A pesar de que he vivido con ustedes casi 24 años, sé que nadie me conoce, solo saben que soy su hijo, que soy hermano, pero si alguien les pidiera que me describieran solo dirían cosas vagas como que siempre estoy encerrado, que me gusta leer, el inglés, y no sé qué otras cosas genéricas podrían ustedes llegar a decir sobre mí, por eso escribí esto y por eso se los estoy leyendo, Hola, mi nombre es Kiriel Jauregui, alguien que siempre vivió en entre ustedes, y a quien apenas vengo a conocer hace poco, por eso me presento, para que también traten de conocerme.
Al nacer me dieron dos nombres, Gabriel Alexander, y durante muchos años crecí con la idea de que me los podría cambiar en cualquier momento que quisiera, bueno, no, que llegaría algún momento en la vida donde me preguntarían cuál era el nombre que quería elegir para mí, y pensé esto porque sentía, más allá de pensar, que esos nombres me los habían prestado para que me hiciera a la idea de lo que sería que me llamaran así específicamente durante el resto de mi vida, y si no me acostumbraba, podría cambiarlo, claro está que me decepcioné cuando me enteré que eso no iba a ser así, al menos eso creí durante mucho tiempo.
Una vez leyendo un libro durante la adolescencia, un libro nada memorable, genérico, incluso cliché, si quieren decirle así, me encontré con un nombre que resonó con cada célula de mi ser y lo guardé para mí en secreto, pues aunque lo amaba, me dio miedo cómo me sentí al leerlo, al pronunciarlo, y lo guardé pensando en dárselo alguna vez a una mascota, pero eso no va a suceder, incluso llegué a tener la fantasía, o mejor dicho, justifiqué el hecho de guardar ese nombre con la fantasía de que le daría ese nombre al primer hijo que tuviera, pero eso nunca va a suceder, quizás adopte, pero eso es otra historia que quizás les cuente después.
El nombré que leí y quedó grabado a fuego en mi alma fue ese, Kiriel, y aún me sigo emocionando demasiado cuando se lo digo por primera vez a alguien, y espero que algún día no tenga que decirle que ese es mi nuevo nombre, si no que es mi nombre, que los anteriores eran solo una prueba gratuita que tuve que pagar para borrar de mi historial. El significado de ese nombre no se los daré, pero sí les diré que también es el nombre de un ángel, un ángel caído que el cielo no merecía. Así que sí, Kiriel, así me llamo.
Algo parecido sucedió con mis apellidos, pero fue diferente, los acepté desde un principio, nunca llegué a querer cambiarlos, pero sí los odié, y no a los apellidos en sí, si no a las personas que me los dieron y que prácticamente representaban lo que era, o lo que debía ser. A los 11 años cuando me llevaron a sacar la cédula por primera vez la ansiedad era tanta que en vez de firmar con el apellido 'Jauregui', usé el apellido 'Villanueva', nunca le había dado importancia a mis apellidos hasta que mi padre casi me golpea de lo furioso que se puso cuando leyó la firma, mi madre lo detuvo y me fui corriendo al cuarto de mi hermana, donde me senté y lloré mucho tiempo mientras ella me decía que ya se le pasaría la rabia a mi papá, que no me preocupara, que no había hecho nada malo, pero, si no había hecho nada malo, ¿por qué él casi me golpea?
Desde ese día odié el apellido Jauregui, pero más miedo le tenía a mi papá, así que practicamente olvidé mis nombres, olvidé quién era yo para ser solo 'Jauregui', tanto así que la sensación de que mis nombres no me pertenecían se hizo más real que nunca y llegaron a ser olvidados por mí, reconozco los nombres, los puedo usar con los demás, pero en el momento en que los usan conmigo tardo en reaccionar porque durante muchos años yo no me llamé Gabriel Alexander, yo era Jauregui, ni más, ni menos. No sé qué fue lo que me hizo cambiar esos pensamientos, ese sentir, pero sé que comencé a agarrarle cariño a mi apellido, pero solo por lo que yo era, no por quién me lo había dado; ahora amo mi apellido Jauregui, porque es lo que me distingue, es un apellido raro, y aún sin saber su origen, ni el significado que le dieron cuando lo crearon, lo amo, por lo que soy, por lo que hago de él.
