En mi trabajo, comparto espacio con una chica de Bolivia, quien me ofreció un pequeño sachet con una bebida conocida, pero que viene directo de su país, y fue así como probé avena ya lista para consumir, pero que venía directamente desde Cochabamba, Bolivia.
Debo confesar que de Bolivia he probado pocas cosas, y las que si, eran relacionadas con derivados de la hoja de coca, que son realmente buenos y beneficiosos para el organismo, aunque la mala fama que le han creado quienes la usan para crear sustancias ilícitas le resta credibilidad en los mercados internacionales; pero en este caso, se trataba de una bebida que suelo consumir con frecuencia, pero realizada en casa y con las hojuelas de avena.
Me gustó el empaque, pues está ideal para ser llevado en la cartera o para enviarle a los niños a la escuela, sin peligros (o muy pocos) de que se vaya a derramar, y aunque ese tipo de productos siempre es recomendable mantenerlos en frío, no es necesario hacerlo, además que puede tomarse también en su estado natural, sin que perjudique la digestión.
Para consumirlo, se puede abrir un orificio y servir en un vaso, pero en mi caso, opté por beberlo directamente de la bolsita, lavando muy bien antes de hacerlo, ya que siempre será lo más recomendable, pues en la manipulación de los productos en los supermercados, no sabemos por cuantos elementos contaminados pudo hacer pasado (y créanme, que trabajando en un local de estos, no es solo una persona quien lo hace).
Su sabor es dulce, sin llegar a ser desagradable para quienes no consumimos azúcares con frecuencia, y su textura es como la de la chicha, es decir, no lleva los grumos propios de la avena en hojuelas que se prepara en casa. Tiene, además, un ligero sabor a canela, lo que lo hace apetecible para su público principal que son los niños.
Fue una experiencia agradable y diferente, probando productos nuevos provenientes de otro país.
At work, I share space with a girl from Bolivia, who offered me a small sachet of a well-known drink, but one that comes directly from her country, and that's how I tried ready-to-eat oats, but ones that came directly from Cochabamba, Bolivia.
I must confess that I have tried few things from Bolivia, and those I have tried were related to coca leaf derivatives, which are really good and beneficial for the body, although the bad reputation created by those who use it to create illicit substances detracts from its credibility in international markets. But in this case, it was a drink that I often consume, but made at home with oat flakes.
I liked the packaging, as it is ideal for carrying in your bag or sending to school with the children, with little or no risk of spillage. Although it is always advisable to keep this type of product cold, it is not necessary to do so, and it can also be consumed in its natural state without affecting digestion.
To consume it, you can open a hole and pour it into a glass, but in my case, I chose to drink it directly from the bag, washing it thoroughly beforehand, as this is always the most advisable thing to do, since when products are handled in supermarkets, we don't know how many contaminated items it may have come into contact with (and believe me, working in a place like this, it's not just one person who does it).
It has a sweet taste, without being unpleasant for those of us who don't consume sugar frequently, and its texture is like that of chicha, meaning it doesn't have the lumps typical of rolled oats prepared at home. It also has a slight cinnamon flavor, which makes it appealing to its main audience, children.
It was a pleasant and unique experience, trying new products from another country.
Foto/Photo by: @mamaemigrante Edición/Edited by @mamaemigrante using canva Translated and formatted with Deepl