

Corría el fin del año 2016, sí ese que va después del 2015. Apenas podía ver por la ventana de la habitación, sobre la ciudad la espesa niebla azul, como un manto de feas nubes que bajaron del cielo para aclarar las dudas, sí, el ser humano estaba en peligro, sobre todo si respiraba aquel color, aquella rareza de la naturaleza que se esparcía por la ciudad. Dentro de mi habitación todo estaba quieto, hasta que unas gotas de lluvia purpúrea se precipitaron sobre los vidrios de la ventana y un escalofrío tremendo recorrió mis huesos, afuera ya no quedaba nada, solo el vacío de la calle de aquella invasión. Prendí la tele… Llevamos ya tres días bajo el asedio de un misterioso fenómeno, ya hoy es 31 de diciembre de 2016, faltan pocas horas para el nuevo año, no se celebrará en ningún lugar del planeta… Encendí una vela y oré por alguien, no se tenía miedo, ya la comida en mis provisiones se había agotado. Me quedé dormido… Al amanecer ya no había niebla, no había lluvia… gente en la calle diciendo que fue un preludio, algo más perverso se acerca más allá del 2017.

El texto es de mi autoría.
La imagen fue tomada con mi teléfono móvil.
Gracias por leerme y comentar.