El Calvario es la musa que ha inspirado a muchas mentes, desde Billo Frómeta y su canción Capillita del Calvario, hasta siendo el escenario para enmarcar muchísimas producciones cinematográficas. Mandado a construir por el ''Ilustre Americano'' Guzmán Blanco en 1883, como un empeño más por hacer de Caracas una emulación de París, está ubicado frente a la urbanización de El Silencio, es el mirador perfecto para divisar parte del sur-oeste y centro de la ciudad. Lo más llamativo del parque son las numerosas escaleras por las que se tiene que subir para llegar. Está repleto de árboles lo cual también permite una excelente ventilación. Pero lo que me parece más hermoso -y es la razón que me trae a realizar este post- es la sensación que se puede experimentar cuando el sol arropa El Calvario y su luz más el amarillo de las estructuras se juntan transmitiendo calidez.
(entiendo que esta foto no esté asociada al color amarillo, pero los perritos me matan y ese fue un amiguito que me siguió mientras tomaba las fotos)
Fotos tomadas por mí con una Nikon CoolpixL120.