Hola a todos feliz #juevestbt. Hoy les comentaré una de las experiencias más bonitas e inolvidables que vive la mujer, y en particular la más grata y satisfactoria que he tenido como persona: ser madre.
Transitaba la semana treintaiseis de embarazo, hasta el momento todo iba bien, el peso adecuado y el feto no presentaba ninguna anomalía.
Pero todo cambiò una mañana. Me levanté toda hinchada; rostro, manos y piernas, se me hacia casi imposible caminar, además por el dolor insoportable en los pies.
Rápidamente me remití para el hospital del municipio donde vivo, allí me diagnosticaron preeclamsia.Este diagnóstico consiste en la presión arterial alta y en ocasiones problemas renales, este último con suerte no fue mi caso.
Fui entonces trasladada al hospital materno de la provincia, allí tendría todos los cuidados necesarios, para proteger mi vida y la de mi bebé.
No les miento estaba muy asustada y allí ves y escuchas historia que te calan hasta los huesos. Pero toda llena de fe y esperanza para que todo saliera como tanto había esperado.
Allí hice muchas amistades incluso aunque han pasado dos años seguimos en contacto y es que ese momento es tan especial que hace que las personas que están a tu alrededor lo sean también.
Hasta ese momento no sabía el sexo de mi bebé y fue una de las tantas mañanas de examen y ultrasonidos que una doctora toda amable me dijera - trae varón mamá. Fue uno de los mejores momentos en toda aquella preocupación. Mi esposo brincaba de alegría, contento porque tendría un cómplice de juegos y por supuesto un acompañante para el gimnasio sin duda alguna.
Yo estaba toda eufórica, habitaba dentro de mi, un pequeño príncipe desconocido, mi propio principito,el niño que vendría a darle más color a nuestros días .
También sentí un poquito de nostalgia no lo voy a negar, vino hasta mis pensamientos mi papá que tuvo cuatro princesas y se moría por tener un hijo varón .Y aunque se que no estaba físicamente para conocerlo desde lo alto festejaba porque vendría al mundo su segundo nieto.
Allí tuve que esperar hasta la semana 38, luego me indujeron parto, experiencia nada gratificante, gracias a la mano de mamá que nunca me soltó.
.Y entre el dolor y el cansancio llegó al mundo mi Anthony el 8 de mayo del 2023. Mi pequeño y travieso niño… pero bueno esa es otra historia para otro jueves de TBT.
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Hello everyone, happy #btthursday. Today I'm going to tell you about one of the most beautiful and unforgettable experiences a woman can have, and in particular, the most pleasant and satisfying experience I've had as a person: being a mother.
I was thirty-six weeks pregnant. Up until then, everything was going well, my weight was adequate, and the fetus showed no abnormalities.
But everything changed one morning. I woke up all swollen; my face, hands, and legs were almost impossible to walk, and the pain in my feet was excruciating.
I was quickly sent to the hospital in the municipality where I live, where I was diagnosed with preeclampsia.This diagnosis consists of high blood pressure and sometimes kidney problems; luckily, the latter didn't happen in my case.
I was then transferred to the provincial maternity hospital, where I would receive all the necessary care to protect my life and that of my baby.
I'm not lying, I was very scared, and there you see and hear stories that touch you to the core.But all full of faith and hope that everything would turn out as she had so long hoped.
There I made many friends, even though it's been two years, we've still been in touch, and that moment is so special that it makes the people around you feel special too.
Until that moment, I didn't know the sex of my baby, and it was one of the many mornings of exams and ultrasounds that a kind doctor told me, "You're having a boy, Mommy." It was one of the best moments of all that worry. My husband was jumping for joy, happy because he would have a playmate and, of course, a gym buddy, no doubt.I was euphoric; a little unknown prince lived inside me, my own little prince, the child who would come to add more color to our days.
I also felt a little nostalgic, I won't deny it. My thoughts came back to my father, who had four princesses and was dying to have a son. And even though I knew he wasn't physically here to meet him from heaven, I celebrated because his second grandchild was coming into the world.
There I had to wait until week 38, then they induced labor, a less-than-gratifying experience, thanks to Mom's hand, who never let go.
And amidst the pain and exhaustion, my Anthony came into the world on May 8, 2023. My little, mischievous boy... but hey, that's another story for another TBT Thursday.
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My dear hivers, I declare that I did not use AI to write this post. The photos are my property and the banners were created in Canva, courtesy of @yuraimatc.
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