Hoy quiero dejar por escrito una experiencia muy especial: la caravana de los 100 días. Un evento que, más allá de la fiesta, simboliza que el final del camino está cada vez más cerca. Y como este pequeño espacio en la web ha sido testigo de cada uno de mis logros, dejaré mi pequeña huella por acá, para en unos años revisar mis antiguos post y sonreír al ver como pensaba la María de este tiempo.
Esta vez Me tocó vivirla en modo residente de post guardia: había salido de turno, con apenas unas pocas horas de sueño, y aún así no podía perderme la oportunidad de celebrar. Me levanté con toda la energía que me quedaba y me uní a la gran caravana, rodeada de mi familia, mis amigos y mis compañeros de batalla en esta aventura llamada residencia. Una bonita costumbre que no deberíamos dejar morir nunca.
Confieso que la resistencia ya no es la misma —a medianoche ya sentía el peso del cansancio (o la edad) y decidí retirarme— pero lo importante es que estuve allí, presente, celebrando que ahora solo me separan 23 guardias y menos de 90 días de convertirme oficialmente en pediatra puericultor de la Universidad de Carabobo.
Más que una fiesta, fue un recordatorio de que cada desvelo, cada sacrificio y cada paso me han traído hasta aquí. Y aunque aún faltan jornadas intensas, el corazón late con ilusión: la meta está cerca.
Más allá de todo, incluso del título, me hace sentir orgullosa el ver que en los últimos 3 años superé cosas que la maria del pasado jamás hubiera imaginado, me lleve y me exigí hasta el límite, y hoy estamos a pocos días de recoger los frutos del esfuerzo.
No les miento, me asusta un poco el futuro, esto de ser recién graduado y desempleado no será sencillo. Pero pruebas más, pruebas menos aquí vamos con el corazón en la mano, demostrándome cada día lo genial que soy, creyéndome invencible. Porque como dicen por allí, a veces el principio de todo es que para ser, primero hay que creer que se puede ser.
Este es un post quizá un poco para mí misma, un auto mensaje que me invita a no rendirme, porque siempre he podido con todo, aunque a veces he tocado fondo, jamás me he quedado hundida en mis tormentas. No sé cómo, pero siempre logro salir a flote.
Que bonito se siente ver que si pudiste aquello que en su momento nunca pensaste superar. Y aunque el futuro es incierto, hoy decidí no agobiarme por lo que viene, si no disfrutar del presente. De alguna manera era romantizar estos últimos meses de postgrado que le queda, con las manos abiertas para recibir lo que se viene.
Esto de culminar etapas dentro de todo duele un poco. Es como disruptivo que está alocada rutina este por acabarse, me siento feliz y un poco nostálgica. En fin, espero que disfrutaran de esta pequeño escrito de una Maria reflexiva un sábado a las 12 del día. Por los momentos me despido, nos vemos en la próxima publicación.
NOTA IMPORTANTE: Todas las fotografías ultilizadas en esta publicación son de mi propiedad, tomadas desde mi dispositivo móvil modelo I Phone 12