UN VIAJE EN EL TIEMPO
Empiezo a escribir el miércoles 19 de febrero de 2025 y miércoles 20 del mes de Sha'ban en el calendario islámico. También es el último mes, antes de dar comienzo a un nuevo año cifrado 1404, en un calendario persa que se rige por la observación de los astros, de forma muy coherente a como se espejean el cielo y la tierra.
En Irán, antes Persia, el año nuevo no se celebra en diciembre-enero como en occidente, sino en pleno equinoccio de marzo. Con los brotes de la primavera.

En la parte del mundo que - temporalmente - dejo atrás, se acaba de celebrar la semana del amor y la amistad. Hacia donde me dirijo eso no es otra cosa que un día comercial, pero aún está en el ambiente la pólvora de fuegos artificiales por la conmemoración del nacimiento de Mahdi. El último Imam (líder en el Islam) quien permanece oculto, pero vendrá junto a Jesús y otros 313 hombres a instaurar un nuevo y gran gobierno de amor que hará justicia para los oprimidos.
De esto están convencidos los más de 2000 millones de musulmanes que habitan el mundo hoy.

En esos datos donde algunos podrían ver doctrina y mera religiosidad, veo raíces culturales sutiles y profundas, y convicciones muy fuertes cargadas de orgullo y humilde solemnidad. Virtudes que hacen parte del conglomerado de razones por las que, entre tantos países islámicos, Irán no ha podido ser doblegada.
Su pueblo respeta su cultura. Respeta su credo. Respeta sus valores. Es decir, Respeta a los educadores. Es decir, se respeta.
Irán no es ni el lugar más peligroso del mundo ni un destino turístico. Es la cuna de la humanidad. De la medicina. De las mejores telas y alfombras. Cuna de la música y la poesía. Cuna de la lealtad a Palestina. Cuna de la solidaridad con quien lo necesite sin que lo pida.
De momento, es todo lo que sé sobre ese Imam e Irán. Digamos que "la teoría"... No soy musulmana, soy una investigadora y comunicadora que cree en el poder sanador de Jesús, del conocimiento, de las hierbas, las especias y de la palabra. Que le gusta contar historias e intenta rendir honor a La Verdad.
Esa Verdad a la que en una parte del mundo le llaman 'Dios' y en muchas otras partes, le llaman Allah.

Pienso y escribo esto mientras prácticamente hago vida en el aeropuerto de Estambul,Turkiye y espero el inicio de un tour que ofrece la aerolínea por la ciudad a aproximadamente 100 almas que coincidimos por una escala forzada en la mitad del mundo.
Dos chicos muy sonrientes están a mi lado. Mi inseguro inglés se fusiona con mi seguridad latina y busco conversación:
¿Where are you from? ¿When is your next flight?.
Son pakistanies. Su vuelo sale a las 8:00pm. Son musulmanes.
¿Suníes o chíes?, pregunto.
Me sonríen y responden terminando la frase del otro como esas personas que llevan mucho tiempo juntas y operan de forma simbiótica:
"Él es Suni, yo soy chii 😅”
“Él es chií y yo suní😅”
dijeron al mismo tiempo.
"¿Really?",les repregunto extrañada. Según la información que traigo de casa, hoy están más distantes que nunca estas ramas del Islam. Los separa la hipocresía ante **La Causa 🍉 🍉 .**
“Sí. Desde hace más de quince años somos amigos. Sabemos que existe diferencia, pero para nosotros, eso no es importante"
**Primer 'shot' de perspectiva ante esa realidad**.

Subimos y bajamos del autobús para pasear y luego para almorzar en un restaurante en el centro de la ciudad y un alemán que lleva cinco años viviendo en Shangai, me pregunta extrañado por qué voy a Irán, luego, por qué estudiar ese idioma, luego, que por qué no otro idioma, y viendo que se trata de un hombre de negocios le respondo con la razón más obvia para que pierda el interés y me deje en paz: Voy porque es un país muy rico en lo cultural.
Me dice que son represivos y que es muy antigua la cultura.
Le digo que tal vez la primera parte sea un mito que quiero corroborar. Se ríe con la sonrisa de quien entiende y sabe quedarse en su lugar.

Coincidimos en la mesa y le pregunto si le gusta vivir en Shanghái. Me dice que sí. Que todo lo malo que se dice de China es un mito. Y lo ha podido corroborar.
Nos reímos.
Comemos en silencio y siento que me sigue mirando extrañado, como si algo no le encajara entre mi apariencia y mi destino.
Le ahorro camino: “Its simple. I’m a BRICS girl😉”.
El hombre sabe de economía. Sabe de negocios sólidos a largo plazo. Su sonrisa me lo certifica y asintiendo suelta:
>*"Entonces, es por eso que quieres estudiar farsi (persa). Irán es BRICS. Los BRICS, con su diversidad de monedas son el presente y el futuro"*
Finjo demencia mientras pruebo un delicioso baklava de pistachos y nueces trituradas.
Se termina de comer el suyo, reflexiona mientras mastica y traga y remata:
>*"Europa ya pronto será solo un destino de vacaciones y es culpa de los burócratas europeos, pero pocos quieren reconocerlo"*
**Segundo shot de perspectiva y realidad, y apenas es la hora del almuerzo.**