Así que ese sería mi nombre completo: Kiriel Jauregui Villanueva, y no se los digo para que lo acepten, o rechacen, solo para que lo sepan, pues significaría demasiado para mí que lo usaran de ahora en adelante. Les iba a decir que estaba de más decirles que me gustan los hombres, pero no, nunca está demás decirles eso, nunca está de más reclamar la identidad sexual propia ante el mundo, mucho han sufrido las personas pertenecientes a la comunidad LGBTQIA+ como para disminuir el valor y la importancia que tiene hoy en día decir que te gusta alguien que el mundo te dijo que no debía gustarte porque era una abominación, por la que nos mataron, por la que nos matan, por las que nos torturaron, por las que nos torturan, y por la que nos cazan como animales solo para hacernos la vida imposible al ser diferentes del resto, así que no, nunca está de más decir que me gustan los hombres, aunque la realidad es mucho más complicada que eso, pero eso no lo hablaré aquí.
Al nacer decidieron por mí que yo era un hombre, tan solo por mis genitales, y es por eso que nunca pude ser un niño ni tener infancia, por eso nunca tuve una adolescencia, por eso me castraron muchas etapas de la vida, porque nací hombre y debía serlo desde siempre, aunque ni siquiera pudiera hablar ni entender el mundo. Al nacer me metieron en una caja donde no cabía, donde nunca tuve que estar y por lo que me llegué a odiar como nunca he odiado a nadie, como era un hombre no podía llorar, porque los hombres no lloran, no podía demostrar ningún tipo de sentimientos, me tenían que gustar las cosas rudas y violentas, los deportes, pero no todos, porque los deportes de mujeres no debían gustarle a los hombres, como un hombre tenía que ser frío, nunca demostrar duda y tomar lo que quisiera aunque me dijeran que no, sin importar que me castigaran después, pues debía aprender a que cuando querían que hiciera algo, debía hacerlo aunque yo no quisiera, porque un hombre castra sus propios deseos para satisfacer al resto del mundo y nunca piensa en sí mismo.
Odié mi existencia por mucho tiempo, yo no quería ser un hombre, yo solo quería ser, quería llorar si me provocaba, quería jugar lo que me diera la gana sin que me importaran las etiquetas sociales a las cuales nos estaban somentiendo, quería que me gustara la gente que quisiera, pero como no debía terminé odiando al primer niño que me gustó cuando estaba en tercero de primaria, pues aunque nadie me lo dijo, siempre escuchaba que estaba mal que un hombre gustara de un hombre, y aunque tan solo tuviera 9 años ya era un hombre, por lo que no debía gustarme otro hombre. Odié a los hombres hasta que entendí que no todos los hombres estaban dentro de esa caja que los castraba de ser seres humanos sintientes y con gustos diferentes, aprendí a querer los hombres creyendo que yo era uno más de ellos, pero mi realidad no era esa.
Soy una persona de género no binario, no soy hombre, ni soy mujer, solo soy una persona que nunca encajó en las categorías esclavizantes a las que nos quieren someter al nacer, siempre me dijeron que era igual de emocional que una mujer, o peor, pero para mí era raro escucharlo pues yo no era una mujer, siempre me dijeron que era demasiado débil como para ser un hombre, y no importaba lo fuerte que intentara ser, nunca era suficiente, y nunca lo sería pues no era un hombre, nunca lo fui, y entenderlo fue una de las cosas más difíciles que he hecho, hubiera muerto por mi promia mano si no hubiera tenido la ayuda de alguien que tan solo me escuchó y supo qué decirme, si no lo hubiera tenido, no estaría presentándome ante ustedes ahora mismo. Hubiera podido haberme presentado con menos palabras, pero no, necesitaba decir todo eso, y aún necesito decir muchas cosas más, pero hasta este momento lo dejaré así.
Hola, soy Kiriel Jauregui, una persona no binaria, y me gustan los hombres, aunque las cosas son más complejas de lo que parecen, así que cuando yo las entienda, si quiero, si me provoca, las compartiré con ustedes. Amo el rosado, amo pintarme las uñas, y apenas llevo el primer tinte de cabello, no sé cuántos más hay en mi camino; amo el drama, por eso esto, para mí el mundo es un escenario que siempre va a escuchar mis monólogos sin interrupción; amo llorar, amo soñar, amo sentir, y amo las películas sangrientas sin sentido alguno, amo ver el mundo arder, pero sobretodo eso está el amor que estoy comenzando a sentir por mí, y eso es lo que más me importa en este momento.
