Esp.- Historia de terror / El cuarto de las horas.

@mayifiestas · 2025-11-02 19:28 · Freewriters

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Saludos amigos de #hive acá les dejo una nueva historia creada por mi, la cual espero sea de su agrado.

⏳ El Cuarto de las Horas⏳

Cuando Antonia recibió la noticia de que heredó la casa de su abuela, lo consideró una bendición, y se sintió muy afortunada, aunque realmente le causó asombro, pues su abuela quien siempre la había odiado, había desaparecido y nunca sus restos fueron encontrados. Era una casona antigua, de madera oscura y techos altos, ubicada en las afueras de Guadalupe, un pueblo perdido en el tiempo, en algún lugar de centroamérica, rodeada siempre por una densa niebla casi de manera perpetua, está casa tenía un aire de solemnidad, como si guardara secretos que prefería no compartir con nadie.

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Durante los primeros días de su llegada, Antonia se dedicó a limpiar y explorar cada rincón de la casa, para encontrarse con que cada habitación tenía su propia atmósfera, aunque nada especial, en su recorrido se encontró con una habitación que permanecía cerrada con llave, solo un pequeño grabado en la puerta que decía “Horas”, al final del pasillo del segundo piso.

Una tarde mientras seguía limpiando la vieja casa, oculta en un caja de té, entre papeles viejos, en una caja de té, la llave apareció, era pequeña, de bronce, con un grabado apenas entendible: “Horas”, de inmediato pensó en aquella leyenda en la puerta, la curiosidad venció al sentido común, corriendo rápidamente hasta llegar a esa puerta que no había podido ser abierta.

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Antonia giró la llave y abrió la puerta con una mezcla de nerviosismo y emoción, al entrar se encontró con una habitación vacía, salvo por un reloj muy raro, pues a pesar de tener un péndulo, también poseía un reloj digital, este estaba ubicado en el centro de la habitación, no habían ventanas en aquel lugar, solo paredes cubiertas de papel tapiz desgastado con patrones en forma de espiral.

El reloj no marcaba la hora, y el péndulo estaba quieto, parecía estar dañado, sin embargo, cuando se acercó, este comenzó a moverse, y está viendo el extraño comportamiento del reloj salió huyendo de la habitación cerrando nuevamente con llave.

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Desde aquel momento, algo cambió, Antonia empezó a perder la noción del tiempo, dormía durante horas sin llegar a sentir que descansaba, incluso muchas veces, despertaba en lugares distintos a donde se había acostado. Mientras tanto, el reloj del cuarto, que ahora Antonia visitaba con frecuencia casi de manera adictiva, parecía marcar horas que no existían: 25:17, 03:61, 00:00, y su péndulo se movía con una rapidez extraña, cada vez que lo miraba, sentía que algo la observaba desde detrás del papel tapiz.

Una noche cualquiera, mientras intentaba dormirse, escuchó el péndulo desde su habitación, aquello no podía ser posible, el cuarto estaba al otro lado de la casa, pero el sonido era claro, rítmico, como un corazón que no le pertenecía, que le atraía sin poder contenerse, ignorando el sonido logró conciliar el sueño.

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Al día siguiente al despertarse, encontró marcas en sus brazos, no eran heridas, eran números, realmente horas grabadas como si alguien las hubiese escrito con fuego: “04:04”, “12:59”, “00:00”, Antonia asustada comenzó a investigar, reviso entre las cosas de la abuela y encontró un diario escondido en el desván, las últimas páginas no tenían lógica y estaban llenas de incoherencias, solo frases repetitivas: “El tiempo no es lineal”, “Las horas se alimentan”, “Nunca mires el reloj a medianoche”.

Esa mismo día poco antes de la medianoche, Antonia se armó de valor y aunque temblando, se paró frente al reloj de la habitación y al hacerlo el péndulo se detuvo, el silencio fue absoluto, entonces el reloj marcó “00:00”, de pronto las paredes comenzaron a latir, el feo papel tapiz de espiral se desprendía como piel vieja, revelando para sorpresa de Antonia, ojos, muchos ojos, todos abiertos, mirando fijamente hacia ella, Antonia intentó correr, pero la puerta que había ya no estaba, se había diluido entre las espirales del papel tapiz que caía a pedazos al suelo, y el cuarto se había cerrado sobre sí mismo.

De pronto una voz familiar, suave como el roce de hojas secas, habló desde el reloj:

“Antonia has mirado, y ahora eres parte del tiempo”.

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Antonia gritó al reconocer la voz de su abuela desaparecida, pero su voz no tenía eco, el reloj comenzó a girar, las agujas se movían con mucha rapidez, y a cada segundo que pasaba, Antonia envejecía un poco más, su piel se agrietaba, su cabello se volvía blanco, y en solo minutos, se había convertido en una anciana.

Y luego nada, sólo silencio.

Muchos años después la casa fue vendida, nadie nunca encontró aquel cuarto, así como tampoco restos de Antonia, pero los nuevos dueños aseguran que, en el silencio de la noche, se escucha un péndulo, y que, a veces, solo a veces los relojes marcan “00:00”.

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CRÉDITOS

Las imágenes son de pixabay[fuente](https://pixabay.com/es/images/search/paranormal%20/) algunas fueron editadas con polish.

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