"imagenes generadas por IA y modificadas por mi persona"
La frustración es una moneda común hoy en día: no tengo hijos, no tengo el trabajo de mis sueños, no tengo la casa que soñé, no tengo suficiente dinero, no tengo ahorros…
Actualmente, la frustración llega con más constancia que la gratificación. Vivimos tiempos donde las redes nos venden sueños y esperanzas; nos muestran ejemplos de éxito, y todo está en una torre de naipes tan floja que, al mínimo minuto de investigación, descubres que es humo lo que te venden.
Y con ese humo logran ese “éxito” que te prometen… Entonces, como si fuera una cadena de dominós cayendo, una cantidad preocupante de personas entra en una fase de frustración y desesperación por salir de una situación que está arraigada en su mente.
El abismo existencial
Sí, suena caótico, trágico e incluso melodramático, pero ese abismo existencial está presente: una cloaca personal donde nadamos entre preocupaciones, ansias, deseos incumplidos, metas abandonadas y propósitos sin rumbo, que, como arena movediza, nos arrastran hacia abajo.
Y lo peor es la cuerda que muchos hoy en día ven como la única salida: una cuerda con un letrero de “emergencia” o “escape rápido”.
Cuando todo es una ilusión, la arena movediza de angustias no es más que un reflejo de nuestra mente, que simula hundirnos, y la sensación de asfixia es tan real como una herida abierta.
Esa es la parte más preocupante: la arena movediza crea una sensación de emergencia que inhibe nuestra capacidad de respirar y pensar.
La inactividad como sello de fábrica
La frustración viene con un sello de fábrica: la inactividad.
¿Por qué inactividad? Porque, entre tanto caos, decidimos tomar esa cuerda visible: personas que tienen la “solución mágica”, rutinas, proyectos, guías de pasos a seguir, programas con costos elevados que prometen darnos todo lo que necesitamos para ser como ellos…
El problema es que la estafa es tan buena que no vemos que la solución es estafarnos, igual que ellos nos estafan a nosotros.
En el abismo, cualquier luz es esperanza… o al menos esa es la ilusión que tenemos.
Cómo salir del Abismo
La verdadera manera de salir de la frustración es ver realmente dónde estás y abrir los ojos.
Ver que no te estás hundiendo realmente, sino que estás a merced de permitir que te hundan o de tomar decisiones que te hundan más.
Observar lo que ocurre a tu alrededor.
Entender lo que tienes y lo que necesitas hacer para mejorar, aunque sea un poco, no todo de golpe.
A veces, solo necesitas dejar de buscar desesperadamente y ser más realista:
Dejar de perseguir un sueño inalcanzable y enfocarte en el camino a seguir.
Preguntarte: “Si dejo esto y hago aquello, ¿qué obtengo?”
Planear: “Si hago esto y continúo con aquello, puedo llegar aquí; en dos años puedo estar allá.”
Eso es respirar, permitirse pensar. La arena movediza no existe; es tu propia ansiedad arrastrándote porque sigues buscando un héroe, un guía entre lobos.
Reflexión personal
No todos estamos donde queremos estar, pero eso no significa que no puedas llegar.
Si no lo has logrado, quizás sea porque no te has sentado a pensar cómo podrías lograrlo. Un día a la vez, un paso seguro es mejor que cien pasos sin rumbo.
Yo mismo me he visto envuelto en esta arena, sumergido por completo en el abismo existencial.
Hermanos, amistades, muchos tienen la vida hecha: buenos trabajos, hijos… Yo intento resolver temas para tener equilibrio y seguridad. La desesperación me consumió en su momento.
Fue entonces cuando decidí dejar de mover los brazos desesperadamente y mirar dónde estaba. Analicé lo que tengo, lo que podría tener y lo que podría hacer con ello.
Empecé a ver muchos hilos, cuerdas y caminos. Ahora entiendo que no estoy en un abismo; quizás estoy en un hueco complicado de salir, pero veo luces, caminos y vías por donde moverme. Ya no me siento en un abismo a oscuras, la ansiedad no me arrastra y ya no veo arena tragándome.
Adaptarse y avanzar
Aunque a veces surja algún obstáculo, llueva o el hueco se llene un poco de agua, he aprendido a observar mi alrededor.
Ahora, sin importar la adversidad, puedo ver por encima de ella y trazar un plan.
No salió como esperaba, pero saldrá igual.
Quizás no salga en el tiempo que esperaba, pero saldrá.
Quizás no salga de aquí en unos años, pero ahora puedo adaptarme, sobrellevarlo en paz y saldré igual.
Si tienes vida y salud —aunque no sea perfecta—, debes saber que siempre puedes detenerte y respirar.
Siempre tendrás la capacidad de ver tu entorno.
