ENGLISH

Camping on a mountain was one of those things I wanted to do, but at the same time, I wasn't motivated to actually do it.

I had already climbed small hills and gradually started to like the mountains. Since I was a child, the landscape had caught my attention, and I imagined climbing easily, like a giant who only needed a few steps to reach the top.

I remembered this when I suddenly found myself on the way to Pico Naiguatá, the highest peak on the Venezuelan coast, with almost three thousand meters of altitude.

A friend mentioned that there was a hiking group organizing a three-day route.

At first, I doubted it, but in the end, I decided to do it.

I don't know why; I just let myself go.

To get to the mountain, you have to go to Caracas if you're not from this city.

We left from Valencia, which is about two hours away.

We arrived at 8 pm and, with flashlights in hand and helmets, we began to climb.

On the way, I wondered what I was doing there. Why was I climbing a mountain at night with mostly strangers?

I let myself go again, and suddenly the city of Caracas began to be seen from afar, and gradually the noise started to silence.

Now what abounded were the sounds of crickets and the panting of everyone’s fatigue.

We reached an Inparques post, which is the state institution that monitors and controls natural parks.

A guard checked our bags and belongings. We stayed there for a while.

The guide told us to follow the path and continue with his assistant while he "sorted things out" with the official.

We all knew what was happening, and we obeyed. We walked for about two hours until we reached a viewpoint where Caracas looked more insignificant and shiny.

Furthermore, we took a photo (which I can't find), then rested and had a chance to get to know each other a bit more.

There were doctors, broadcasters, psychologists, among other professionals.

There were nice people. I didn't socialize much, not even with my friend. I enjoyed the mountain route at night on my own.

We spent the night after reaching the first point. It was 12 am.

We got up at 5:30 am. The first thing I saw was the sunrise from the tent.

The weather was spectacular. Although my body ached a bit, there was still a long way to go.

We had breakfast, and after two hours, we continued our journey.

We literally climbed the mountain ALL day. I found it incredible how gradually the vegetation and the environment changed as we progressed. The higher we climbed, the colder it got.

I didn't know, and I climbed in shorts, but as a cold lover, I enjoyed it.

However, during the night, when we reached the second point, I had a rough time.

It rained, and the tent got wet. I didn't have proper equipment or clothing.

However, one of the travelers invited me to his tent, and the guide lent me a sleeping bag, so I slept better.

I was tired and just wanted to sleep.

At dawn, we continued climbing to reach the last point of the mountain, where you see the contrast between the sea on one side and the mountain where we were.

We spent a few hours contemplating the landscape until we descended and repeated the route in reverse all day.

I arrived in Valencia at 10 pm, very tired but very satisfied.

I want to do the route again but this time much more prepared.

ESPAÑOL

Acampar en una montaña era una de esas cosas que quería hacer, pero que al mismo tiempo no me motivaba a concretarlo.

Ya había subido pequeños cerros y poco a poco le fui agarrando cariño a la montaña. Desde niño me llamaba la atención el paisaje e imaginaba que subía fácilmente, como un gigante que solo necesitaba dar unos pasos para llegar hasta la cima.

Recordé esto cuando de repente me encontré de camino hacia el Pico Naiguatá, el más alto de la costa de Venezuela, con casi tres mil metros de altura.

Una amiga me comentó que había un grupo de excursión que estaba organizando una ruta de tres días.

Al principio lo dudé, pero al final me decidí a hacerlo.

No sé por qué, simplemente me dejé llevar.

Para llegar a la montaña hay que ir hacia Caracas en caso de que no seas de esta ciudad.

Nosotros salimos desde Valencia, que queda a unas dos horas aproximadamente.

Llegamos a las 8 pm y con linternas en mano y cascos, comenzamos a subir.

En el camino me preguntaba qué hacía allí. ¿Por qué estaba subiendo una montaña de noche junto a una mayoría de desconocidos?

Me volví a dejar llevar y de repente ya la ciudad de Caracas comenzaba a verse de lejos y poco a poco el ruido comenzaba a silenciarse.

Ahora lo que abundaba era el canto de los grillos y los jadeos de cansancio de todos.

Recuerdo que llegamos a un puesto de Inparques, que es la institución estatal que vigila y controla los parques naturales.

Un guardia registró nuestros bolsos y pertenencias. Estuvimos allí un rato.

El guía nos dijo que siguiéramos el rumbo y continuáramos junto a su asistente mientras él “resolvía” con el funcionario.

Todos sabíamos qué pasaba y le hicimos caso. Duramos unas dos horas hasta que llegamos a una vista de Caracas que cada vez se veía más insignificante y brillante.

Nos tomamos una foto (que no consigo), luego descansamos y tuvimos la oportunidad de conocernos un poco más.

Había médicos, locutores, psicólogos, entre otros profesionales.

Había personas agradables. Yo no socializaba mucho, ni con mi amiga. Disfrutaba por mi cuenta de una ruta de montaña en la noche.

Pasamos la noche luego de llegar al primer punto. Eran las 12 am.

Nos levantamos a las 5:30 am. Lo primero que vi fue el amanecer desde la carpa.

El clima estaba espectacular. Aunque me dolía un poco el cuerpo, aún quedaba trayecto por recorrer.

Desayunamos y al cabo de dos horas seguimos con el viaje.

Literalmente estuvimos subiendo la montaña durante TODO el día. Me pareció increíble cómo poco a poco la vegetación y el entorno cambiaban conforme avanzábamos. Mientras más subíamos, más frío hacía.

No lo sabía y subí en shorts, pero como soy amante del frío, lo disfruté.

Sin embargo, durante la noche, cuando llegamos al segundo punto, la pasé un poco mal.

Llovió y la carpa se mojó. No tenía ni equipo ni indumentaria adecuados.

Sin embargo, uno de los viajeros me invitó a su carpa, y el guía me prestó un saco de dormir, y dormí mejor.

Estaba cansado y solo quería dormir.

Ya en la madrugada seguimos subiendo para llegar al último punto de la montaña, donde ves el contraste entre el mar de un lado y la montaña donde nos encontrábamos.

Estuvimos unas horas contemplando el paisaje hasta que bajamos y repetimos la ruta en reversa todo el día.

Llegué a Valencia a las 10 de la noche, muy cansado pero muy satisfecho.

Quiero volver a hacer la ruta pero esta vez mucho más preparado.