In the tropics, we don't experience seasonal changes like those in temperate latitudes, whether in the north (autumn) or south (spring). In September, we are in the midst of the rainy season, with lightning and thunder accompanying copious downpours. However, sunsets turn intense orange and purple, from what I've been able to capture from my western window. The September equinox occurs today, a time of change even for those of us near the equator. This moment implies the balance of cosmic forces and is an opportune moment to reflect on our own lives and our connection with nature. Perhaps I've never stopped to think about it before, swept away by the dynamics of modern life. Many cultures have celebrated the equinox throughout history. But for us, born in the tropics, we don't celebrate it. Even more so now, when the world has shrunk with technology and forced migration, traditions find new ways of existing. Yesterday, my daughter received some yellow flowers from a man from the south as a gift for the arrival of spring, while the darkening sky announced the downpour that arrived without delay. Yes, September heralds changes in nature, no matter how subtle they may seem. In September, school vacation ends, and children's excitement is reborn. New uniforms and shoes brighten their eyes, while they carry lunchboxes in their hands and books and notebooks in their backpacks. Parents make an effort to provide what their little ones need to acquire the best possible education. Of course, not everyone is so fortunate. Some inherit their older siblings' uniforms and books to continue the cycle. In the mornings, when I take my youngest daughter to work, I look at the school entrances. Sleepy children and others smiling remind me of my own experience. I'm amazed at how much time has passed and how little I feel I've changed in the essence of my being. Then, I see myself taking my children to school, while in the car, I listen to the music of my adolescence. By the way, an early inheritance for them. Sometimes I listen to it again on their smartphones, mixed with the current ones in the fusion of three generations: those of our parents, ours, and theirs. Yes, September heralds changes in nature, however subtle they may seem. Happy holidays and a rebirth of spirit. Greetings, my dear SilverBloggers.

##### Thanks for reading to me. I hope this writing is to your liking. I would very much like to read your comments and enrich myself with your criticism.

En el trópico no tenemos cambios de estaciones como en las latitudes templadas, sea norte (otoño) o sur (primavera). En septiembre estamos en plena temporada lluviosa; relámpagos y truenos en copiosas lluvias. No obstante, los atardeceres se tornan en intensos colores anaranjados y púrpuras, por lo que he podido captar desde mi ventana al poniente. El equinoccio de septiembre acontece hoy, un tiempo de cambio incluso para quienes estamos cerca de la línea ecuatorial. Este momento implica el equilibrio de las fuerzas cósmicas y es un instante propicio para reflexionar sobre nuestras propias vidas y nuestra conexión con la naturaleza. Tal vez nunca antes me había detenido a pensar en ello, arrastrado por la dinámica de la vida moderna. Muchas culturas han celebrado el equinoccio a lo largo de la historia. Pero para nosotros, nacidos en el trópico, no la celebramos. Más ahora, en que el mundo se ha achicado con la tecnología y las migraciones forzadas, las tradiciones encuentran nuevas formas de existir. Ayer mi hija recibió de parte de un sureño unas flores amarillas como obsequio por la llegada de la primavera, mientras el cielo ennegrecido anunciaba el chaparrón que llegó sin dilación. Sí, septiembre anuncia cambios en la naturaleza por muy sutiles que parezcan. En septiembre acaban las vacaciones escolares y la emoción en los niños renace. Uniformes y zapatos nuevos les dan brillos a sus ojos, mientras llevan loncheras en las manos, libros y cuadernos en las mochilas. Los padres hacen un esfuerzo por proveer lo necesario para que sus pequeños adquieran la mejor educación posible. Claro, no todos son tan afortunados. Algunos heredan los uniformes y libros escolares de sus hermanos mayores para continuar el ciclo. En las mañanas, cuando llevo a mi hija menor al trabajo, observo las entradas de los colegios. Niños somnolientos y otros sonreídos traen a mi memoria mi propia experiencia. Me asombro de cuánto ha transcurrido y en lo poco que siento que he cambiado en la esencia de mi ser. Luego, me veo llevando a mis hijos al colegio, mientras escucho en el carro la música de mi adolescencia. Por cierto, una herencia adelantada para ellos. A veces la vuelvo a escuchar en sus smartphones, mezclada con las actuales en las fusiones de tres generaciones: las de nuestros padres, las nuestras y las de ellos. Sí, septiembre anuncia cambios en la naturaleza por muy sutiles que parezcan. Felices fiestas y renacer en el espíritu. Saludos, mis queridos SilverBloggers.

##### Gracias por leerme. Espero que este escrito sea de su agrado. Me gustaría mucho leer sus comentarios al respecto para enriquecerme con sus críticas.