Siempre podrás ver que el abismo no está físicamente a tu alrededor, sino en tu mente.
Y cuando entiendes eso y aprendes a observar, nunca más estarás en el abismo existencial, porque ese solo existe en tu mente.
Eres dueño de tus acciones.
Si no puedes salir, es porque primero debes abrir los ojos.
Una vez abiertos, solo es cuestión de ver qué camino tomarás…
y siempre avanzarás
hasta
lograr salir.
"imagenes generadas por IA y modificadas por mi persona"
The Existential Abyss
"AI-generated image and modified by me"
Frustration is a common currency these days: I don’t have children, I don’t have my dream job, I don’t have the house I imagined, I don’t have enough money, I don’t have savings...
Nowadays, frustration comes more often than gratification. We live in times where social media sells us dreams and hopes; it shows us examples of success, and yet everything rests on such a fragile house of cards that, with just a minute of research, you discover it’s nothing but smoke being sold to you.
And with that smoke, they achieve the very “success” they promise you… Then, like a row of falling dominoes, a worrying number of people enter a phase of frustration and desperation, trying to escape a situation deeply rooted in their minds.
The Existential Abyss Yes, it sounds chaotic, tragic, even melodramatic, but that existential abyss is real: a personal sewer where we swim among worries, anxieties, unfulfilled desires, abandoned goals, and aimless purposes, which, like quicksand, drag us further down.
And the worst part is the rope that many see today as the only way out: a rope with a sign that reads “emergency” or “quick escape.”
When everything is an illusion, the quicksand of anguish is nothing more than a reflection of our mind, simulating that we’re sinking, and the sensation of suffocation feels as real as an open wound.
That is the most alarming part: the quicksand creates a sense of urgency that shuts down our ability to breathe and think.
Inactivity as a Factory Seal Frustration comes with a built-in stamp: inactivity.
Why inactivity? Because, amidst so much chaos, we reach for that visible rope: people who claim to have the “magic solution,” routines, projects, step-by-step guides, expensive programs that promise to give us everything we need to become like them...
The problem is that the scam is so well executed we don’t realize the “solution” is simply to scam us, the same way they were scammed themselves.
In the abyss, any light feels like hope… or at least that’s the illusion we cling to.
How to Escape the Abyss The real way to overcome frustration is to truly see where you are and open your eyes.
See that you’re not really sinking, but rather at the mercy of allowing yourself to be dragged down—or making choices that push you deeper.
Observe what’s happening around you.
Understand what you have and what you need to do to improve, even just a little—not all at once.
Sometimes, you just need to stop searching desperately and be more realistic:
Stop chasing an unreachable dream and focus on the path in front of you.
Ask yourself: “If I leave this behind and do that instead, what do I gain?”
Plan: “If I do this and continue with that, I can get here; in two years, I can be there.”
That is breathing—allowing yourself to think. The quicksand doesn’t exist; it’s your own anxiety pulling you under because you keep searching for a hero, a guide among wolves.
Personal Reflection Not all of us are where we want to be, but that doesn’t mean you can’t get there.
If you haven’t achieved it yet, maybe it’s because you haven’t stopped to think about how you could achieve it. One day at a time, one steady step is better than a hundred aimless ones.
I myself have been caught in that quicksand, fully submerged in the existential abyss.
Brothers, friends—many already have their lives figured out: good jobs, children... Meanwhile, I’ve been trying to solve issues to find balance and security. At one point, desperation consumed me.
That’s when I decided to stop flailing my arms desperately and instead look at where I was. I analyzed what I had, what I could have, and what I could do with it.
I began to see many threads, ropes, and paths. Now I understand I’m not in an abyss; maybe I’m in a pit that’s hard to climb out of, but I see lights, routes, and ways to move forward. I no longer feel trapped in a dark abyss. Anxiety no longer drags me down, and I no longer see quicksand swallowing me.
Adapt and Move Forward Even if obstacles arise, even if it rains or the pit fills with water, I’ve learned to observe my surroundings.
Now, no matter the adversity, I can see above it and trace a plan. It didn’t turn out as I expected, but it will still turn out. Maybe not in the time I expected, but it will happen. Maybe I won’t get out in just a few years, but now I can adapt, endure it peacefully, and still move forward.
If you have life and health—even if not perfect—you must know you can always stop and breathe. You’ll always have the ability to see your environment. You’ll always be able to realize that the abyss is not physically around you—it’s in your mind.
And once you understand that and learn to observe, you’ll never again be in the existential abyss, because it only exists in your mind.
You are the master of your actions. If you can’t get out, it’s because you first need to open your eyes. Once they’re open, it’s only a matter of choosing which path you’ll take…
and you will always move forward until—
"AI-generated image and modified by me"