Castillo Morisco
Conociendo otra de las tantas joyas de Tandil... No tenía ninguna expectativa porque nunca escuché de este lugar, pero lo pude conocer, ver su magia y ahora es un lugar que siempre recordaré, como tantos otros de Tandil.
Está ubicado en la cima del Parque Independencia, así que ya desde que uno va subiendo se empieza a sentir esa sensación de que te estás alejando un poco del ruido, aunque no es que en Tandil haya muchos caos realmente, pero al ir subiendo es aún más calmado. El castillo en sí es una construcción súper pintoresca, con un estilo bien morisco que parece sacado de un cuento. No es enorme, pero sí es lo suficientemente grande para admirarlo... La verdad es que lo que más impacta no es tanto el edificio en sí, sino la vista panorámica que hay desde arriba.
Desde el mirador se puede ver todo Tandil extendido abajo. Las casitas, las sierras, el cielo amplio, que además tuvimos un día hermoso, perfecto, como podrán ver en las fotos… es uno de esos lugares donde te quedás un rato largo mirando sin decir nada, solo disfrutando del paisaje. Tuvimos la suerte de ir en un día despejado y el cielo estaba celeste, sin nubes, así que todo se veía espectacular. No soy de sacarme muchas fotos, pero me sentí tan feliz ahí arriba que saqué muchas, obviamente no podía subirlas todas, es imposible. Pero haber hecho una buena selección para este post.
Al lado del castillo hay un restaurante que, por lo que vi desde afuera, se veía muy lindo y costoso. Tiene mesas en una especie de terraza que da justo hacia la vista, así que me imagino que debe ser un planazo comer algo ahí mientras mirás el paisaje. Lamentablemente, no entré porque estaba medio corto de plata, pero me quedé con las ganas. Capaz la próxima vez me organizo mejor y me doy ese gusto. Al menos ya sé que ese lugar está ahí.
Más allá del castillo y el restaurante, lo que me encantó fue el espacio verde que hay arriba de todo. Hay varios caminos para caminar y hacer pequeñas caminatas por la zona, rodeados de árboles. No es una caminata exigente ni nada por el estilo, es totalmente para relajarse, ver árboles, plantas, respirar aire puro. Es una maravilla.
Algo que me sorprendió (para bien) es que a pesar de que había bastante gente, el ambiente seguía siendo muy tranquilo. Nada de ruidos molestos ni basura tirada, la limpieza en Tandil en lo que he conocido de Tandil es bastante evidene. Se nota que es un lugar cuidado, y que la gente lo respeta. Eso se agradece y habla muy bien de su gente.
Me fui con la sensación de haber descubierto un rincón muy especial, y ya tengo ganas de volver. Tandil es pura magia, cada rincón es una sorpresa diferente. ¡Qué hermosa es Argentina!
E N G L I S H
Morisco Castle
Discovering yet another hidden gem in Tandil… I honestly had no expectations because I had never heard of this place before, but I got the chance to visit it, feel its magic, and now it’s a spot I’ll always remember—just like many others in Tandil.
It’s located at the top of Parque Independencia, and as you start going up, you get that feeling of slowly disconnecting from everything. Not that Tandil is hectic or chaotic—it’s quite the opposite—but as you climb, it gets even more peaceful. The castle itself is a super picturesque building, with a very distinct Moorish style that looks like it was taken straight out of a fairytale. It’s not huge, but it’s big enough to admire… That said, what truly takes your breath away is not the building itself, but the panoramic view from up there.
From the lookout, you can see all of Tandil spread out below—the little houses, the hills, the wide-open sky… And we were lucky enough to go on a perfect day, as you’ll probably notice in the photos. Clear blue sky, no clouds—it was absolutely stunning. It’s the kind of place where you just sit quietly for a while, doing nothing, just taking in the view. I don’t usually take that many photos, but I felt so happy up there that I ended up snapping a bunch. Of course, I couldn’t post them all, that would be impossible, but I think I did a good job picking the best ones for this post.
Right next to the castle, there’s a restaurant that looked really nice—and expensive, to be honest. It has tables on a sort of terrace that faces the view, so I imagine it must be an amazing experience to eat there while enjoying the scenery. Sadly, I didn’t go in because I was kind of short on money at the time, but I definitely wanted to. Maybe next time I’ll plan ahead and treat myself. At least now I know that place is there waiting.
Beyond the castle and the restaurant, what I really loved was the green space at the top. There are several walking paths surrounded by trees, perfect for a light stroll. Nothing intense or difficult—it’s more about relaxing, being in nature, breathing fresh air. It’s honestly a delight.
One thing that pleasantly surprised me was how peaceful it remained, even though there were quite a few people around. No loud noises, no trash—everything was clean and well-kept. From what I’ve seen so far, Tandil really takes care of its public spaces, and people seem to respect them too. That kind of atmosphere is priceless.
I left with the feeling that I had discovered a really special spot, and I’m already looking forward to going back. Tandil is pure magic—every corner hides a different surprise. How beautiful Argentina is!
