Omar era un niño de nueve años que vivió con su abuela, Clarisa, hasta los siete años. Siempre hablaba con ella. Además, escuchaba con ojos ávidos de conocimiento, los cuentos que le contaba todas las noches, pero, un día se fue de viaje. Partió al cielo estrellado de la eternidad. Aquí todo su mundo se derrumbó. Inmediatamente se trasladó a vivir a la casa con sus padres. Ella, Eugenia, una psicóloga comprometida en la investigación del comportamiento humano. El, Zacarías, un químico obsesionado por descubrir una sustancia para mantener la eterna juventud. Ambos salían muy temprano a trabajar, dejando a su hijo en el colegio.
Desde que Omar vive con sus padres todo le parece aburrido. No tiene interés por nada. De repente, una noche, se puso a mirar por la ventana, porque no quería ver a nadie. Escucha a lo lejos un aleteo e, inmediatamente piensa:
-Me gustaría ser un pájaro. Ellos vuelan libres. No tienen normas y siempre se cuidan entre ellos. Yo, en cambio siempre estoy solo. Mis padres están muy ocupados. Desde que murió mi abuela ya nada es igual.
Unas lágrimas rodaron por las mejillas de Omar, pero, al ver una estrella titilando se acordó…
-Mi abuela me dijo que, si algún día no podía estar más conmigo, fuese al baúl que ella me regaló y que leyera el libro que mi abuelo tenía escondido para mí.
Rápidamente se dirigió hacia él. Tomó el libro. Comenzó a leerlo. En la primera página estaba la dedicatoria que le hacia su abuelo con amor. En el siguiente párrafo explicaba que el libro era especial.
-Aquí todo es magia. Cuando lo leas entenderás. Ahora es tuyo. El niño se quedó un rato dormido. Bzz, bzz, bzz, un extraño sonido lo despertó. Vuelve a tomar el libro, leyó y leyó.
-¡Qué bueno! Con estas instrucciones podré ser un pajarillo astuto y, volar libre.
Pero, había una advertencia,
-Recuerda que tu deseo se hará realidad solo durante una hora. Después, todo volverá a ser como siempre.
A Omar no le importó. Se convirtió en pájaro. Salió volando por la ventana. Surcó el cielo de colores, atravesó montañas. Estaba feliz sin normas que cumplir. Sin embargo, se topó con un ave rapaz que quiso atacarlo. Decidió bajar de altura. Pero, cuando estaba revoloteando en un árbol cercano, un gato le propinó un zarpazo. Lo pudo esquivar. Voló un poco más alto. Allí se topó con un nido con dos huevos. Se puso husmear hasta que la madre lo picoteó. No sabía qué hacer ni como pedir ayuda. Inesperadamente, un duende diminuto, que vivía allí le advierte,
-Yo sé un montón de cosas que ni te imaginas. Siempre doy lecciones a los despistados como tú.
-A mí no me importa. Yo quiero ser libre como el viento.
-Sí, está bien. No obstante, acuérdate que ya se termina el tiempo… Tienes que regresar a tu habitación. Te aconsejo que te poses en tu ventana. Allí ocurrirá el cambio.
Omar pensó,
-Es cierto. Ya el encantamiento está por finalizar.
Y, voló inmediatamente. Al estar en su cama recapacitó.
-Descubrí un mundo diferente. Volé libre. Lamentablemente esa no era la libertad que yo pensaba.
El niño se durmió Al despertar, entendió que el sueño está en su corazón. Y, que, gracias a su abuelo, comprobó que le faltaban muchas cosas por aprender para poder volar libre.
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EL NIÑO QUE QUERÍA SER PÁJARO por María del Carmen Sánchez Copyright© 2025
agosto 26, 2025