She was born in the middle of June, around the time the fields of Almenar begin to vibrate with the joy of the leonine-haired plants that, while representing the fleeting nature of life, always dance enthusiastically to the rhythm of the sun's movement: the sunflowers. In fact, any curious traveler who passes through this melancholic Castilian village at that time of year, or even later in the summer, will see them there, surrounding, like a golden Praetorian guard, the walls of the old castle, which, in addition to hearing her first sobs, was also, at that time, a Civil Guard barracks. Premonition, coincidence, or coincidence?.
On the other hand, there are those who believe that even Jung could not have escaped the magnetic archetypal seduction that lurked behind the mysterious scenes, behind the prophetic date on which Antonio Machado and Leonor Izquierdo were married: July 30, 1909. On that day, any astrologer who had aspected the event—who, moreover, had not silenced the popular sentiment toward what they considered unethical relationships, a stigma that would follow the poet until his twilight in exile—would have discovered that the Sun was transiting the sign of Leo and would have seen in that circumstance details of passion, creativity, emotional intensity, but also a sign of loves that leave an indelible mark despite their fleeting nature. Even if he had gone further in his mystical inquiries, he probably would not have been surprised to find that the liturgical calendar celebrated the feast days of two saints who, as far as he knew, also died young: Saint Julia and Saint George. But of course, being an astrologer, he would probably have deduced that coincidences don't exist.
Perhaps it wasn't a coincidence that Leonor, an elm tree struck by the same lightning bolt that took Gustavo Adolfo Bécquer before her, found her starry night a few months after the sinking of the Titanic, on that fateful August 1, 1912: Soria lost a daughter, Spain the heart of a poet, who, according to some historians, lived from then on listening to the familiar voices that the wind occasionally brought him, many years before Bob Dylan, born Zimmerman, advised asking the wind and the band Kansas saw in it nothing more than a metaphor for what we really are: dust. Curiously, the world in general, and literature in particular, witnessed the birth of the imaginative father of that great myth of the Seven Seas, which was, and still is, Moby Dick.
Ella nació terciado el mes de junio, más o menos cuando los campos de Almenar comienzan a vibrar con la alegría de unas plantas de leonina cabellera, que, aun representando la fugacidad de la vida danzan siempre con entusiasmo al compás del movimiento del sol: los girasoles. De hecho, todo viajero curioso que pase por este melancólico pueblo castellano en esa época del año o incluso más avanzado el verano los verá allí, rodeando, como una dorada guardia pretoriana los muros del viejo castillo, que, además de escuchar sus primeros sollozos, fue también, por aquel entonces, cuartel de la Guardia Civil. ¿Premonición, causalidad o casualidad?.
Por otra parte, hay quien piensa que incluso Jung no hubiera podido sustraerse a la magnética seducción arquetípica que subyace entre misteriosos bastidores, detrás de la profética fecha en la que Antonio Machado y Leonor Izquierdo contrajeron matrimonio: el 30 de julio de 1909. Ese día, cualquier astrólogo que hubiera aspectado dicho acontecimiento, que, además, no había acallado el sentimiento popular hacia lo que consideraban unas relaciones poco éticas, sambenito que acompañaría al poeta hasta su ocaso en el exilio, hubiera descubierto que el Sol transitaba por el signo de Leo y hubiera visto en esa circunstancia, detalles de pasión, de creatividad, de intensidad emocional pero también señal de amores que dejan una huella indeleble a pesar de su fugacidad. Incluso, de haber ido más allá en sus místicas indagaciones, posiblemente tampoco se hubiera sorprendido de que en el calendario litúrgico se celebrara la onomástica de dos santos, que, por lo que sabe, también murieron jóvenes: Santa Julia y San Jorge. Pero claro, siendo astrólogo, posiblemente hubiera deducido que las casualidades no existen.
Puede que tampoco fuera coincidencia que Leonor, olmo herido por el mismo rayo que se llevó antes que ella a Gustavo Adolfo Bécquer, encontrara su noche estrellada, algunos meses después del hundimiento del Titanic, aquel fatídico 1 de agosto de 1912: Soria perdía una hija, España el corazón de un poeta, que, según algunos historiadores, vivió a partir de entonces escuchando las voces familiares que de vez en cuando le traía el viento, muchos años antes de que Bob Dylan, nacido Zimmerman, aconsejara preguntarle al viento y el grupo Kansas no viera en éste, sino la metáfora de lo que realmente somos: polvo. Curiosamente, el mundo en general y la Literatura en particular, asistió al nacimiento del padre imaginativo de ese gran mito de los Siete Mares, que fue y todavía continúa siendo, Moby Dick.
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