¡Hola amigos!
Regreso nuevamente ante ustedes con otro poema. En esta oportunidad se trata de un texto, resultante de uno de los ejercicios que nuestro amigo @restaurador propone como parte de su curso Palabras con sombra de árbol, en la autopista de WhatsApp.
Décimas encadenadas, esta vez con métrica endecasílaba que espero puedan disfrutar y si lo desean, dejarme sus impresiones en comentarios.
Sin más, les invito al jardín y les abrazo con toda la luz.
SOLO QUEDA EL JARDÍN
Como recibe el mar un cielo ausente, —adornada con suave desencanto—, la rosa de mi pecho cubre en llanto, el vacío y la mano indiferente. ¡Vuelve ya!—es su clamor. Inútilmente, los recuerdos fermentan como el vino y su etílica imagen. Asesino que acaricia en oscura compañía, marchitando en las flores la alegría. Solo queda el jardín, es mi destino.
Solo queda el jardín, ¡es mi destino! Pesada sensación de la locura herida por la sed. ¡Mayor tortura! Los eriales desvisten el camino. Ausencia que consume lo divino en los íntimos bordes del desierto, cenizas de mi flor al descubierto. Su abundante nostalgia, su tristeza, deja estériles campos donde reza. Presumo que no es polvo lo que ha muerto.
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