Esto lo escribí hace más de un mes, fue durante la madrugada que no podía dormir y me puse a escribir la carta despidiéndome de la rabia eterna que tenía con mi familia, y en cierta forma también hacia el recriminamiento que sentía hacia mí por no haber hecho o reaccionado de una mejor forma ante todas esas cosas, pero como la psicóloga me dijo una vez, no tenía las herramientas necesarias para hacerle frente a algo que ni siquiera tenía que haber sucedido en primer lugar, por lo que yo salí mejor de lo que cualquiera pudo haber imaginado.
Este escrito fue una catarsis que me destruyó haber escrito, por lo que apenas un mes después es que finalmente logro volver a leerla, quizás hacer algunas correcciones, y decido publicarla, porque a pesar de que en un principio la escribí porque iba a ser mi nueva presentación a mis padres, a mi familia en general, durante el transcurso de todo este mes de febrero me di cuenta de que no debía hacerlo, no debía usar este escrito para hacerlo, porque en cierta forma, más que una presentación, era una segunda parte de esa carta a mi rabia, y no quería que ellos sintieran eso, así que solo voy a publicar este escrito aquí, donde posiblemente nunca llegue a la vista de alguien de mi familia, a pesar de que ya mi hermana y mi cuñada estén aquí.
Yo ya hablé con mis padres, así que esa es una conversación que ya me quité de encima y el resto del mundo puede arder porque ya no me importa nada, aunque todo me importe, ustedes entienden, o no, así que no me presten mucha atención. Tengo nuevo nombre, un nombre con el cuál de verdad me siento una persona, alguien que vive y existe, alguien que está sanando y no dejará de hacerlo, me estoy convirtiendo en la mejor versión de mí, o mejor dicho, ya soy la mejor versión de mí, solo que sigo mejorando cada vez más y aún no me lo creo del todo.
Esto es parte del ritual que me dijo la psicóloga que debía tener para terminar de despedirme de Gabriel, pues aunque nunca sentí que ese nombre fuera mío, lo tuve durante muchos años, y ya pasé por varias etapas del duelo que me toca vivir al despedirme de ese nombre, despedida completamente necesaria para poder abrazar por completo mi nuevo nombre, con esto termino de darle la despedida a Gabriel, aunque vaya a seguir conmigo por mucho tiempo, y le doy la bienvenida por todo lo alto a Kiriel.
Soy Kiriel, amo el rosado, el drama jamás saldrá de mí, y sigo queriendo ver arder el mundo.
Even though I have lived with you for almost 24 years, I know that nobody knows me, you only know that I am your son, that I am a brother, but if someone asked you to describe me you would only say vague things like that I am always locked up, that I like to read, English, and I don't know what other generic things you could say about me, and I don't know what other generic things you could say about me, that's why I wrote this and that's why I am reading it to you, Hello, my name is Kiriel Jauregui, someone who has always lived among you, and whom I have just come to know recently, that's why I introduce myself so that you can also try to know me.
At birth, I was given two names, Gabriel Alexander, and for many years I grew up with the idea that I could change them at any time I wanted, well, no, that there would come a time in my life when I would be asked which name I wanted to choose for myself, and I thought this because I felt, beyond thinking, that those names had been lent to me to be used as a name, that those names had been lent to me so that I could get used to the idea of what it would be like to be called that specifically for the rest of my life, and if I didn't get used to it, I could change it, of course, I was disappointed when I found out that that was not going to be the case, at least that's what I thought for a long time.
Once while reading a book during adolescence, a book that was not at all memorable, generic, even cliché, if you want to call it that, I came across a name that resonated with every cell of my being and I kept it to myself in secret, because although I loved it, I was afraid of how I felt when I read it, when I pronounced it, I even had the fantasy, or better said, I justified the fact of keeping that name with the fantasy that I would give that name to the first child I would have, but that will never happen, maybe I will adapt, but that is another story that I may tell you later.
The name that I read and was engraved in my soul was that one, Kiriel, and I still get too excited when I say it for the first time to someone, and I hope that someday I will not have to tell them that this is my new name, but that it is my name, that the previous ones were just a free trial that I had to pay to erase from my record. The meaning of that name I will not give you, but I will tell you that it is also the name of an angel, a fallen angel that heaven did not deserve. So yes, Kiriel, that's my name.
