Es normal escuchar que cada uno de nosotros tenemos cualidades innatas y otras que hemos adquirido a través de las experiencias y situaciones vividas, esas cualidades, son como un faro que llevamos por dentro, es un faro único y especial que brilla con más intensidad cuando desarrollamos aquello que nos llenas de alegría y propósito, quizás tú lo llames Pasión.
Para algunos, esta pasión se puede convertir en arte, música o liderazgo, para mí el faro se enciende con la enseñanza, con la idea transmitir y comunicar ideas renovadas, ideas que inspiren y que nos permita crecer a nivel personal y profesional. De manera que la posibilidad de ser Profesor y enseñar, me ha permitido verme como un jardinero, pero en este caso de mentes y corazones.
Y ha sido tan claro mi propósito que hoy por hoy, siento que este arte debe trascender fronteras, de manera que ahora proyecto mi visión de vida a través de materiales audiovisuales, con la intención de que más personas me puedan escuchar.
Como profesor y como creador me muevo bajo interacciones que se representa como esa semilla o fruto de un arduo trabajo y planificación, donde puedo ver que las semillas pueden germinar rápidamente, pero en otras ocasiones, es un proceso lento y desesperante que puede llegar a desenfocarte del camino que he decidido transitar.
En este sentido, puedo decir que enseñar, más que mi talento es mi refugio, es ese espacio donde encuentro felicidad, donde la curiosidad aparece como un destello que permita la construcción de conocimientos sólidos y significativos.
Definitivamente, hoy puedo decir que he encontrado mi faro, que he encontrado ese brillo que me conecta con el mundo exterior, pero tengo que ser consiente que todo faro necesita de combustible para mantenerse encendido y es aquí, donde la imaginación y los momentos de pausa son necesarios.
Las pausas son esos momentos libres, donde pienso e imagino lo nuevo que voy a enseñar y en como lo voy hacer, es transformar conceptos complicados en ideas claras y accesibles, definitivamente cuando pienso en la enseñanza no solo veo un trabajo, sino un puente entre el conocimiento y las personas.
¿Y tú? ¿Qué haces parar alimenta tu luz interior o tu faro? Tal vez disfrutes dibujar, leer, escribir o simplemente observar el mundo que te rodea. La verdad creo que son esos momentos de tranquilidad y quietud, donde las ideas fluyen y donde conectamos con nuestra verdadera esencia.
De manera que, a partir de lo anterior, me gustaría que hicieras junto conmigo un pequeño ejercicio. Imagina cómo sería un día perfecto donde tu talento se exprese plenamente. Escríbelo y describe cada detalle.
Ahora dime en la sección de comentarios, ¿cómo te sientes?, ¿qué haces?, ¿cómo impactas a los demás? Te pido que reflexiones, sobre las pequeñas acciones que puedes tomar hoy para acercarte a ese día especial.
Por ejemplo, cuando pienso en la proyección de mi talento, me veo enseñando con pasión, conectando con personas de diferentes edades, simplificando ideas complejas y viendo cómo esos conocimientos encienden una chispa en sus ojos.
Es una visión que me guía y me motiva a seguir aprendiendo, creando y compartiendo, porque sé que cada pequeña acción cuenta y que cada esfuerzo suma. Quiero que tengas en mente algo importante, el talento es una herramienta poderosa, pero también necesita que lo trabajes, que lo cultives y que lo moldees.
Así que es necesario que cuides tu faro, utiliza la pasión para encenderlo, aplica la constancia y la dedicación, pero sobre todo se disciplinado. Cuando aplicas esta fórmula la luz se hace más grande para guiar a otros, para iluminar sus caminos, mientras tú mismo descubres nuevos horizontes.
Y ahora que conoces todo esto, te pregunto ¿Cómo piensas mantener tu faro encendido?