Era la noche una oruga, era una oruga dormida. Éramos dos los despiertos que alimentaban lo oscuro; era lo oscuro la imagen que en nuestros ojos, tendida, se alimentaba de ambos, se nos entregaba en vida.
Era tan tierno meternos por sus costillas rendidas, por sus cabellos abiertos por donde entraba la luna; era la imagen perfecta la que esa oruga inspiraba, volverla una mariposa al despertar la mañana.
Éramos dos los hambrientos, pero aguantamos al alba; yo picoteando la flor, tú convertida en la planta que se enraizaba en lo oscuro para que no se nos fuera la noche por la ventana.
Era la linda mañana que se asomó en nuestros ojos; tú que te quedas dormida, yo que me quedo callado mirando por la ventana mil mariposas volar saliendo de tu costado.
Imagen de portada hecha en Canva