Y me pierdo
en ti y tus artes.
Tus miedos
quemando el sol
y el azul eterno
calientan mi
pecho desnudo
y empañan
tus ventanas.
El fuego, que quema y contempla la soledad latinoamericana como si en realidad existiese, se posó en tus manos, y me lo diste, junto a todo lo demás, para así romperme en mil pedazos y permitirme buscar en tu iridiscente ser: Las mentiras más perversas, los roces más sensibles, la sinceridad más cruda, y tus ojos en los míos.
Tu
cielo
ardiente
contemplado
y complaciente
muestras la luz tenue,
quemas montañas bellas,
destruye mundos enteros
para dejarnos arropados
juntos.
Solos.
Fotografías tomadas por mi en Valencia, Venezuela.