En Cuba los meses de verano son sinónimo de playa. Aquí es muy común pasar los días calurosos refrescándose en el mar, y las familias aprovechan para disfrutar este tiempo buscando frescura y diversión. Aunque el sol del Caribe es muy intenso en esta época y hay que tomar precauciones, como usar protector solar, llevar gorras y mantenerse hidratado, sobre todo los más pequeños. Pero esto nunca ha sido un impedimento que evite que la playa sea el lugar favorito de muchos. Por eso este día del que les vengo a contar, decidí disfrutar de ese plan junto a mi niña y mi hermana. Para evitar el intenso calor salimos bien entrada la tarde cuando el sol ya estaba bajo, con el cielo más dorado y un clima más suave. Lo curioso es que a esta hora del día el mar está tibio, casi caliente, y esa primera impresión al entrar al agua es muy relajante. A mi niña no le gusta mucho la textura de la arena bajo sus pies, pero enseguida se le olvida y no tarda en adaptarse. Al poco tiempo ya estaba corriendo por la arena, recogiendo piedras y caracoles y mojándose las piernas en las olas que rompían contra la orilla. Yo en cambio disfruté más del paisaje que del agua, aunque también estuve un rato dentro del mar, me dejé llevar por la vista de las aguas en esas pocas horas en las que el sol comienza a apagarse, todo cambia de tono y el día se transforma. Por un momento el tiempo parece detenerse y todo se vuelve tranquilo y denso. Siempre siento lo mismo a esta hora del atardecer, no importa si estoy junto al mar o mirando la puesta del sol desde el balcón de mi apartamento. Lo bueno de este horario es también que hay pocas personas en la playa ya que la mayoría prefiere bañarse cuando el sol está más alto, sobre todo los niños. La mañana suele ser el casi siempre el mejor momento cuando el calor aún no es sofocante y el agua se siente más fresca. El mar estaba tranquilo y el tiempo junto al mar siempre tiene algo de especial. Hay una paz y una calma únicas en estos momentos. Fue un día sencillo junto a mi familia, un tiempo para compartir, disfrutar y atesorar un bonito recuerdo. Espero que hayan disfrutado de este pequeño paseo y de las fotos del lugar. Un Saludo, ¡y hasta la próxima!