Una madre dio a luz a dos niñas gemelas que parecían idénticas, pero había un detalle que las hacía únicas: El Cabello. Una nació con el pelo liso como el de su papá, y la otra con el pelo rizado como el de su mamá.
Con el tiempo, lo que debía ser motivo de orgullo se convirtió en discusiones: la de cabello liso quería rizos, y la de cabello rizado soñaba con tenerlo liso.
La madre intentaba enseñarles que cada una era bella tal cual, y el padre también buscaba la forma, pero nada parecía funcionar.
Hasta que encontraron a una estilista de niños, quien les enseñó a cuidar, lavar y peinar sus cabellos de manera especial. Incluso instruyó a los padres para reforzar en casa el amor propio.
La madre tuvo entonces una idea hermosa: hacer que cada niña peinara a su hermana y escogiera para ella un peinado lindo, como un reflejo de sí misma. Ese día, entre risas y miradas cómplices, las niñas entendieron que no había un cabello mejor que otro. Solo eran distinto y esa diferencia era su mayor tesoro.
Con el tiempo dejaron de pelear y se convirtieron en las primeras defensoras del cabello de la otra.
Ahora, nadie podía hablar mal del cabello de su hermana porque juntas habían aprendido a amarse y respetarse a través de sus texturas.
Tan sencilla como hermosa está forma de entender la identidad y la diversidad.
Tu cabello es tu herencia, tu corona y tu historia. Amarlo es también amarte a ti misma.
ENGLISH A mother gave birth to twin girls who looked identical, but there was one detail that made them unique: their hair. One was born with straight hair like her father's, and the other with curly hair like her mother's.
Over time, what should have been a source of pride turned into arguments: the one with straight hair wanted curls, and the one with curly hair dreamed of having straight hair.
Their mother tried to teach them that each one was beautiful just the way they were, and their father also looked for ways, but nothing seemed to work.
Until they found a children's stylist, who taught them how to care for, wash, and style their hair in a special way. She even instructed the parents on how to reinforce self-esteem at home.
The mother then had a wonderful idea: to have each girl style her sister's hair and choose a beautiful hairstyle for her, as a reflection of herself. That day, amid laughter and knowing glances, the girls understood that no hair was better than another. They were just different, and that difference was their greatest treasure.
Over time, they stopped fighting and became each other's first defenders.
Now, no one could speak ill of their sister's hair because together they had learned to love and respect each other through their textures.
This way of understanding identity and diversity is as simple as it is beautiful.
Your hair is your heritage, your crown, and your story. Loving it is also loving yourself.