Something similar happened with my last names, but it was different, I accepted them from the beginning, I never wanted to change them, but I hated them, and not the last names themselves, but the people who gave them to me and who practically represented what I was, or what I should be. When I was 11 years old, when they took me to get my ID card for the first time, I was so anxious that instead of signing with the last name 'Jauregui', I used the last name 'Villanueva', I had never given importance to my last names until my father almost hit me because he was so furious when he read the signature, My mother stopped him and I ran to my sister's room, where I sat and cried for a long time while she told me that my father's anger would pass, that I shouldn't worry, that I had done nothing wrong, but, if I had done nothing wrong, why did he almost hit me?
From that day on I hated the last name Jauregui, but I was more afraid of my dad, so I practically forgot my name, I forgot who I was to be just 'Jauregui', so much so that the feeling that my name did not belong to me became more real than ever and became forgotten by me, I recognize the names, I can use them with others, but the moment they use them with me I take a long time to react because for many years I was not called Gabriel Alexander, I was Jauregui, no more, no less. I don't know what made me change those thoughts, that feeling, but I know that I began to get fond of my last name, but only for what I was, not for who had given it to me; now I love my last name, Jauregui, because it is what distinguishes me, it is a rare name, and even without knowing its origin, nor the meaning they gave it when they created it, I love it, for what I am, for what I make of it.
So that would be my full name: Kiriel Jauregui Villanueva, and I'm not telling you to accept it, or reject it, just to let you know because it would mean too much to me to use it from now on. I was going to tell you that it was too much to tell you that I like men, but no, it is never too much to tell you that, it is never too much to claim one's sexual identity before the world, people belonging to the LGBTQIA+ community have suffered too much to diminish the value and importance of saying today that you like someone that the world told you that you shouldn't like because it was an abomination, the one they killed us for, the one they kill us for, the one they tortured us for, the one they torture us for, and the one they hunt us down like animals just to make our lives miserable by being different from the rest, so no, it never hurts to say that I like men, although the reality is much more complicated than that, I won't talk about that here.
At birth, they decided for me that I was a man, just because of my genitals, and that's why I could never be a boy or have a childhood, that's why I never had an adolescence, that's why they castrated my many stages of life because I was born a man and I had to be a man forever, even though I couldn't even speak or understand the world. When I was born they put me in a box where I didn't fit, where I never had to be and that's why I came to hate myself as I have never hated anyone, as I was a man I couldn't cry because men don't cry, I couldn't show any kind of feelings, I had to like rough and violent things, sports, but not all of them. Women's sports were not supposed to be liked by men, as a man I had to be cold, never show doubt, and take what I wanted even if they told me no, no matter if they punished me afterward because I had to learn that when they wanted me to do something, I had to do it even if I didn't want to because a man castrates his own desires to satisfy the rest of the world and never thinks of himself.
I hated my existence for a long time, I didn't want to be a man, I just wanted to be, I wanted to cry if it provoked me, I wanted to play whatever I wanted without caring about the social labels to which we were being subjected, I wanted to like the people I wanted, but since I shouldn't have I ended up hating the first boy I liked when I was in third grade, because although nobody told me, I always heard that it was wrong for a man to like a man, and although I was only 9 years old I was already a man, so I shouldn't like another man. I hated men until I understood that not all men were inside that box that castrated them from being sentient human beings with different tastes, I learned to like men believing that I was one more of them, but my reality was not that.
I am a non-binary gender person, I am not a man, nor am I a woman, I am just a person who never fit into the enslaving categories they want to subject us to at birth, I was always told I was just as emotional as a woman, or worse, but for me, it was weird to hear it as I was not a woman, I was always told I was too weak to be a man, and no matter how strong I tried to be, it was never enough, and it would never be enough because I was not a man, I never was, and understanding that was one of the hardest things I have ever done, I would have died by my own hand if I had not had the help of someone who just listened to me and knew what to tell me, if I had not had that, I would not be presenting myself to you right now. I could have introduced myself with fewer words, but no, I needed to say all that, and I still need to say many more things, but until this moment I will leave it at that.
Hi, I'm Kiriel Jauregui, a non-binary person, and I like men, although things are