Vergüenza
Detrás de las nubes lagrimeantes, un manto oscuro ocultó las estrellas; pero, mis ojos inquietos, llegaron a ellas para mirar aquel universo destellante.
Lluvia torrencial e incesante; no amaina, borrando toda huella de la que hasta ayer fue doncella y que hoy sufre el pecado lacerante.
Gélidos caudales arrastraron el honor, la templanza, la prudencia, el valor a profundas aguas turbias.
Donde la lluvia y las lágrimas; en efímera simbiosis de dolor, no lograron mutualismo en el amor.