La belleza de lo efímero// The beauty of the ephemeral ( ESP//ENG)

Hay colores que nunca has visto y una vez que los ves ya quedas fascinado. Así me pasa con los atardeceres. Una mezcla de emociones se unen  para formar en mi esa profunda admiración y justo ahí descubro todo lo que siempre estuvo oculto ante mis ojos. Pero no precisamente de colores se trata mi publicación .  Se puede decir que era un día cualquiera, pero no, este no era el caso. Ya lo había planeado, la jornada seria diferente. Decidimos ir al malecón, ese lugar que, para nosotros, había sido testigo de risas, confidencias y promesas. Esta vez, sin embargo, teníamos un plan especial: una comida en un atardecer en el malecón habanero.  Al llegar, el sonido de las olas rompiendo contra las rocas nos dio la bienvenida, y la brisa nos acarició el rostro. Buscamos un rincón cómodo, donde pudiéramos disfrutar de la vista sin distracciones. Extendimos la manta sobre el concreto fresco y nos sentamos, rodeados de la vibrante atmósfera habanera. A nuestro alrededor, familias, parejas y amigos se reunían para compartir de la tarde.  Mientras comíamos, compartíamos historias, risas y miradas cómplices. Cada palabra se sentía, como si la brisa del malecón llevara nuestras preocupaciones lejos, dejándonos solo el presente y aquella vista que atraía a más de uno y como no, si el sol se deslizaba hacia el horizonte y el cielo se iluminaba en un espectáculo de luces. Los naranjas intensos se mezclaban con rosas suaves, creando una paleta que parecía vibrar.  Así que no lo pensamos mucho y capturamos el momento, inmortalizando la belleza del atardecer y nuestra felicidad.  Pronto las luces de La Habana comenzaron a encenderse, creando un ambiente mágico. El malecón, que durante el día había sido un bullicio de actividad, ahora se transformaba en un lugar sereno, iluminado por las estrellas que comenzaban a asomarse. Nos quedamos contemplando la noche que caía sobre La Habana, conscientes de que, en cada atardecer, siempre hay una historia que contar y un amor que celebrar porque la belleza de lo efímero siempre puede ir más allá.  * Texto de mi propia creación * Texto traducido por: All language translate app * Las imágenes utilizadas son de mi galeria En Ingles There are colors that you have never seen and once you see them you are already fascinated. This happens to me with the sunsets. A mixture of emotions come together to form that deep admiration and right there I discover everything that was always hidden from my eyes. But not precisely colors is my publication. It can be said that it was any day, but no, this was not the case. I had already planned, the day would be different. We decided to go to the Malecon, that place that, for us, had witnessed laughter, confidences and promises. This time, however, we had a special plan: a meal in a sunset in the Havana Malecon. Upon arriving, the sound of the waves breaking against the rocks welcomed us, and the breeze stroked our face. We are looking for a comfortable corner, where we could enjoy the view without distractions. We extended the blanket on fresh concrete and sat down, surrounded by the vibrant hayane atmosphere. Around us, families, couples and friends gathered to share in the afternoon. While we ate, we shared stories, laughs and complicit looks. Each word felt, as if the breeze of the Malecon took our concerns away, leaving only the present and that view that attracted more than one and of course, if the sun slid towards the horizon and the sky was illuminated in a show of lights. Intense oranges mixed with soft roses, creating a palette that seemed to vibrate.  So we don't think much and capture the moment, immortalizing the beauty of sunset and our happiness. Soon Havana's lights began to turn on, creating a magical atmosphere. The Malecon, which during the day had been an bustle of activity, was now transformed into a serene place, illuminated by the stars that began to appear. We were contemplating the night that fell on Havana, aware that, in each sunset, there is always a story to tell and a love to celebrate because the beauty of the ephemeral can always go further.