Un paseo en lancha entre compañeros de trabajo.

 Hola chicos, Sé que he estado un poco ausente por aquí, y la verdad es que el cambio ha sido de 180 grados, pero la verdad que el adaptarme al trabajo, las cosas de la casa y mi emprendimiento de panaderia, no me da chance sentarme a escribir.  Durante estos meses, mi vida ha dado un giro de 180 grados. Vivir esta nueva experiencia me ha encantado: sociabilizar con personas de diferentes edades y con distintos conocimientos me ha enriquecido muchísimo. Aunque, debo admitir que al principio sentía un poco de miedo, pero cada día que pasa me siento con más confianza en el equipo.  Como en todo trabajo, a veces es difícil manejar la competitividad. Es común que, cuando llegas a un lugar nuevo, algunos crean que les vas a quitar el puesto. Sin embargo, si sabes manejar estas situaciones, lograrás hacer una buena conexión. Solo necesitas saber cómo integrarte.  Les confieso que los primeros días no podía dormir. El miedo me invadía y pensaba de todo: ¿sería capaz de recordar todo lo que habia estudiado y en algun tiempo atras, después de tantos años?. Mi cabeza se llenaba de preguntas: ¿Todavía sé usar ese software? ¿Podré seguir el ritmo del equipo? ¿Y si cometo un error grande? Pero cada día, con cada tarea que completaba, me daba cuenta de que el conocimiento no se había ido, solo necesitaba un empujón para salir a flote.  Hace unos días, esa dualidad se hizo más real que nunca. Debía entregar un pedido de comida lista de mi emprendimiento y, justo ese día, mi nuevo trabajo me pidió quedarme a hacer horas extra. No sabía qué hacer, sentía que estaba en una encrucijada. ¿Cómo cumplir con ambos compromisos sin fallarle a nadie?  Pero en esos momentos de caos, el apoyo lo es todo. Gracias a Dios, mi esposo, quien me apoya incondicionalmente cada día, logró resolver algunas cosas. Con su ayuda, no solo pudimos entregar el pedido a tiempo, sino que confirmé que no estoy sola en este camino. Es un recordatorio de que sí puedo manejar ambas pasiones, siempre y cuando no tema pedir ayuda.  En medio de esta adaptación, mi equipo me regaló una experiencia inolvidable. Participamos en el tradicional paseo de la Virgen, patrona de los marineros, en el mar y por supuesto tambien en el río Orinoco.    Por primera vez, pude ver con mis propios ojos lo que tanto escucho en la oficina. Navegar por el canal del río, ver las boyas de las que siempre se habla y observar de cerca los barcos que transportan el material de las empresas básicas fue una revelación. Fue un momento para conectar con mi nuevo trabajo de una manera real y tangible, fuera del escritorio. Me recordó que mi labor está ligada a un ecosistema más grande y que mis miedos de novata no me impiden disfrutar de esta nueva aventura.   ¿Alguna vez has tenido que hacer un cambio grande en tu vida? ¿Qué miedos te invadieron? ¡Cuéntame tu experiencia en los comentarios!"