Me hace falta relajarme. Quiero unas horas de esparcimiento con conocidos y nuevos conocidos. Echarme unos tragos, no hasta emborracharme, solo para romper barreras y disfrutar.
Me hacen falta los preparativos para una fiesta, escoger la ropa, el perfume, arreglarme... ponerme guapo pues.
Preocuparme por cómo voy a regresar de la fiesta y nada mas sin que importe lo que pasará desde que salga de mi casa hasta el regreso. Bailar sin saber si lo hice mal porque todos estaban igual, dejándose llevar, o quizás fui la estrella.
Quiero volver a estar en una fiesta conversando a gritos mientras siento en mi espalda las ondas de un super bajo que toca un sin fin de canciones que me trasladan, que me hacen sentir con cada vibración lo que los cantantes cantan.
Echarle una ojeada a la mujer mas insinuante, estornudar por el humo de la parrilla. Cuidar que un niño no se tropiece a mi lado mientras sus padres, a quienes no conozco, disfrutan la fiesta en otro rincón del salón.
Echar los cuentos de la velada durante una semana y un par de anécdotas de esas que duran toda la vida y que al contarlas comienzan con ¿Recuerdas aquella fiesta en la que...?
Llegar a casa contento y embuchado, dormir sin reparar en la hora a despertar porque no tengo ningún compromiso. Levantarme como al mediodía siguiente sin dolor de cabeza pero con un suave dolor de un golpe que al momento no molestó pero que al recordar cómo me lo di me diga a mi mismo "que locura anoche" y sonría ya que no tiene consecuencias.
Dieciséis o 18 horitas escapado de la realidad diaria y entregado a la fantasía y diversión.