Hoy las horas son blancas. Hay un vacío en medio del tiempo. Los segundos son eternidades que se condensan dentro del adiós, dentro de la perspectiva finita de una vida que no termina de condensarse. ¿Hacia dónde va mi corazón exactamente? Me han preguntado incontables veces si la respuesta física sucede a la emoción y la verdad es que sí. ¿Pero qué se manifiesta dentro de la confusión? ¿Cómo responde exactamente el cuerpo? Si pudiese sentarme a escribir por largas horas quizá me quedaría estático tras cinco minutos. Pero hoy, hoy es un instante en donde las letras parecen decidirse por mí, porque el control de la vida se perdió hace mucho, y mi corazón grita, grita desesperadamente por una razón, aunque los colores hayan sido pintados desde el inicio.