El SIDA, una de las enfermedades que más muertes cobró en el siglo XX. Todos hemos oído sobre ella, pero aún quedan dudas por aclarar.

El SIDA o síndrome de inmunodeficiencia adquirida no es más que el final de una infección vírica, causada por el virus de inmunodeficiencia humana o VIH.
*VIH (en verde) atacando a un linfocito (en azul)*
Los linfocitos actúan como vigilantes que avisan al resto del sistema inmunológico cuando un virus o bacteria entra a nuestra sangre y debe ser atacado. Como el VIH va destruyendo a los linfocitos, nuestro organismo no puede eliminar a los agentes externos de manera eficaz y eventualmente comenzaremos a padecer los síntomas típicos del SIDA.
Aunque una persona contagiada con el VIH puede tener al virus en diferentes fluidos de su organismo, como las lagrimas o la saliva, se ha demostrado que no hay infecciones por acciones tan comunes como darle un abrazo a alguien contagiado con VIH, o que un mosquito pique a un contagiado y luego a una persona sana.
¿Cómo actúa el VIH?
El VIH se trasmite por varias vías: Contacto sexual (oral, vaginal y anal), contacto sanguíneo (perfusiones sanguíneas y drogadictos que comparten jeringas) y materno-filial (una embarazada contagiada se lo transmite al feto). EL VIH afecta a células específicas del sistema inmunológico, a los linfocitos T CD4. El virus se mete dentro de estas células, se reproduce, rompe la célula y produce más virus que van a infectar a más linfocitos.