Rising above the pierced rock, where the Duero River traces a crossbow curve, according to the vision of the poet Antonio Machado, while its silver waters bid farewell to that same Soria that still fondly remembers the comparative feudal apostolate of its Twelve Lineages, the curious hermitage of Saint Saturium, originally consecrated to Saint Michael—its famous apparition on Mount Gargano occurred on the very day of the holy hermit's birth—remains imperturbable, watching time pass, knowing itself, moreover, to be the guardian of a multitude of secrets, the keys to which have long since disappeared from the ungrateful memory of men.
Nor do santeros remain, like Gaya Nuño, who liked to climb the ruins of Numancia when the wind blows. However, the austere dormitory where he and his ancestors laid to rest their bones animated by the resilient fever toward the lofty universes of spirituality remains. Both the caves and the octagonal floor plan of the hermitage are, as they are, sounding boards where the echo of the supernatural manifests itself in the guise of that wind of the spirit that seems to eternally possess the place.
On the upper floor, near the chapel of the Holy Christ, a Gothic image whose happy face encourages the beholder to see a veil of just compensation behind martyrdom and suffering, the church, which houses, in addition to the bust of the Saint, an artistic treasure by the Baroque painter, Juan Zapata Ferrer, encourages one to contemplate those fabulous stories contained in 'The Golden Legend', by Santiago de la Vorágine, in a similar way to some writers, more or less contemporary, such as the father of Madame Bovary, the French writer Gustave Flaubert, who, starting from the basis of the Devil and the temptations, made a masterpiece of the famous temptations of Saint Anthony, which Zapata includes in his paintings, going even further and transmitting a political message, in the episode of the temptations of Christ in the desert, where the unequivocal figure of the Devil is presented wearing a Franciscan habit. In short: a truly "tempting" place, if you'll pardon the redundancy, where you can let your imagination wander and discover the many enigmas still hidden in such a significant location.
Elevándose sobre la roca horadada, allá donde el Duero traza una curva de ballesta, según la visión del poeta, Antonio Machado, mientras sus aguas plateadas le dicen adiós a esa misma Soria que todavía recuerda con añoranza aquel comparativo apostolado feudal que fueron sus Doce Linajes, la curiosa ermita de San Saturio, originalmente consagrada a San Miguel -su famosa aparición en el Monte Gargano se produjo el mismo día del nacimiento del santo eremita- se mantiene imperturbable viendo el tiempo pasar, sabiéndose, además, custodia de multitud de secretos, cuyas claves, hace tiempo que desaparecieron de la desagradecida memoria de los hombres.
Tampoco quedan ya santeros, como el de Gaya Nuño, al que le gustaba subir a las ruinas de Numancia cuando el viento sopla, aunque sí se mantiene el austero dormitorio donde éste y sus antecesores daban reposo a unos huesos animados por la fiebre resiliente hacia los elevados universos de la espiritualidad, siendo, como son, tanto las cuevas, como la propia planta octogonal de la ermita cajas de resonancia, donde el eco de lo sobrenatural se manifiesta bajo la apariencia de ese viento del espíritu que parece poseer eternamente el lugar.
En la planta superior, en las inmediaciones de la capilla del Santo Cristo, imagen gótica cuyo rostro de felicidad anima, al que lo contempla, a ver un velo de justa compensación detrás del martirio y del sufrimiento, la iglesia, que alberga, además del busto del Santo, un tesoro artístico del pintor barroco, Juan Zapata Ferrer, anima a contemplar esas fabulosas historias contenidas en ‘La Leyenda Dorada’, de Santiago de la Vorágine, con similar manera a como algunos escritores, más o menos contemporáneos, como el padre de Madame Bovary, el escritor francés Gustave Flaubert, que, partiendo de la base del Diablo y las tentaciones, hizo una obra maestra de las famosas tentaciones de San Antonio, que Zapata incluye en sus pinturas, yendo, incluso, más allá y transmitiendo un mensaje político, en el episodio de las tentaciones de Cristo en el desierto, donde la inequívoca figura del Diablo se presenta vistiendo un hábito de franciscano. En resumen: un lugar sumamente ‘tentador’, valga la redundancia, donde dejar vagar la imaginación y descubrir los numerosos enigmas que se ocultan todavía en tan significativo lugar.
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