las tradiciones (tecnología) del mundo». Me detengo y pienso... Allí está el detalle: nunca dejes de pensar, de buscar el origen y la mejor manera de usar los conocimientos descubiertos y sus aplicaciones. La IA (al menos la que conocemos) no te suplantará hasta eliminarte. Bien lo abogaba Asimov en sus leyes de la robótica. Viene a mi mente, las historias del genio de la lámpara maravillosa, y la película del «Al diablo con el diablo», protagonizada por Brendan Fraser y Elizabeth Hurley. ¿Qué tienen en común? El porqué y el cómo los protagonistas pidieron los deseos, poniendo en peligro la integridad y el alma. Asimismo, pasa con la inteligencia artificial cada vez más omnipresente en nuestras vidas. Sucumbes o te adaptas. Eso sí, avanza con pie firme y repito, nunca dejes de pensar. Una reflexión final. Creo que estamos al borde de la realización de una utopía, o la más perniciosa distopía. Habrá que aguantar las presiones de ambos bandos: los ultraconservadores y los más vanguardistas. Ya los sabios ancestrales establecieron lo dañino de los extremos. Tradiciones reacomodándose para incorporar lo mejor de lo nuevo, mientras desechan lo caduco, poniendo en juego la libertad filtrada por la seguridad que proporciona ser parte de un colectivo. Así que nuestras armas para sobrevivir: el pensamiento crítico y la capacidad de usar lo nuevo sin entregar el alma en el proceso de ajuste a los nuevos modelos. Ya al cierre, me pregunto si encajé en el espíritu de la iniciativa o me fui por las ramas. Bueno, entiendo que la tecnología misma podría constituirse en un elemento de exclusión y marginación social. De hecho, con la entrada de ChatGPT a finales de 2022, muchas compañías, paulatinamente, han despedido a muchos de sus empleados. Yo lo sentí en carne propia cuando en una plataforma digital se nos informó que no habría curaduría de contenido; la IA podía escribir artículos de calidad a menor coste. Un impacto duro e inmediato, pero que a la postre hizo de ese sitio web un desierto. No sé si se habrán arrepentido de tal decisión al comprobar que son las personas quienes aportan verdadero valor y no los bots, por muy inteligentes que parezcan. En estos momentos, estos bots saben (lo dudo) que son aliados, referencias y no rectores en la vida de quienes saben adaptarse. Gracias por leer estas divagaciones de un ser de carne y huesos.

I love initiative number 37 ([The ups and downs of fitting into society](https://hive.blog/hive-131951/@charjaim/aciertos-y-desaciertos-de-encajar)) from “Esa vida es nuestra” (That Life is Ours), which is being successfully led by our distinguished columnist @charjaim from Holos-Lotus. By the way, the number 37 and its reverse, 73, have fascinated me for a very, very long time. You see, they are quite rare numbers in recreational mathematics. Consider that they are prime numbers; that is, both are divisible only by themselves and one. In addition, 73 is the 21st prime number, and 37 is the 12th. Curious. 21 and 12 are also reverses, mirrors, but not prime numbers. Furthermore, their sum is 33, and their multiplication is 252: both are palindromes. Forgive the mathematical digressions, which, on their own, would give us much to ponder in terms of representations and symbolism, characteristic of the societies to which we belong, even before we are born, as the German sociologist Weber claimed. Don't believe me? I leave you with an open question about the connotations of the number 33, for example. Now, yes! Let's continue with the initiative's guidelines. You know, this is an extremely thorny issue. I remember my discussions with my mother about traditional celebrations. Let me explain. Holy Week, carnivals, birthdays, Christmas, and, with globalization and migration, interconnected by technology, pushing for the assimilation of others, such as, for example, now that we are in October, Halloween. What were my objections? The commercialization of these celebrations. Events to promote sales of products and services. Ingenious ways to exploit feelings, regardless of whether they violate the spirit of these celebrations. My mother argued that it was foolish to go against the traditions of the world, and I insisted that it was possible. Do you, my readers, believe it is possible to go against the traditions of the world? Yes, you do... then get ready to withstand social pressure. In my case, I began to question the origin and reason for religious traditions. Not because I wanted to be irreverent without cause. I know that, from a sociological and psychological point of view, traditions are meant to bring people together based on shared values, as well as to perpetuate the knowledge, techniques, and means of different peoples. But it unnerves me how commercialization and the profit motive of corporations are dehumanizing us to the point of seeing us as mere numbers in their digital accounting books. Have you ever wondered about the origins of birthdays? Probably not, right? A time to celebrate the arrival of another year. Where the central event is the joyful and contagious singing in the dark, around a cake full of candles that you have to blow out while making a wish. We all know what to do, but not why. In the end, it's so nice to share and enjoy with family and friends. Well, celebrating birthdays is such an ancient practice, one that originated in Egypt during the Pharaonic era. So, symbolically speaking, who do you ask to grant your wishes? Come on, there's nothing new under the sun. Of course, I'm not asking you to give it up, but at least be informed and act accordingly with true freedom. Sometimes he took an anarchic stance in the face of attempts to impose regulations. For example, consider all this fuss about artificial intelligence. I have written critically about it, not only here on Hive. Yes, this technology carries many implicit dangers for writers and artists. Professionals are not protected either, even those who have developed it. To make matters worse, Hollywood, with its apocalyptic sagas, has instilled fear that it will get out of hand. Possible scenarios, of course. So, I wondered if I should refuse to use it and shout from the rooftops, “Proudly AI-free.” Pardon my language, but what nonsense! For God's sake (apologies to atheists), evaluate where the pressure is coming from. Undoubtedly, they mean well, but then... to paraphrase my mother's argument: “you can't go against the traditions (technology) of the world.” I pause and think... There's the rub: never stop thinking, searching for the origin and the best way to use the knowledge you discover and its applications. AI (at least as we know it) will not supplant you to the point of eliminating you. Asimov advocated this well in his laws of robotics. The stories of the genie in the wonderful lamp and the movie “Bedazzled,” starring Brendan Fraser and Elizabeth Hurley, come to mind. What do they have in common? The why and how the protagonists made their wishes, endangering their integrity and souls. The same is true of artificial intelligence, which is increasingly omnipresent in our lives. You either succumb or adapt. But move forward with confidence, and I repeat, never stop thinking. A final thought. I believe we are on the verge of realizing either a utopia or the most pernicious dystopia. We will have to withstand pressure from both sides: the ultra-conservatives and the most avant-garde. Ancient sages already established the harmfulness of extremes. Traditions are readjusting to incorporate the best of the new, while discarding the outdated, bringing into play the freedom filtered by the security provided by being part of a collective. So, our weapons for survival: critical thinking and the ability to use the new without giving up our souls in the process of adjusting to new models. Now that it's over, I wonder if I captured the spirit of the initiative or if I went off on a tangent. Well, I understand that technology itself could be a factor in social exclusion and marginalization. In fact, with the arrival of ChatGPT in late 2022, many companies have gradually laid off many of their employees. I felt this firsthand when we were informed on a digital platform that there would be no content curation, as AI could write quality articles at a lower cost. It was a harsh and immediate impact, but ultimately it turned that website into a desert. I'm not sure if they have regretted that decision after realizing that it is people who bring real value, not bots, no matter how intelligent they may seem. At the moment, these bots know (I doubt it) that they are allies and references, not rulers, in the lives of those who know how to adapt. Thank you for reading these ramblings from a flesh-and-blood human being.