Matan al pueblo de hambre.
Matan cada vez que anuncian aumento de salario.
Matan por el colapso del sistema nacional de salud.
Matan porque son parte del juego criminal de la usura y la inflación.
Matan cada vez que una madre de familia o padre de familia
queda desempleado por el cierre de una pequeña o mediana empresa.
Matan cada vez que un funcionario recibe una bolsa de frijol
de parte de un "bachaquero" para que lo deje seguir especulando.
Matan de tristeza cada vez que un familiar desesperado,
ante la certidumbre del futuro, deja atrás su tierra natal.
Matan porque creen que el acertijo de los bonos y los vergonzosos Clap
que nunca llegan- mejoran la deteriorada calidad de vida.
Matan porque el pregón socialista lo convirtieron en el Edén de la corrupción.
Matan porque es escasa su dignidad y su moral
Matan porque aferrarse al poder es su último recurso.
Matan con tanta vaguedad que sale de sus bocas.
Matan porque estimulan y sostienen la delincuencia.
Y una vez más, matan al pueblo con balas.
