Son las 3 am y no he podido cerrar los ojos. Mi mente va a mil por hora imaginando un sin fin de escenarios donde todo sale mal. Trato de leer sobre como curarme y mejorar pero las palabras no pasan más allá de mis ojos.
Todo se queda en el papel y en mi cabeza el conflicto no está cerca de terminar.
Me pierdo a mí misma una vez más tratando de encontrarme y culpo a quién sea necesario por no conseguir pasión en lo que hago. Una vez más vuelvo a procrastinar. Porque soy cíclica, mucho más allá de mis períodos.
Porque no es la primera vez que me pierdo y la ruta que tenía semi trazada se va borrando por completo.
Me pasa siempre que intento algo nuevo, por eso nunca aprendí a escalar, ni a tocar guitarra, ni a coser y otro montón de cosas que quise intentar.
No quiero dar excusas. No las necesito porque asumo por completo mi responsabilidad. Me he dejado llevar por todas las situaciones de las que no tengo control y mi camino ha perdido sentido. Llevo mucho tiempo sintiendo que estoy caminando sin saber a donde voy.
Estoy decidida a darle fin a todo eso, a replantearme y confiar nuevamente en mi y en mis proyectos, ya que mi vida literalmente está en peligro, tengo que hacer maletas y enfrentarme a una realidad que jamás imagine.
Es importante recobrar el sentido. Empezar a quererme, valorarme y ser más consciente.
Necesito amarme hoy más que nunca.
Y para eso necesito tiempo.
Porque no te levantas un día y simplemente todos tus demonios desaparecieron.
Necesitas reflexionar un montón, mirarte al espejo, reconocer lo que eres y lo que no, abrazar tus defectos y enfatizar tus virtudes, decirte cosas bonitas y dejar de reprocharte por todos tus errores...
Suena fácil, ¿cierto?
Por eso no creo en palabras sino en acciones.
Este aspecto de mi vida me ha tomado como diez años (porque antes de los nueve prácticamente no recuerdo) y no es algo que se me hago fácil con el paso del tiempo.
Hay recordatorios constantes de mis fracasos, cicatrices y frases que duelen una y otra vez.
Y aunque vivir con eso sea lo más cercano que he conocido de infierno, cambiar me da muchísimo miedo.
Cuando hay tantas bocas diciendote que no puedes, empiezas a creertelo.
Sobretodo cuando una de esas es la tuya.
Por eso decidí tomarme un tiempo para reconfigurarme y esta vez espero que sea por completo.
No pienso salir de aquí arrastrando tanto dolor y sufrimiento, mucho menos autoinflingido. En las maletas no tengo espacio para eso.
Así que hago el esfuerzo para hacer de este el mejor momento, donde soy un lienzo en blanco esperando ser cubierto con las imágenes más hermosas del universo.
Porque ya estoy cansada de pelear con Marcelim y es hora de que seamos las amigas que siempre debimos ser. Y porque para amar a cualquier otra persona, tengo que amarla a ella primero.
Y empezar a querer(me) bonito, sin restricciones y agradeciendo las pequeñas cosas, esas que nutren nuestras raíces en el día a día y que finalmente permiten florecer.
Ha sido una semana dura (en realidad un par de semanas) y me tomé un tiempo libre sin decírselo a nadie, así que lo siento, pero necesitaba esto.
Nuevamente, agradezco todo el apoyo que me han dado y sobretodo a esas personitas que me escribieron para saber si estaba bien, son un sol.
Todavía ando muy ocupada pero trataré de estar acá lo más que pueda. Steemit me hace feliz. ¡Y espero que a ustedes tambien!
Dejenme cosas bonitas en los comentarios y nos leemos por ahí.
Las imagenes que no tengan fuente, son de mi autoría.