CARAMELO, OUR NEW FURRY FRIEND [EN - SPA]

Hola amigos de Hive, hoy vengo con un relato de la llegada de un amiguito a mi familia...

Un adorable, travieso y peludo miembro se ha sumado a nuestra familia. Caramelo ha revolucionado nuestro hogar con sus travesuras, su energía inagotable y su amor incondicional. Este precioso amigo de 4 patas llegó a nuestras vidas aproximadamente desde abril/mayo del año pasado; no sabemos bien de dónde salió, lo único certero es que llegó estando en un estado de desnutrición y tomó como su lugar el frente de nuestra casa. Desde la primera vez que lo vimos, nos encariñamos porque es un ser que transmite mucho con su mirada, y esta en esos momentos nos transmitía que nos necesitaba, así que por ello, junto con una prima, decidimos empezar a darle comida y agua, pero aún sin dejarlo entrar a casa. (Hago aquí una acotación, de que desde mis 8 años no había tenido mascota, ya que en el lugar donde vivimos no nos lo permitían; siempre he sido amante de los perritos, y mi hermana igual.)

Pasaron varios días en los que Caramelo seguía a las afueras de nuestra casa, y nosotros aun dándole su comida y agua, pero ya ahora nos empezó a acompañar a varios lugares cuando nos veía salir. Por ejemplo, acompañaba a mi hermana a la parada de transporte antes de ir a su colegio, o si íbamos a algún abasto/tienda, ahí estaba él a nuestro lado haciéndonos compañía. Se volvió rutina que nos esperara y brincara encima con emoción cada vez que llegábamos a casa, pero nuestro corazón se arrugaba cada vez que teníamos que cerrarle la puerta y no poder dejarlo entrar a casa. A principios de junio, las lluvias empezaron y en lo que pensábamos era en Caramelo. Él se refugiaba bajo un techo que sobresalía de una casa en frente de la nuestra, hasta que decidimos resguardarlo en el garaje de la nuestra. Su felicidad por estar dentro de casa era incomparable, pero no podíamos dejarlo por mucho tiempo; cada vez que la lluvia cesaba, lo dejábamos salir, él sin mucho ánimo y nosotros de nuevo con el corazón arrugado, pero debíamos seguir las reglas impuestas por el lugar donde vivimos.

A finales de junio, mi hermana y yo hicimos un viaje a Caracas, y mi abuela y papá quedaron a cargo del “cuidado” de Caramelo, y el día que retornamos ocurrió un accidente con Caramelo: una moto lo atropelló. Agradecida con el universo de que no pasó a mayores, y solo tuvo simples raspones que tratamos y curamos en casa, pero como se dice, después del susto, un buen gusto, pues ese accidente nos dio luz verde para tener ya en definitivo a Caramelo en casa. Desde que está aquí, la dinámica en casa es una locura, puesto que Caramelo es un perro con mucha energía. Tenemos para él muchos juguetes, pero sus favoritos son unos peluches que mi hermana y yo le regalamos, y que ya están algo “destruidos”… Ama a mi papá, y es muy celoso con él; le ladra demandando su atención cuando lo ve que está con nosotras. Con mi hermana y conmigo es caso aparte; siempre está haciendo algo para que juguemos con él o simplemente lo consintamos, y a abuela la quiere y respeta mucho, le hace compañía en las tardes cuando ella hace su siesta.

Nos sorprende su inteligencia y lo rápido que aprende lo que le enseñamos... Entre sus travesuras memorables están las veces que entra al cuarto de mi hermana a sacar sus peluches y nos lo muestra en forma de saber si puede jugar con ellos, y sus días de baño en las que salimos más empapadas nosotras que él. Todas las noches, se acurruca a mis pies mientras veo la televisión. Es una hermosa compañía. La llegada de Caramelo nos ha unido aún más como familia. Nos encanta pasar tiempo jugando con él y dándole todo nuestro cariño. Él es un verdadero ejemplo del significado del amor incondicional, la lealtad y la amistad. Gracias a él, hemos aprendido a ser más pacientes, responsables y compasivos.

Los que tienen o han tenido mascota saben de lo que hablo. Estos amigos son seres especiales que nos llenan de alegría y nos acompañan en cada etapa de nuestra vida, y Caramelo llegó en el momento justo e indicado.