MADRE, no se trata de decirte algo hermoso; seguro has visto lo hermoso en la obra de Dios;
lo has escuchado en la voz del rocío donde beben los pájaros para cantarle al mundo;
seguro lo has sentido en la cuidada flor que acarician tus ojos.
No se trata de repetir lo que sabes, aunque te guste escuchar:
que tus miradas iluminan los cielos, que los astros te miran y ven una estrella, que las noches, por oscuras que sean, son lindas a tu lado; y tantas otras cosas que si las repito te siguen gustando.
No se trata de exaltarte, sino en la invención de acciones, cotidianas y buenas, para que tu presencia sienta que es admirable amarte.