Comienza a llover y a nevar. La ciudad no quiere dejarse mirar. Volvemos al aeropuerto, olvido la maleta de mano en el autobús y en medio de mi búsqueda, el alemán me dice que aún falta tiempo para nuestro vuelo y si lo deseo, puedo acompañarlo junto a los demás al lounge a esperar, así podemos seguir conversando sobre los Brics, sobre China, sobre Irán y también sobre una que otra ventaja y virtud de esos lugares que la propaganda occidental se empeña en ocultar.
Miramos las pantallas para verificar nuestros vuelos y me congelo cuando leo: ***Tehran-Cancelled***. El alemán me acompaña a verificar el nuevo horario de mi vuelo y, en efecto, ya no sale a las 6 de la tarde. Fue reprogramado por mal clima para las 3 de la mañana.
Suspiro agotada. Ya volé 12 horas, paseé por Estambul cinco horas sin haber dormido y me esperan ocho horas más en el “mejor aeropuerto del mundo” que es realmente un gran centro comercial. Algo que no me interesa mucho.
En medio de mi hastío, me mentalicé a que sería una larga noche durmiendo en las sillas y suelos del aeropuerto, pero me volteo y me sorprende la cara de alegría del alemán.
Me pasa su teléfono y en su traductor leo: “Genial. Podemos conversar más. Además, mi vuelo sale en una hora, pero si lo deseas te puedes quedar en el lounge VIP como mi invitada aunque yo me vaya. Estarás a salvo y cómoda. No te hará falta nada. Tendrás comida recién hecha, duchas, locker para guardar tus cosas, WiFi, lo que necesites. No te preocupes. Eso sí, quiero un ejemplar de ese libro sobre tu experiencia en Irán. Me tiene intrigado tu plan”.
8 horas, mucho sueño y mucha comida deliciosa, más tarde (A Dios gracias), me dirijo a la puerta de embarque A11,y recuerdo a Amanda y ese miércoles once lluvioso cuando la traje a aquel otro lado del mundo. Le hago una videollamada antes de abordar el avión y,como siempre, es ella quien aporta la calma.
Colgamos la llamada y dentro del avión le pido permiso a Laya para sentarme en mi puesto. Me tocó ventana. Laya, es una de las tres mujeres que aborda el vuelo rumbo a Teherán con un velo negro que le cubre el cuerpo entero.
*"¿You are Persian?", me pregunta.
“No, I'm From Venezuela”, le contesto.
“Oh, do you want to have my number? ¡Im here for you. For everything you need! My flight was cancelled and maybe God puts me here, for you”.*
Nos damos la mano y sonreímos. Intercambiamos número. Me dice que mi nombre es precioso – como no me han dicho en Venezuela, pero sí me lo han dicho amigos iraníes y árabes libaneses porque para ellos tiene un significado diferente-.
Nos indican que es hora de despegar, Laya saca su rosario verde y yo me quedo dormida lentamente.

Hora y media más tarde, nos despierta el llamado a oración en la App que descargué meses atrás para familiarizarme con los cinco llamados propios de los países islámicos. Laya se sorprende. No comprende y me pregunta si soy musulmana y si esa es la hora verdadera.
**No y Sí.**
Sin reparos saca de nuevo su rosario y una piedra de oración que coloca en la tabla para comer de su asiento sobre una tela pequeña cuadrada. A continuación se postra varias veces y llora. Su vehemencia genera tensión. Solo ella lo está haciendo, entre todos los pasajeros del avión.
Miro por la ventana y recuerdo que dos años atrás me habían preguntado si alguna vez me iría de mi trabajo y de Venezuela cuando “cobrara fama” como ancla de televisión. Y respondí de forma fantasiosa que eso para mí no tenía mucha importancia y de mi país solo me iría por una oportunidad de ir a Irán a estudiar lengua y literatura persa.

Arribo a Teherán la madrugada del día 20 de febrero de 2024 y el día 2 del mes de Esfand de 1403 en Irán, y, sin duda, hay que tener cuidado con lo que la boca decreta, pues esa joven adolescente que leía fascinada las historias que Sherezade contó durante Mil y Una noches para postergar su muerte y liberar a su pueblo de un rey criminal, puede que ahora tenga una historia para contar desde la antigua Persia, Irán, pero como dicen por acá antes de fijar un compromiso en la cotidianidad o antes de cualquier aventura: Inshallah.
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PD: Este post es la continuidad de este:
**https://peakd.com/hive-110011/@mily1noches/quien-soy
y hará parte de una serie de entregas nocturnas en honor a una de las más populares obras de la literatura persa, aunque no la más valiosa. ¡Acompáñenme!.
A JOURNEY THROUGH TIME